lunes, 9 de noviembre de 2020

El fantasma de la Casa Blanca

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Mientras la vida sigue, Trump hace lo mismo que hacía, pero con menos público. ¿Será el drama final de Trump vivir una fantasía en la que seguirá siendo el presidente hasta el último suspiro? Decíamos hace apenas dos días dijimos aquí que a Trump le sacarían de la Casa Blanca los enfermeros, la Policía o la Guardia Nacional, según la fase en que se encontrara. Hoy no parece tanto una ironía y los medios y analistas se preguntan cómo hacer que el presidente, además de no mentir (algo imposible), no se crea sus propias mentiras.

Casi todos los medios tratan de indagar en qué estado o fase se encuentra Trump. Algunos recurren a la escala del "duelo", eso de la negación, etc. Pero no tengo tan claro que sea una cuestión de duelo, porque no te puede doler aquello que consideras realmente que no has perdido. La cuestión es hasta qué punto Trump cree en lo que dice, es decir, su mentira es arte o simple patología.

Algunos analistas explican los "errores" que le han hecho perder las elecciones. De nuevo considerar "errores" lo que Trump ha hecho es tomar una decisión previa. Cuando uno decide, decide, es decir tiene alternativas. Trump solo puede actuar de una manera, como Trump. Es la misma fuerza que le ha dado muchos, muchísimos millones de votos. Trump no ha perdido porque se haya equivocado en algo; ha perdido porque un número superior de norteamericanos estaban horrorizados con su presidente. Y tenían motivos. Pero la democracia funciona así, no hay que conseguir muchos votos, sino más que tu rival. Es lo que ha hecho Joe Biden, ha conseguido más votos que Trump. Sencillo de explicar, difícil de asimilar si eres Donald Trump.

Donald Trump había ganado las elecciones antes de que se celebraran y había afirmado con rotundidad e insistencia que si perdía sería por un robo electoral. En su mente no hay otra cosa; no existe alternativa. Por eso, algunos comienzan a temer lo que se le pueda ocurrir hacer en los próximos días y no se refieren a meros desplantes con los que todo el mundo cuenta, sino a cosas más graves, algo que obligue a intervenir a esos enfermeros, policías o guardias nacionales, según el caso.

The New York Times se pregunta sobre su futuro y le anima a aceptar su salida "What’s Next for Trump? Family Business Awaits His Return". Se hace eco de la queja constante de Trump sobre lo caro que le ha salido dedicarse al servicio público; es un buen momento para volver a los negocios familiares. ¿Lo hará?

En la CNN, el analista legal Elie Honig parte de la realidad de Trump para peguntarse qué puede hacer en este tiempo de espera: 

President Donald Trump is on his way out of the White House, but he's not done just yet. After nearly four years of relentless law-bending and norm-smashing, Trump now enters his final two-plus months in office entirely unrestrained. He won't have to face the voters again, so he can indulge his basest instincts for payback and self-preservation. Get ready for a Constitutional stress test like we've never seen before. * 

Pues sí, habrá que estar preparados para las cargas explosivas que le deje bajo el sillón de la Casa Blanca. Honig lo divide en tres grandes bloque: "perdones", "despidos" y "órdenes ejecutivas". Estas tres líneas podrían satisfacer sus deseos de venganza canalizando su ira tratando de liberar a sus amigos mediantes los perdones presidenciales, despedir a los enemigos de la administración (en esta categoría puede haber muchos que considere como poco leales y responsables de su no-derrota) y, finalmente, empezar a dar órdenes como muchas de las que ha dado anteriormente dejando un camino lleno de problemas a Biden. Recordemos que ha realizado una propuesta de nombramiento contra costumbre, el de la jueza ultraconservadora para el Tribunal Supremo, pocas semanas antes de las elecciones.

La estrategia de Joe Biden pasa por los hechos consumados. No espera nada de Trump; sería de ilusos hacerlo. Sabe que la única opción para alguien que niega la realidad es tratarlo como si el que no existiera fuera Donald Trump, dejarle metido en su propio hoyo negacionista.

Eso no le importa a Trump, pero sí a los ciudadanos norteamericanos, que ven cómo Biden asume responsabilidades desde el primer minuto, sin esperar a que Trump les dé el placet. Creo que eso es más realista que un Trump complaciente y resignado. Biden lleva toda la vida en política, conoce las instituciones. Sabe que serán estás las que tengan que actuar con Trump. Su labor ahora es hacer entender a los norteamericanos y al mundo, que el cambio está en marcha le guste o no al futuro antiguo inquilino de la Casa Blanca.

Los analistas van más lejos. La realidad le puede alcanzar de golpe y porrazo si avanzan las futuras líneas de investigación abiertas y que le pueden crear serios problemas sin el paraguas protector de la presidencia. Una vez que salga, hay muchas cosas que explicar.

Las imágenes que los medios filtran de sus partidas de golf, con sus entradas y salidas de la residencia presidencial, dan un tono fantasmal y patético al final de su presidencia. Nada inesperado. 

Puede que su fantasma ronde por los pasillos de la Casa Blanca en las noches frías repitiendo una y otra vez "¡gané!". 

* Elie Honig "With his days in office numbered, here's what Trump may try to do" CNN 9/2020 https://edition.cnn.com/2020/11/07/opinions/what-trump-may-try-to-do-honig/index.html



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