Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
gente se hace una y otra vez la misma pregunta: ¿por qué yo no puedo salir de
mi comunidad y los turistas extranjeros sí pueden moverse? Este último
"moverse" tiene mucho matices, pues solo pueden hacerlo en la
comunidad a la que lleguen, pero eso da igual para los que se hacen la misma
pregunta con insistencia conforme se acercan los periodos esenciales de la vida
española, puentes y vacaciones.
Si la
gente se hace tantas veces la misma pregunta, concentrándose por el acortamiento
del tiempo, es porque no se contesta bien o, sencillamente, que no hay explicación
racional y convincente posible.
De la
pregunta repetida salen otras derivadas de la casuística como, por ejemplo, ¿y
si el turista extranjero con vuelo a Madrid hace transbordo de avión a Sevilla?
¿Por qué puede salir de Madrid a Sevilla y un madrileño no puede ir en el mismo
vuelo?, pongamos por caso.
La
verdad es que el que haya montado este embrollo no ha atado todos los cabos,
por lo que alguno puede dar un traspié. Nada hay más complicado que una
sociedad haciéndose preguntas. Corrijo, sí hay algo más complicado: una
sociedad haciéndose la misma pregunta una y otra vez.
Por
ejemplo, hoy tenemos en ABC dos titulares: "Luz verde sanitaria para que
los alemanes regresen a Mallorca" y "Turistas franceses en Madrid:
«En nuestro país es otra realidad»". En El País leemos: "Mallorca
deja ser zona de riesgo para Alemania a partir del domingo" y en La Vanguardia
"Miles de jóvenes franceses llegan a Madrid en busca de diversión". Y
todo esto con un puente y unas hipotéticas vacaciones de Semana Santa.
Y
surgen de nuevo las preguntas. Normalmente se las hacen por la calle, micrófono
en mano. La respuesta suele ser: "No entiendo por qué..." Los medios
se hartan de recoger imágenes de franceses de juerga por las calles de Madrid,
mientras pasa junto a ellos un coche de la autoridad. Los vecinos se quejan,
dicen que tampoco entienden, que están hartos del desmadre francés, alentado
por no se sabe quién, una realidad palpable.
¡Miserias
del turismo!
Mientras
otros salen de las crisis exportando, nosotros estamos condenados a importar.
Nuestra materia prima es el turista y "a caballo regalado..." Que
quieren venir, ¡que vengan! A Baleares, a Madrid... ¡adonde sea!
El
texto de La Vanguardia referido al turismo francés en Madrid es el siguiente:
Más de 2.500 turistas franceses fueron
registrados por sus teléfonos móviles el pasado sábado en Madrid, esto es una
prueba más de que estos jóvenes llegan a España huyendo de las restricciones de
su país, y estas visitas se hacen más latentes durante el fin de semana.
La Policía controla los aforos y vela para
que se cumpla el toque de queda, aunque muchos se resisten a volver a los pisos
turísticos que han alquilado donde continúan la fiesta. También pernoctan en
hoteles, y en el centro de Madrid este tipo de clientes supone alrededor del
50% de la ocupación.
Todo está abierto
y hay fiesta
"Todo está abierto y hay fiesta",
asegura uno joven francés en la capital española. Para venir a España tienen la
PCR gratis, que les facilita Francia. Pero para volver, se buscan laboratorios
aquí para hacerse la prueba.
En enero llegaron a España más de 100.000
turistas franceses, de los cuales 4.000 a Madrid. Pero en febrero, estas cifras
han crecido de manera acentuada.*
No sé
muy bien cómo calificar esta descripción sucinta y llena de datos del diario
barcelonés. La fiesta madrileña es el 2 de Mayo, día en que se produjo el
levantamiento contra los franceses en 1808. ¡Qué cambios! ¡Qué tiempos estos!
¿Por
qué prefieren nuestra autoridades enfrentarse a los pacientes ciudadanos españoles
que a los impacientes franceses que vienen a Madrid a hacer lo que no les dejan hacer en su país? ¿Y si los españoles nos
presentáramos en París para hacer lo mismo y hacer botellón por los Champs? Ni hablar, dirían los franceses.
Es la "ley del embudo" hispano francesa, como la alemana que manda en las islas. Recuerden: quien
paga, manda. Al final, tenemos que confinarnos para que no se contagien ellos, los que vienen a disfrutar de lo que dejamos abierto.
La
cuestión está en la necesidad de que lleguen unas migajas que se repartan por
la "noche madrileña", por los pisos y hoteles donde duerman la mona
esos jóvenes post 68 a los que no hay
que criticar porque, sencillamente, se lo permitimos. Tengo curiosidad sobre
cuál es medio de transporte por el que llegan a Madrid ¿avión, tren, coche...?
Sobre eso no se nos dice nada en este trasiego de fin de semana. No sabemos a ciencia
cierta qué o a quién están "salvando". Más claro está el caso de Baleares con los alemanes.
Nos dicen que los fondos se están haciendo a precio de ganga con hoteles, apartamentos, etc., con todo el sector turístico que les faltaba. En realidad son ya los dueños de una gran parte, por lo que se entiende que el turismo ya no es cosa española. Lo nuestro es servir las mesas.
El gran
problema se plantea con todas esas fiestas que se desmontan los fines de
semanas a los jóvenes madrileños, que carecen del privilegio teórico de los
gabachos, invasores deseados. ¡Mal ejemplo el que reciben! Cuando nos cuentan
las multas que les ponen, nunca nos dicen las que se pagan, que deben ser muy
pocas. Por poner, que no quede.
¡Qué se
le va a hacer! ¡Ya llegarán tiempos mejores!, se dicen algunos, aunque nos
sepamos para quién. Las preguntas siguen en el aire sin que nadie las responda. Total..., ¿para qué?
*
"Miles de jóvenes franceses llegan a Madrid en busca de diversión" La
Vanguardia / Agencias 13/03/2021
https://www.lavanguardia.com/local/madrid/20210313/6374668/miles-jovenes-franceses-llegan-madrid-fiesta-restricciones.html
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