viernes, 2 de agosto de 2019

Los discursos que nos atrapan

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De la entrevista que La Vanguardia publicó ayer con el lingüista Teun Van Dijk, realizada por Lluis Amiguet, me quedo con una respuesta: "[...] los comunicadores deben ser militantes por las mejores causas y utilizar todos sus recursos expresivos para ayudar a comprender a las audiencias que esas causas son importantes." Creo que se debería grabar en la entrada de todas las Facultades de Ciencias de la Información, de las de Comunicación y en todas las escuelas vinculadas con estas profesiones. Por extensión, debería incluirse en otras que hacen de la comunicación su base, como pueda ser la Pedagogía.
La necesidad de entender lo que explica Van Dijk es enorme. Estamos viviendo en una sociedad que ha perdido gran parte de las referencias, centradas en lo que me es necesario y cada vez más distante. El papel de los medios es esencial para tratar de construir discursos que hagan una sociedad que entienda mejor sus propios problemas o, al menos, los reconozca.


El primer paso es siempre la definición como problema de una situación determinada. La abundancia del "periodismo del hecho" y no del "periodismo de situación" es uno de los grandes males de la información actual.
La necesidad de encontrar y de identificar las buenas causas es enorme. Hace varias décadas que muchos medios perdieron su voluntad de identificarlas y se lanzaron a un abuso del entretenimiento y la trivialidad. Se ha formado un círculo vicioso en donde la falta de valoración de la información procede del embrutecimiento que se observa en las sociedades mediáticas. La conversión digital llevó a la reformulación del negocio de la información, entrando agentes nuevos que daban prioridad a la popularidad, por lo que actuaba como filtro.
Es necesario tener en cuenta el aspecto esencial de la información: no solo informa, sino que forma. Es ese carácter formativo de la información lo que hace que el receptor se modifique —para bien o para mal— al recibir la información. Los medios tienen su didáctica, como la tienen otros mensajes que nos educan.

La buena información es exigente con su receptor; le obliga a esforzarse para comprender, a abrir sus marcos. Cada día el propio receptor se hace más exigente, más selectivo con lo que recibe. Pero esto se vuelve negativo cuando lo que se produce el empobrecimiento informativo que lleva al embrutecimiento de las personas. Se vuelven cada vez menos exigentes sencillamente porque dejan de comprender, solo desean que se atienda la pobreza de su vida mediante estímulos cada vez más primarios.
Van Dijk pone el énfasis en la entrevista —al igual que en sus estudios— en el poder del lenguaje, en cómo nos dejamos atrapar en las metáforas, verbales y visuales, que dirigen nuestra forma de percibir el mundo. Aunque pensemos que controlamos el lenguaje, es en realidad el lenguaje el que nos controla a nosotros. Van Dijk habla de las "elites simbólicas" como las fuerzas capaces de dar forma al lenguaje, el que después usaremos de forma casi automática, sin ser conscientes de la ideología que estamos transmitiendo, de la forma que le estamos dando a la realidad, pensándola a través de las palabras y de las metáforas.
Nos hemos sensibilizado respecto a algunas palabras, como ocurre con la crítica del machismo, que han quedado con ese poder de dar forma a la mente. Ya somos capaces de observar cómo esas palabras esconden sus recursos de control para que las usemos. Y han comenzado las discusiones sociales sobre su uso. Otras siguen sin ser percibidas en su agresividad, con su carácter de prejuicios.


La conciencia de los medios, de sus profesionales, es esencial. Frente a las palabras del patriarcado nos quedan por descubrir las metáforas que tapan la exclusión social. Esencial en este mundo global es descubrir las metáforas que encubren el racismo y la xenofobia. Son esas metáforas las expresiones que se nos ofrecen como opciones al construir nuestro discurso y que debemos entender en su alcance.
Debería formar de nuestra propia educación el ser conscientes de cómo el lenguaje es heredero de ideas que le dieron forma y que usamos muchas veces sin conocimiento. Pero la educación en estos tiempos va por otros lados, mucho más simplistas. Se busca un tipo de eficiencia que solo necesita que comprendas lo que se te ordena para que los hagas bien.
El lenguaje es nuestra verdadera patria, la de la cultura, no entendida como forma de legado artístico, sino como un herramienta heredada que da forma a nuestras mentes y a nuestra percepción del mundo.

Seguimos pensando en la lengua como un conjunto de normas gramaticales, como "corrección", no como sustrato desde el que surge nuestra visión del mundo. Decimos "llamar a las cosas por su nombre", pero nada tiene nombre; todo forma parte de nuestra voluntad de nombrar y en ella está el poder de definir el mundo, los objetos, sus relaciones. Nada es natural ni neutral.
La forma en que transmitamos el mundo, los hechos, en que le demos forma es ya una valoración. Dice Teun Van Dijk, cuando le piden un ejemplo, que la expresión "ola" u "oleada" de inmigrantes ya implica una valoración negativa, es "racista". Es solo un ejemplo de algo que nos parece inicuo, pero que no lo es.
Por eso la formación de los profesionales de los medios debe ir más allá de, como quieren muchos hoy, el mero uso de la tecnología. Nunca hemos vivido una manipulación mayor a través de un mundo en el que los discursos tapan, camuflan, esconden, imponen. 
En estos tiempos de competencia feroz entre los medios y las empresas que están detrás, es fácil caer en la tentación del lenguaje degradante para el otro. Hemos perdido el sentido de la corrección, del trato mismo, del sentido del respeto al otro, con la política como especial mal ejemplo; el deporte, en donde parece que el racismo carece de importancia, etc. Hay una enorme agresividad en los discursos, en el uso de la palabra, donde el insulto sustituye al diálogo, a la comprensión. Somos cada vez más hirientes; nos importante menos los otros.
Hace bien Van Dijk en recordarlo porque —como hemos señalado en ocasiones— hoy se aprende y enseña la forma de manipular, no la de defenderse de la manipulación. Lo primero da dinero; lo segundo; independencia. No hay color, claro.



" Lluis Amiguet Entrevista Teun Van Dijk "“Si hablas de una ola de inmigración ya eres racista”" La Vanguardia 1/08/2019 https://www.lavanguardia.com/lacontra/20190801/463803450485/si-hablas-de-una-ola-de-inmigracion-ya-eres-racista.html

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