jueves, 11 de marzo de 2021

El principio de una nueva gran enemistad

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Hablaba por teléfono con el sonido quitado al televisor. Salían los de siempre, pero con cara de más enfadados, por lo que me fijé en los rótulos que aparecían. Uno hizo saltar las alarmas: "Convocatoria de elecciones en Madrid". Como he perdido el sentido del tiempo con esto de la pandemia y los confinamientos, solo el grado de enfado que mostraban sus rostros me hizo pensar que estas elecciones llegaban cuando no tocaba, que algo había pasado.

Y efectivamente así era.

Los titulares, aburridos por la rutina de la pandemia, vuelven coloristas, espectaculares, tremendistas: "Casado y Ayuso: “Si Cs se atreve en Murcia, apretamos el botón nuclear”" (El País), "Convulsión política en España" (Editorial de ABC), "Ciudadanos rompe con el PP y desata un terremoto en Madrid y otras autonomías" (La Vanguardia), "La ruptura entre PP y Cs provoca un terremoto político en España que obliga a recolocar el tablero" (RTVE), "Los críticos del PP apremian a Pablo Casado: "Si se pierde Madrid, sería el fin"" (El Mundo)...



"Terremotos", "botones nucleares", "el fin"... En fin, es el apocalipsis a la española, noticias terribles, primero lo del Barça... ¡y ahora esto! Una España cogida con alfileres se enfrenta a su un desguace de gobiernos en donde los pactos, las relaciones, los apoyos ya no pasan por los desafíos de Rufián, sus amenazas de celebrar en casa y no en La Moncloa, a esta convulsión con Ayuso, el gatillo fácil del PP, lanzando un órdago antes que la puedan lanzar a ella por la ventana de la ruptura de pactos.

El simple rumor sobre que la siguiente podía ser ella — ¿quién hace estas filtraciones tan ruidosas?— desata el contragolpe que lanza a Madrid a unas inciertas elecciones que complican todo y a todos. La rebelde del cierre perimetral apuesta todo en su órdago, con lo que deberemos prepararnos todos parea la nueva temporada de huracanes.



Como una especie de efecto mariposa, lo que comenzó en Murcia se extiende contra la voluntad de muchos por Castilla-León, Andalucía, Madrid... y lo que te rondaré. Los pinchacitos del "vacunagate" murciano, como los socios de gobierno lo han calificado, ha sido una explosión nacional haciendo que todo el mundo salga a dar explicaciones o a lanzar acusaciones. ¡Qué duro es el poder, incluso para los que están en él!

El modelo hispano de la doble oposición está pasando factura. Te tienes que pelear a voces con los de la bancada opuesta, la oposición oficial, y también tienes que hacerlo, sotto voce, con tus malditos socios. Este mal de la doble oposición nos corroe, no nos deja dormir con la sospecha de que tras cada palabra, tras cada decisión, tras cada movimiento de tu socio se esconde un intento de robarte votos, de dejarte en evidencia, de incumplir un pacto con una sonrisa o un desmentido.



Lo paga el PSOE en sus propias carnes con sus socios lanzados a por sus votos sembrado hoy con la esperanza de recoger mañana. Y si no, que les quiten lo bailao. Aquí, esos cuantos diputados o concejales que te faltan para llegar a la mayoría necesaria, se pagan al precio de sangre sudor y lágrimas. Y el final siempre será el mismo, la traición, pues sale más rentable ser pequeñito y resultón que casi mayoritario y depender siempre de los otros. ¡Qué injusticia, consigues casi todos los votos, pero te quedas a un paso de la felicidad, el sueño de todo político, la mayoría de la tranquilidad, esa cada vez más lejana por el fraccionamiento del mapa político, que ha quedado como una sopera de porcelana después de un traspiés.

Como espectadores inmóviles de esta tragedia griega, nos sentimos sacados de la indiferencia, arrastrados fuera del drama de la Champions que acaparaba todo nuestro dolor hacia un mundo radio novelesco de traiciones, reproches, insultos y amenazas. El espectador español de este drama ya no quiere encerrarse en casa, necesita de una habitación del pánico para superar la tormenta que se avecina. Lo de Murcia ha sido como hacer cosquillas al equilibrista, echarle pica-pica en las narices al portor que sostiene el precario edificio humano de la política española, siempre con redobles de atención o de guerra de fondo.



España se nos ha llenado de órdagos. Todos lanzan los suyos, desde los que llaman a la insumisión en el partido contrario a ver si se queda vacío, con líder pero sin gente, a los que visionarios que ven nuevas mayorías para poder tener nuevos divorcios en perspectiva a medio plazo. Desgraciadamente, la Historia no tiene botón de reset. Hay que tirar con lo que hay y las viejas amistades de conveniencia son las enemistades de hoy cuando cada cual quiere desmarcarse del otro. Siempre se dijo que no se sabía gobernar en mayoría, pero lo de los gobiernos en minoría clama al cielo.

Si teníamos poco con lo de Cataluña, ahora el efecto mariposa de la biodiversidad política española se traducirá en desastres locales seguidos de reconciliaciones allí donde sean forzosas o de enemistades eternas durante lo que quede de legislatura. Algunos añorarán el bipartismo, inexistente porque nunca lo hubo. Pero la nostalgia tiene eso, un componente de ilusión y fantasía, una idealización. No creo que cuando esto pase —si es que pasa algún día— pueda ser idealizado por nadie, pero la capacidad de hacer las cosas peor es un rasgo humano.

La prensa ya se ha posicionado. Héroes y villanos. Nadie se queda sin recibir lo suyo de unos y otros. De la pandemia a la epidemia política nacional pasando por los brotes locales. El confinamiento político nos hace dudar de cuántos se pueden sentar en la misma mesa, quiénes son los convivientes y quiénes los allegados. ¡Cuidado con quien te juntas, que puede ser asintomático! ¿Para cuando los PCR políticos?

¡Qué curioso! Hace unos días saltó a los medios José María Aznar dando a Casado el consejo de unir a toda la "derecha". Apenas un par de días después, el amplio espectro de derecha española se ha visto sacudido y ha saltado por los aires rompiendo pactos y formando nuevas alianzas a derecha e izquierda.

Es el comienzo de una nueva gran enemistad.









No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.