sábado, 13 de marzo de 2021

De joven quiero ser francés

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



La gente se hace una y otra vez la misma pregunta: ¿por qué yo no puedo salir de mi comunidad y los turistas extranjeros sí pueden moverse? Este último "moverse" tiene mucho matices, pues solo pueden hacerlo en la comunidad a la que lleguen, pero eso da igual para los que se hacen la misma pregunta con insistencia conforme se acercan los periodos esenciales de la vida española, puentes y vacaciones.

Si la gente se hace tantas veces la misma pregunta, concentrándose por el acortamiento del tiempo, es porque no se contesta bien o, sencillamente, que no hay explicación racional y convincente posible.

De la pregunta repetida salen otras derivadas de la casuística como, por ejemplo, ¿y si el turista extranjero con vuelo a Madrid hace transbordo de avión a Sevilla? ¿Por qué puede salir de Madrid a Sevilla y un madrileño no puede ir en el mismo vuelo?, pongamos por caso.

La verdad es que el que haya montado este embrollo no ha atado todos los cabos, por lo que alguno puede dar un traspié. Nada hay más complicado que una sociedad haciéndose preguntas. Corrijo, sí hay algo más complicado: una sociedad haciéndose la misma pregunta una y otra vez.



Por ejemplo, hoy tenemos en ABC dos titulares: "Luz verde sanitaria para que los alemanes regresen a Mallorca" y "Turistas franceses en Madrid: «En nuestro país es otra realidad»". En El País leemos: "Mallorca deja ser zona de riesgo para Alemania a partir del domingo" y en La Vanguardia "Miles de jóvenes franceses llegan a Madrid en busca de diversión". Y todo esto con un puente y unas hipotéticas vacaciones de Semana Santa.

Y surgen de nuevo las preguntas. Normalmente se las hacen por la calle, micrófono en mano. La respuesta suele ser: "No entiendo por qué..." Los medios se hartan de recoger imágenes de franceses de juerga por las calles de Madrid, mientras pasa junto a ellos un coche de la autoridad. Los vecinos se quejan, dicen que tampoco entienden, que están hartos del desmadre francés, alentado por no se sabe quién, una realidad palpable.

¡Miserias del turismo!

Mientras otros salen de las crisis exportando, nosotros estamos condenados a importar. Nuestra materia prima es el turista y "a caballo regalado..." Que quieren venir, ¡que vengan! A Baleares, a Madrid... ¡adonde sea!

El texto de La Vanguardia referido al turismo francés en Madrid es el siguiente:

 

Más de 2.500 turistas franceses fueron registrados por sus teléfonos móviles el pasado sábado en Madrid, esto es una prueba más de que estos jóvenes llegan a España huyendo de las restricciones de su país, y estas visitas se hacen más latentes durante el fin de semana.

La Policía controla los aforos y vela para que se cumpla el toque de queda, aunque muchos se resisten a volver a los pisos turísticos que han alquilado donde continúan la fiesta. También pernoctan en hoteles, y en el centro de Madrid este tipo de clientes supone alrededor del 50% de la ocupación.

Todo está abierto y hay fiesta

"Todo está abierto y hay fiesta", asegura uno joven francés en la capital española. Para venir a España tienen la PCR gratis, que les facilita Francia. Pero para volver, se buscan laboratorios aquí para hacerse la prueba.

En enero llegaron a España más de 100.000 turistas franceses, de los cuales 4.000 a Madrid. Pero en febrero, estas cifras han crecido de manera acentuada.*



No sé muy bien cómo calificar esta descripción sucinta y llena de datos del diario barcelonés. La fiesta madrileña es el 2 de Mayo, día en que se produjo el levantamiento contra los franceses en 1808. ¡Qué cambios! ¡Qué tiempos estos!

¿Por qué prefieren nuestra autoridades enfrentarse a los pacientes ciudadanos españoles que a los impacientes franceses que vienen a Madrid a hacer lo que no les dejan hacer en su país? ¿Y si los españoles nos presentáramos en París para hacer lo mismo y hacer botellón por los Champs? Ni hablar, dirían los franceses. Es la "ley del embudo" hispano francesa, como la alemana que manda en las islas. Recuerden: quien paga, manda. Al final, tenemos que confinarnos para que no se contagien ellos, los que vienen a disfrutar de lo que dejamos abierto.

La cuestión está en la necesidad de que lleguen unas migajas que se repartan por la "noche madrileña", por los pisos y hoteles donde duerman la mona esos jóvenes post 68 a los que no hay que criticar porque, sencillamente, se lo permitimos. Tengo curiosidad sobre cuál es medio de transporte por el que llegan a Madrid ¿avión, tren, coche...? Sobre eso no se nos dice nada en este trasiego de fin de semana. No sabemos a ciencia cierta qué o a quién están "salvando". Más claro está el caso de Baleares con los alemanes.



Nos dicen que los fondos se están haciendo a precio de ganga con hoteles, apartamentos, etc., con todo el sector turístico que les faltaba. En realidad son ya los dueños de una gran parte, por lo que se entiende que el turismo ya no es cosa española. Lo nuestro es servir las mesas.

El gran problema se plantea con todas esas fiestas que se desmontan los fines de semanas a los jóvenes madrileños, que carecen del privilegio teórico de los gabachos, invasores deseados. ¡Mal ejemplo el que reciben! Cuando nos cuentan las multas que les ponen, nunca nos dicen las que se pagan, que deben ser muy pocas. Por poner, que no quede.

¡Qué se le va a hacer! ¡Ya llegarán tiempos mejores!, se dicen algunos, aunque nos sepamos para quién. Las preguntas siguen en el aire sin que nadie las responda. Total..., ¿para qué?

 


* "Miles de jóvenes franceses llegan a Madrid en busca de diversión" La Vanguardia / Agencias 13/03/2021 https://www.lavanguardia.com/local/madrid/20210313/6374668/miles-jovenes-franceses-llegan-madrid-fiesta-restricciones.html

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