sábado, 7 de noviembre de 2020

Trump y los ratones republicanos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)



No es normal que varias cadenas de televisión adviertan de las mentiras del discurso del presidente de los Estados Unidos. No es normal. Tampoco Trump es normal. Los medios han decidido, finalmente, tomar el toro por los cuernos y confrontar a los espectadores con la verdad: el presidente de los Estados Unidos es un mentiroso. Las mentiras que dice, además, son peligrosas para la seguridad del país, para la convivencia y destruyen la credibilidad del país ante la comunidad internacional. No quieren ser cómplices de sus mentiras. El que quiera serlo, que se atenga a lo que diga posteriormente la Historia. Es así de sencillo.

Como era previsible, Trump confirma su desprecio por las normas, por la convivencia, por la política misma, que no le interesa más que como "poder", algo que considera una propiedad de por vida. Su carencia de sentido democrático le impide pensar en términos de alternancia, bien común, etc. Solo es él el centro de la nada. Su universo es un inmenso vacío en donde solo existe Trump; los demás son instrumentos, vías hacia un centro, él mismo.

La CNN da noticia de un hecho alarmante: la detención de dos individuos en Pensilvania con una camioneta cargada de papeletas falsas. Habían aparcado frente al centro de recuento de papeletas. Iban armados y con material del grupo conspiranoico Qanon, que ha ido creciendo en estos años y al que el propio Trump ha mostrado atención. El hecho es preocupante porque puede haber intentos de estos grupos de ultraderecha conspirativa para intentar colar papeletas falsas allí donde Trump pierde.

Toda la artillería de Trump se centra en el intento de desestabilizar o parar el recuento de papeletas para intentar argumentar el fraude o robo, según su propia expresión y de los seguidores.

El lamentable espectáculo dado por Trump está arrastrando a los más radicales republicanos que, si le han creído en sus mentiras, ¿por qué no lo van a seguir haciendo? Les ha entrenado mentalmente para considerar fraude allí donde pierda. La proliferación de armas y los paseos de gente armada frente a los lugares de recuento es un espectáculo que va más allá de la política democrática, como otras maniobras. Es puro fascismo intimidatorio. Soslaya, además, el hecho de que esos lugares a los que acusa de "fraude" están llevados por autoridades republicanas.


De nuevo, la pelota está en el tejado de los republicanos, que pueden perder algo más que las elecciones de seguir así. Lo malo de las cumbres políticas cuando son demasiado mayores es que pueden carecer de sentido de futuro al saber que son sus últimas oportunidades.

No tengo ninguna duda que los republicanos tendrán que pasar por una renovación. La duda es si esa renovación se produce por el asalto del trumpismo o de las fuerzas que le llevaron a la Casa Blanca. Recordemos que Trump se metió en el Partido Republicano deshaciéndose de los rivales en sus primarias. Ya entonces mostro los dientes y su instinto asesino en sus carnes. Pese a ello, los republicanos —en su mayoría, salvo honrosas excepciones— celebraron tener un "killer" que actuara bajo su bandera.

Ahora, muchos se han dado cuenta de que es más que probable que pierda la presidencia y que el problema es que arrastre al país a un brutal enfrentamiento, que puede ser sangriento en cualquier momento, como ya ha sucedido antes con la cuestión racial.


Esta necesidad de que los republicanos no se dejen arrastrar es cada vez más evidente. Trump ha entrado en la historia y saldrá de ella. Pero el Partido Republicano es más que sus integrantes actuales, lo es por su pasado y lo debería ser de futuro, aunque este se base en lo que hagan ahora ante Trump, al que se juzgará históricamente de forma individual.

En la CNN, firmado por el profesor de Derecho, Joshua A. Douglas, el artículo de opinión titulado "GOP leaders, demand that Trump stop his outrageous assault on America's vote now". En él leemos:

It is now time for leading Republicans, such as Sens. Mitch McConnell and Lindsey Graham, as well as former President George W. Bush, to speak up. They must demand that Trump cease his dangerous language that casts doubt on the legitimacy of the election and -- unless he has real evidence -- end his baseless lawsuits that seek only to further undermine people's faith in the outcome.

The initial statement from McConnell on Wednesday was way too timid. Although he agreed that election officials must count all votes, he did not condemn Trump's incendiary rhetoric about going to the Supreme Court to stop the count -- a claim that has no reality in law or fact. McConnell declined to comment after Trump's inflammatory news conference on Thursday night, in which Trump made wild, unfounded accusations of election fraud, saying, "They're trying to steal an election, they're trying to rig an election, and we can't let that happen." Graham, of South Carolina, even backed Trump's lies.

Some Republicans have begun to distance themselves from Trump, but not boldly or unequivocally. Former New Jersey governor and Trump adviser Chris Christie merely said that there was "no basis" to make the argument on Tuesday night that Trump had won. Sen. Marco Rubio of Florida, without mentioning Trump by name, placidly tweeted, "The result of the presidential race will be known after every legally cast vote has been counted." Former Pennsylvania Sen. Rick Santorum said that Trump's language at Thursday's news conference was "shocking," but he did not wholly debunk Trump's unfounded conspiracy theories -- though he did at least say that the President should provide evidence of his claims.* 

Este problema, controlar a Trump, está presente desde el inicio del mandado. Pero Trump se mostró pronto incontrolable, como ha demostrado incluso contra los expertos en epidemias con motivo del COVID19. Trump no admite nada ni a nadie. Ha llegado y tendrán que sacarlo de allí los enfermeros, la Policía o la Guardia Nacional, según la fase en que se encuentre.

Su estrategia una vez más es la creación del terremoto, del tsunami, de la voladura, del que pueda sacar alguna tajada. Pero esta vez no es así porque lo que hace es destruir el sistema sobre el que se asienta que, si se desmorona, se lo llevará por delante arrastrando a todos. Este es el espectáculo al que el mundo asiste atónito.

Lo hemos comentado muchas veces. ¿Cuántas veces se le han puesto líneas rojas, límites, etc. a Trump? ¿Cuántas veces se ha pensado desde el primer día que había superado lo superable? Sin embargo, se ha superado a sí mismo en cada nueva baladronada o desastre internacional. Ha destruido cualquier imagen positiva de los Estados Unidos, que se ha quedado solo, aplaudido por dictadores, y del que se alejan prudentemente los estados democráticos, incapaces de someterse a sus amenazas y forma de entender la política.

El problema ahora es quién le pone el cascabel al gato. ¿Quién asume esa responsabilidad en el Partido Republicano? Lo hemos dicho en muchas ocasiones: le llevaron a la Casa Blanca, le salvaron del "impeachment". Con ello, asumen una enorme responsabilidad que ahora nadie parece querer afrontar.

Ahora ha abierto de nuevo la caja de Pandora. Lo que parecía que solo ocurriría frente a los inmigrantes, frente a China, frente a la Unión Europea, Irán o Corea del Norte, todos percibidos como víctimas en diverso grado de sus iras y despropósitos caprichosos, está sucediendo allí.  

* Joshua A. Douglas "GOP leaders, demand that Trump stop his outrageous assault on America's vote now" CNN 6/11/2020 https://edition.cnn.com/2020/11/06/opinions/gop-leaders-condemn-trump-baseless-fraud-claims-douglas/index.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.