Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
argumento ha sido el que Donald Trump ha mantenido desde antes de que se
realizaran las elecciones. Ya lo repetía una y otra vez: él no podía perder.
Pero no se deben confundir los deseos con los hechos ni con las razones. Y es
lo que Trump y sus sicarios legales tratan de hacer.
Trump está hundiendo la democracia norteamericana con efectos que no sabemos hasta dónde pueden llegar. Una encuesta entre los lectores dl diario La Vanguardia, con la pregunta "¿Las acusaciones de fraude dañan la democracia en EE.UU.?", tras más de 57.000 respuestas, obtiene una respuesta afirmativa del 91,2% por parte de los lectores. Parece que no hay mucho margen para la duda.
Podemos
imaginar que Trump es un enfermo, que posee una patología específica que le
hace negar la realidad e incomprensible que pueda perder. Puede entenderse y
psiquiatras, analistas y biógrafos llevan intentándolo desde que comenzó su
"reinado". El otro día un importante medio norteamericano hablaba del
"mad king" en uno de sus titulares.
También
podemos entender que los votantes trumpistas y republicanos se nieguen a
concebir la derrota encandilados por la locura contagiosa, rendidos al deseo.
Pero lo que no se puede entender directamente es la función que cumplen, los
Giuliani y compañía, la "nueva pandilla" (gang).
La obra se iniciaba con tres citas, una de Jonathan Swift, un fragmento de discurso del propio Nixon sobre el aborto y la siguiente cita del escritor británico George Orwell:
… tendríamos que reconocer que el actual caos
político está relacionado con la decadencia del lenguaje, y que probablemente
se conseguiría alguna mejora si se empezase por la extremidad verbal… El
lenguaje político (y esto puede aplicarse con variaciones a todos los partidos
políticos, desde los conservadores hasta los anarquistas) está encaminado a
hacer que las mentiras parezcan verdades y que el asesinato resulte respetable,
y a dar una apariencia de solidez a lo que es puro viento.
GEORGE ORWELL, La política y la lengua
inglesa, 1946
Quizá
no sea tan absurdo y tenga una lógica que se nos escapa. Quizá se trata de
ganar tiempo y de revisar lo que queda, las huellas de cuatro años poco claros
en muchas instancias.
Mucho se ha especulado con la posibilidad de que, una vez perdida la inmunidad presidencial, Trump se tenga que enfrentar a distintas causas, tanto penales como civiles. ¿Hay más? Es el miedo el que le hace retrasar la salida del poder con estas maniobras.
Si
fuera una cuestión solo de Trump podríamos pensar que efectivamente es una
cuestión de su propia personalidad, pero ¿y la pandilla? ¿Están locos o
simplemente comprometidos? ¿Han estado haciendo ejercicios de prestidigitación
agitando una mano ruidosa mientras la otra mano actuaba en la sombra?
Hemos
asistido incluso a una recolección pública de fondos para la presentación de
las demandas legales contra los resultados. ¿Es (además) un negocio para
exprimir al trumpismo frustrado?
No falta mucho para ver los resultados de estas maniobras de negación y dilación y ver qué queda de la pandilla y el nuevo Tricky Trump posteriormente. Tengo la impresión que irán saliendo muchas cosas.
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