Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En la prensa de diferentes países comprobamos que, en efecto, la pugna Trump vs. Biden ha logrado concentrar la atención de los medios y de las audiencias. Son algo más que elecciones norteamericanas. Siempre lo son, pero esta vez la preocupación de todos es mucho mayor. La experiencia de cuatro años así lo augura.
Parece que la resolución puede tardar, como ya
ha ocurrido con anterioridad días o, incluso semanas. Trump ya
ha dicho que todo lo que no sea ganar él será recurrido ante los tribunales. No acepta perder. Y es esto lo que está sembrando miedo, la palabra que más se repite ante lo que pueda ocurrir tras las votaciones, en un recuento largo y tenso.
Las
preocupaciones —ya lo hemos comentado ayer— vienen por el acopio de armas que
algunos han hecho. Pero esto es solo una parte. Diversos artículos muestran el
problema que se puede plantear con la difusión de las noticias. Esta, primero,
el que sean verdaderas o falsas; pero también hay preocupación por lo que
puedan desencadenas.
Las grandes plataformas digitales se han conjurado para resistir a la tentación, en un insólito caso de autocensura, de dar demasiado pronto unos resultados que se pueden volver problemáticos.
Lo
normal en estos casos era anticipar algún tipo de encuestas al cierre de las
urnas, pero esta vez no va a ser así. Nadie parece querer asumir la
responsabilidad de dar una información, verificada o estimada, que pueda lanzar
a la calle a los energúmenos que andan sueltos por los estados norteamericanos.
Es, como digo, una situación insólita ante la responsabilidad que lleva.
En La Vanguardia,
Beatriz Navarro, desde Washington resalta esta circunstancia con el titular
"Y el ganador es… quien diga la agencia AP". Señala la corresponsal
que en USA son los medios quienes hacen la proclamación de los ganadores con
los datos estimados. Pero esta vez no es tan sencillo. El gran despliegue de la
AP para cubrir los principales centros y dar informaciones sobre los resultados
puede verse truncado. Navarro cierra así su crónica:
Todos los medios de comunicación norteamericanos
tienen una gran presión para no cometer errores pero la televisión amiga del
presidente –a la que llama improvisadamente para que le den paso en antena
cuando quiere decir algo- tiene mañana una especial responsabilidad para no
amplificar las posibles noticias falsas que puedan surgir a lo largo de la
noche, sea quien sea la fuente, incluido el comandante en jefe. En un ambiente
político marcado por la desinformación, las teorías conspiratorias y la falta
de credibilidad de los medios de comunicación, muchos temen que la frustración
por un resultado adverso o la sensación de que alguien ha robado las elecciones
lleven a escenas de violencia y desórdenes en las calles. Washington y otras
grandes ciudades se han blindado en previsión de lo que pueda ocurrir.*
La
televisión "amiga del presidente" es, por supuesto, la FoxNews, un
punto desde el que se puede desarrollar una política informativa incendiaria y
que el propio Trump puede usar como altavoz directo. La ha usado en ocasiones
con solo descolgar el teléfono en cualquier momento y entrar en directo.
Los
medios han recogido también las normas que las grandes plataformas digitales han
establecido para evitar convertirse en espacios de desinformación. Es el temor
que a todos preocupa por la amplitud del alcance y lo incontrolable de las
reacciones que puede desencadenar. Por mucho que se vigile, estas plataformas
pueden ser incontrolables.
Es
probable que estos miedos no tuvieran lugar de no tener los precedentes de la
difusión de noticias falsas por parte esencialmente de Trump y los grupos que
le respaldan más allá del propio partido republicano. El uso previo marca una
tendencia peligrosa que ha hecho saltar las prevenciones ante lo que no podemos
llamar lo inesperado. ¿Hasta qué punto es fiable Donald Trump? Cada uno lo
decidirá, pero de lo que no cabe duda es de su problema de incontinencia
verbal, de hablar primero y, en su caso, pensar después. No hacen falta muchos
más que unas palabras para desencadenar conflictos de diverso orden y gravedad.
Ha sido su palabrería lo que ha llevado a esta situación peligrosa que ahora
todos temen. Sus dudas sobre los "fraudes" de los votos por correo,
mientras distraía la atención de la diversas maniobras republicanas, sus
afirmaciones de que ganará pese a llevar las encuestas en contra, etc. han llevado
al país a un punto de enfrentamiento que se puede manifestar de muchas formas
no deseables.
No ha habido unas elecciones como estas, con todo el sistema democrático sobre la mesa. Son las elecciones del miedo, las más dramáticas. Es más que la presidencia lo que se está jugando. Es una forma de ver el mundo, de hacer política que tiene consecuencias sobre el propio sistema democrático. Ha habido muchos otros encendidos duelos por la presidencia, pero ninguno de este calado por lo que tiene de desprecio a las formas y principios, de imposición de la fuerza, dentro y fuera del país. Trump llegó a la Casa Blanca con dos millones y medio de votos menos que su contrincante. Fue un mal comienzo amparado por un mal sistema. Le mandó el mensaje que el poder no se gana en las urnas sino en las sombras. Han mantenido hasta hoy que él ganó en las urnas y que fue un fraude demócrata.
La verdad y los hechos importan poco en la "era Trump". Queda por ver si esta "era" es reversible o si ha corrompido el espíritu de la democracia hasta un punto de no retorno.
*
Beatriz Navarro "Y el ganador es… quien diga la agencia AP" La
Vanguardia 2/11/2020
https://www.lavanguardia.com/internacional/20201102/49149327060/elecciones-estados-unidos-agencia-ap-ganador-trump-biden.html
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