Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
De la
entrevista que La Vanguardia publicó ayer con el lingüista Teun Van Dijk,
realizada por Lluis Amiguet, me quedo con una respuesta: "[...] los
comunicadores deben ser militantes por las mejores causas y utilizar todos sus
recursos expresivos para ayudar a comprender a las audiencias que esas causas
son importantes." Creo que se debería grabar en la entrada de todas las
Facultades de Ciencias de la Información, de las de Comunicación y en todas las
escuelas vinculadas con estas profesiones. Por extensión,
debería incluirse en otras que hacen de la comunicación su base, como pueda ser
la Pedagogía.
La
necesidad de entender lo que explica Van Dijk es enorme. Estamos viviendo en
una sociedad que ha perdido gran parte de las referencias, centradas en lo que
me es necesario y cada vez más distante. El papel de los medios es esencial
para tratar de construir discursos que hagan una sociedad que entienda mejor sus
propios problemas o, al menos, los reconozca.
El
primer paso es siempre la definición como problema
de una situación determinada. La abundancia del "periodismo del hecho"
y no del "periodismo de situación" es uno de los grandes males de la
información actual.
La necesidad
de encontrar y de identificar las buenas causas es enorme. Hace varias décadas
que muchos medios perdieron su voluntad de identificarlas y se lanzaron a un
abuso del entretenimiento y la trivialidad. Se ha formado un círculo vicioso en
donde la falta de valoración de la información procede del embrutecimiento que
se observa en las sociedades mediáticas. La conversión digital llevó a la
reformulación del negocio de la información, entrando agentes nuevos que daban
prioridad a la popularidad, por lo que actuaba como filtro.
Es
necesario tener en cuenta el aspecto esencial de la información: no solo informa, sino que forma. Es ese carácter formativo de la información lo que hace que
el receptor se modifique —para bien o para mal— al recibir la información. Los
medios tienen su didáctica, como la tienen otros mensajes que nos educan.
La
buena información es exigente con su receptor; le obliga a esforzarse para
comprender, a abrir sus marcos. Cada día el propio receptor se hace más
exigente, más selectivo con lo que recibe. Pero esto se vuelve negativo cuando
lo que se produce el empobrecimiento informativo que lleva al embrutecimiento
de las personas. Se vuelven cada vez menos exigentes sencillamente porque dejan
de comprender, solo desean que se atienda la pobreza de su vida mediante
estímulos cada vez más primarios.
Van
Dijk pone el énfasis en la entrevista —al igual que en sus estudios— en el
poder del lenguaje, en cómo nos dejamos atrapar en las metáforas, verbales y
visuales, que dirigen nuestra forma de percibir el mundo. Aunque pensemos que
controlamos el lenguaje, es en realidad el lenguaje el que nos controla a
nosotros. Van Dijk habla de las "elites simbólicas" como las fuerzas
capaces de dar forma al lenguaje, el que después usaremos de forma casi automática,
sin ser conscientes de la ideología que estamos transmitiendo, de la forma que
le estamos dando a la realidad, pensándola a través de las palabras y de las
metáforas.
Nos
hemos sensibilizado respecto a algunas palabras, como ocurre con la crítica del
machismo, que han quedado con ese poder de dar forma a la mente.
Ya somos capaces de observar cómo esas palabras esconden sus recursos de
control para que las usemos. Y han comenzado las discusiones sociales sobre su uso. Otras siguen sin ser percibidas en su agresividad, con su carácter de prejuicios.
La
conciencia de los medios, de sus profesionales, es esencial. Frente a las
palabras del patriarcado nos quedan por descubrir las metáforas que tapan la
exclusión social. Esencial en este mundo global es descubrir las metáforas que
encubren el racismo y la xenofobia. Son esas metáforas las expresiones que se nos ofrecen como
opciones al construir nuestro discurso y que debemos entender en su alcance.
Debería
formar de nuestra propia educación el ser conscientes de cómo el lenguaje es
heredero de ideas que le dieron forma y que usamos muchas veces sin
conocimiento. Pero la educación en estos tiempos va por otros lados, mucho más
simplistas. Se busca un tipo de eficiencia que solo necesita que comprendas lo
que se te ordena para que los hagas bien.
El
lenguaje es nuestra verdadera patria, la de la cultura, no entendida como forma
de legado artístico, sino como un herramienta heredada que da forma a nuestras mentes y a
nuestra percepción del mundo.
Seguimos
pensando en la lengua como un conjunto de normas gramaticales, como
"corrección", no como sustrato desde el que surge nuestra visión del
mundo. Decimos "llamar a las cosas por su nombre", pero nada tiene
nombre; todo forma parte de nuestra voluntad de nombrar y en ella está el poder
de definir el mundo, los objetos, sus relaciones. Nada es natural ni neutral.
La
forma en que transmitamos el mundo, los hechos, en que le demos forma es ya una
valoración. Dice Teun Van Dijk, cuando le piden un ejemplo, que la expresión
"ola" u "oleada" de inmigrantes ya implica una valoración
negativa, es "racista". Es solo un ejemplo de algo que nos parece
inicuo, pero que no lo es.
Por eso
la formación de los profesionales de los medios debe ir más allá de, como
quieren muchos hoy, el mero uso de la tecnología. Nunca hemos vivido una
manipulación mayor a través de un mundo en el que los discursos tapan,
camuflan, esconden, imponen.
En estos tiempos de competencia feroz entre los medios y las empresas que están detrás, es fácil caer en la tentación del lenguaje degradante para el otro. Hemos perdido el sentido de la corrección, del trato mismo, del sentido del respeto al otro, con la política como especial mal ejemplo; el deporte, en donde parece que el racismo carece de importancia, etc. Hay una enorme agresividad en los discursos, en el uso de la palabra, donde el insulto sustituye al diálogo, a la comprensión. Somos cada vez más hirientes; nos importante menos los otros.
Hace bien Van Dijk en recordarlo porque —como
hemos señalado en ocasiones— hoy se aprende y enseña la forma de manipular, no
la de defenderse de la manipulación. Lo primero da dinero; lo segundo;
independencia. No hay color, claro.
"
Lluis Amiguet Entrevista Teun Van Dijk "“Si hablas de una ola de
inmigración ya eres racista”" La Vanguardia 1/08/2019
https://www.lavanguardia.com/lacontra/20190801/463803450485/si-hablas-de-una-ola-de-inmigracion-ya-eres-racista.html
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