miércoles, 11 de noviembre de 2020

El autogolpe de Trump

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Con cada hora que pasa, el escenario se modifica y agrava. La cuestión ya no es qué va a hacer Trump, hasta dónde puede llegar. Esto ha dejado de ser una cuestión mental y de aceptación en el duelo para convertirse en un plan organizado de control de la administración mediante la acción conjunta de los pilares que han sostenido a Trump en este proceso, especialmente Mike Pompeo, el secretario de Estados —una figura oscura e inquietante, vinculada con el mundo de los intereses de grandes empresas— y Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump y el ex alcalde de Nueva York, quien le ha estado llevando los "asuntos ucranianos", además de otra oscura trama de negocios paralelos a la política internacional. Otra pieza colocada en el tablero es la del Fiscal General, William Bart, está usando su poder institucional para intentar descalificar a Biden.

Todo esto alrededor de un presidente de cuya supervivencia, se ve ya con claridad, depende el entramado que le aupó hasta la Casa Blanca. Esto parece cada vez más claro. Trump es Trump más orteguianas circunstancias que en este caso son los negocios que saldrán a la luz en el momento en que  se retire el paraguas presidencial. Como comentamos en varias ocasiones, las renuncias constantes en el círculo inmediato de Trump y el staff de la Casa Blanca han servido como un proceso de depuración, asegurando que los que le quedan son cada vez más fieles a la presidencia y más involucrados en su continuidad que les asegura, además, su propia seguridad.

Se han visto los despidos de Trump como una rabieta ante la pérdida del poder, pero ¿y si la estrategia fuera otra?, empiezan a preguntase algunos. Otros han dejado de preguntarse y ya son afirmativos. En The New York Times de ayer, Peter Barker y Lara Jakes  titulan su artículo de forma rotunda "Fighting Election Results, Trump Employs a New Weapon: The Government", dejando claro de lo que está ocurriendo: lejos de ceder, Trump está sustituyendo las piezas clave del control gubernamental para convertir la Casa Blanca en El Alamo, un reducto espartano para poner todos los obstáculos legales y administrativos a la nueva administración en ciernes.

Escriben Barker y Jakes en su artículo:

WASHINGTON — President Trump, facing the prospect of leaving the White House in defeat in just 70 days, is harnessing the power of the federal government to resist the results of an election that he lost, something that no sitting president has done in American history.

In the latest sign of defiance, the president’s senior cabinet secretary fueled concerns on Tuesday that Mr. Trump would resist handing over power to President-elect Joseph R. Biden Jr. after legal challenges to the vote. “There will be a smooth transition to a second Trump administration,” Secretary of State Mike Pompeo said.

Mr. Trump’s attorney general has at the same time authorized investigations into supposed vote fraud, his general services administrator has refused to give Mr. Biden’s team access to transition offices and resources guaranteed under law and the White House is preparing a budget for next year as if Mr. Trump will be around to present it.

The president has also embarked on a shake-up of his administration, firing Defense Secretary Mark T. Esper as well as the heads of three other agencies while installing loyalists in key positions at the National Security Agency and the Pentagon. Allies expect more to come, including the possible dismissals of the directors of the F.B.I. and the C.I.A.* 

Como puede apreciarse, la situación comienza a ser algo más que preocupante y puede dar lugar a una situación —ya lo es— sin precedentes. Si hace unos días escribíamos que Trump sería sacado de la Casa Blanca por enfermeros, policías o la Guardia Nacional, las opciones van desplazándose de las sanitarias a las delictivas.

Sencillamente, el sistema está pensado desde una perspectiva democrática porque se trata de un sistema democrático. Se supone que la transición de poderes, puede ser más simpática o menos simpática, pero debe hacerse. Lo que está ocurriendo es una muestra clara del fascismo latente de Trump y los que le secundan en esto: el poder no se abandona una vez que se ha llegado. La democracia se pervierte desde el manejo que se tiene del Estado. Los trumpistas se resisten y tratan de invalidar la victoria de Biden negando todo y manipulándolo desde el poder mismo.

La idea de que la estrategia del trumpismo oficial es echar de la administración a todos los que se resistan y colocar piezas favorables a la presidencia actual que empieza a hablar de un segundo mandato ha dejado de ser una broma, algo imposible más allá de la rabieta y se ha convertido en una maniobra que va tomando forma.

Los titulares en la CNN son más concretos y no menos inquietantes, refiriéndose al cese del Secretario de Defensa. Véase la siguiente secuencia de titulares que dan acceso a las informaciones; tras el titular principal "Turnover fuels alarm in the Pentagon" leemos: 

  •     Since Monday, four top defense officials have been fired or resigned and replaced by perceived Trump loyalists
  •        Analysis: Alarm grows over Trump's 'dictator moves'
  •        Trump's ousting of officials could have lasting effects
  •        Senator reveals what lawmakers are privately saying about Biden's win
  •        How Trump's transition of power delay threatens US security
  •        Trump is handling his election loss like every other setback. It can't work
  •        LIVE UPDATES Pompeo: There will be 'smooth transition to a second Trump administration'
  •        'Delusional': Former national security adviser reacts to Pompeo
  •        Biden says Trump's actions are 'an embarrassment'


La secuencia revela la gran preocupación que estos movimientos están causando. Tienen especial relevancia lo dicho por Pompeo, una de las eminencias grises de Trump, experto en los manejos de las agencias de seguridad y su forma de trabajo, ascendido finalmente a Secretario de Estado. Pompeo es peligroso; siempre lo ha sido, pero ahora lo es en una dimensión preocupante porque está en sus manos la política exterior, por un lado, pero también porque es el posible estratega de este plan de resistencia y desmantelamiento institucional para apropiarse de los órganos de recurso, intervención, etc.

La expresión que me viene a la mente es la de "autogolpe", un término con el que se calificó en tiempos recientes la actuación autoritaria de desmantelamiento de la oposición y ocupación del estado y la sociedad civil por parte del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

La sociedad y la administración están respondiendo unos con incredulidad mientras siguen celebrando la victoria de Joe Biden y otros dimitiendo ante lo que consideran una maniobra sucia para evitar la proclamación del nuevo presidente electo. Las dimisiones, por otro lado, se lo ponen más fácil, ya que son ocupadas por fieles trumpistas seleccionados cuidadosamente para esos puestos clave. Ha sido la Defensa lo que ha desatado todos los miedos y alarmas. De ahí esas apelaciones a la seguridad nacional, que no es la primera vez que preocupa por las maniobras o palabras de Trump. El titular de The Washington Post que recoge el cese del Secretario de Defensa tampoco deja dudas sobre cómo se valora este hecho, "Esper’s firing is a danger to national security" (10/11). En él se señala: 

THE BEST-CASE scenario is that President Trump’s firing-by-Twitter of Defense Secretary Mark T. Esper on Monday was a reckless act of vindictiveness by a lame-duck president who wanted to settle a score. The worst is that it is the beginning of a decapitation of national security agencies that could leave the country rudderless at a sensitive moment, and perhaps open the way for Mr. Trump to engage in dangerous adventurism at home or abroad. Either way, Mr. Esper’s “termination,” as the president styled it, underlines that Mr. Trump will remain a serious threat to the national interest for the next 10 weeks.** 

No se puede expresar con mayor claridad el miedo a que se esté produciendo ese "autogolpe", aquí llamado "decapitación" de las agencias nacionales de Seguridad, que son las que podrían tener que intervenir en el caso de torcerse el rumbo. Recordemos que Trump reforzó ya el Tribunal Supremo colocando una nueva jueza ultraconservadora y asegurando una clara mayoría. No era capricho, como anticipamos, sino ir cubriendo escenarios posibles para los recursos en una acción combinada de nombramientos y despidos.

El escenario psicológico —la venganza contra los poco o nada leales— deja paso a otro mucho más peligroso, el asalto institucional, el desmantelamiento de aquellas instituciones que pudieran favorecer su salida del poder. 

Todo esto ocurre mientras la familia Trump sigue en las calles agitando a las bases republicanas dando mítines recaudando dinero para las reclamaciones legales y esparciendo la idea de que han robado la presidencia a su padre. ¡Bendita familia!

Todo se oscurece y empieza a ser algo más que un espectáculo en un país que se ha cargado de armas y en el que, en la peor tradición fascista, puede desembocar en una "noche de los cuchillos largos". Con el fin de sus días presidenciales a la vista, el conglomerado populista, con sus bases armadas, y sus intereses económico-políticos en la cumbre, Trump se quita los restos del maquillaje democrático que le pudieran quedar y se nos muestra en su verdadera realidad.

La presión internacional es importante para tratar de evitar que se realicen acciones internacionales de última hora —favores y compras— y para apoyar la elección de Biden. No servirá de mucho para el interior, pero servirá de respaldo de Biden y de la elección mayoritaria norteamericana.

¡Qué insólita ironía que el país que ha servido como propuesta democrática durante los últimos siglos, tenga que ser ahora respaldado ante el peligro de este autogolpe presidencial! Mientras el primer ministro esloveno sigue mandando mensajes de felicitación a Trump y difunde las teorías trumpistas, el resto de Europa debería dejar clara su actitud ante la gravedad de lo que puede estar cerca y, desde luego, se está intentando.

El daño que Donald Trump y los suyos está haciendo a los Estados Unidos es incalculable. Todavía puede hacer mucho más. Preocupante.

 


* Peter Barker y Lara Jakes,  "Fighting Election Results, Trump Employs a New Weapon: The Government" The New York Times 10/11/2020 https://www.nytimes.com/2020/11/10/us/politics/trump-election-results.html

** The Editorial Board "Esper’s firing is a danger to national security" The Washington Post 10/11/2020 https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/espers-firing-is-a-danger-to-national-security/2020/11/10/7f1e174a-236e-11eb-952e-0c475972cfc0_story.html



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