martes, 6 de agosto de 2019

Accidente hasta nueva orden

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hasta tres veces comencé ayer a escribir para después abandonarlo. El motivo era el siempre delicado tema de los atentados en Egipto. Le cuesta reconocer al gobierno, por temor a ser visto como "débil" y "vulnerable", los fallos en la seguridad, los defectos de la vigilancia, porque lo que  vende es lo contrario. Al-Sisi llegó y se construyó su leyenda, sobre la protección de los egipcios y su mano firme era la garantía. Los atentados erosionan esa imagen.
Escribir sobre un "posible atentado" en Egipto es siempre un riesgo (allí físico, aquí informativo) porque se trata de mantener una posición de cara a los egipcios muchas veces insostenible, como en el caso del avión de pasajeros ruso que explotó por una bomba terrorista.
En estos casos se escribe no con lo que hay sino con lo que falta, lo que es obvio que no está. Esto es parte de lo que escribí ayer y que sigue siendo válido:

La enorme explosión en El Cairo que ha dejado diecinueve muertos —a expensas de rastreos en el Nilo, donde pueden haber caído más víctimas— no es lo que suele ocurrir cuando chocan varios coches. No. Las imágenes de la BBC Arabic no muestran un accidente de tráfico.
Las manipulaciones informativas del gobierno egipcio hacen que las versiones que se vayan ofreciendo se anulen unas a otras. Lo primero es el silencio. Después se intenta presentar la versión menos lesiva para la imagen del propio régimen, que se debe mostrar triunfante frente a cualquier amenaza exterior o interior. El principio de invencibilidad, además, se debe compensar en la derrota con la venganza rápida, un golpe a las pocas horas que duplique el número de víctimas causadas anteriormente.
El choque de tres automóviles no es lo que parece que vemos, no es un escenario de esta clase. Al producirse frente a un hospital, la versión tras el silencio ha sido la explosión de una bombona de oxígeno; pero eso produce destrozos de dentro afuera y no al contrario, de fuera adentro. Basta con ver de qué lado han caído los escombros y cristales. No funciona. De nuevo el silencio. La BBC Arabic entrecomilla en su titular "accidente automovilístico". Es una forma de expresar sus dudas al respecto. 



Esto escribíamos ayer. Esperábamos alguna información mejor que la que daba el gobierno, algo más coherente. 
Los muertos ya son veinte. Finalmente, el gobierno ha admitido que se trataba de un coche cargado de explosivos, que era un coche robado y que el autor pertenecía a uno de los grupos afiliados a la Hermandad Musulmana. Sin embargo, no admite que se tratara de un atentado, sino de una "explosión" cuando se trasladaban explosivos. ¿Un "accidente terrorista"? Queda sin explicar entonces por qué el conductor conducía en dirección contraria, es decir, más la actitud de un "conductor suicida" que de un simple "transportista".


Las versiones hasta que finalmente se admite el acto terrorista son tanteos para evitar que quede en evidencia la seguridad. La máxima prioridad del régimen es transmitir una sensación de "normalidad" y "tranquilidad". Atrás quedan las airadas protestas e insultos la semana pasada contra British Airways y Lufthansa por haber suspendidos los vuelos. Al gobierno egipcio le pareció inadmisible pues su máxima prioridad es que se levanten las restricciones y avisos que afectan al turismo.


El dinero del turismo es el que se espera en una economía que no funciona como debía y cuyos datos de hace una semana colocan a un tercio de la población egipcia por debajo del umbral de la pobreza.* Los niveles de la economía egipcia son los del año 2000 y cada día se enfrentan a nuevos recortes. Pese a la propaganda constante, el gobierno no ha logrado atraer  la inversión. Egipto está en el centro entre una caótica Libia, reino de nadie, en guerra interior, y la situación de Siria, más el posible endurecimiento del conflicto palestino israelí y el conflicto sirio sin arreglarse. Tampoco ayuda el recalentamiento del conflicto con Irán, que amenaza con extenderse y en el que puede saltar una chispa en cualquier momento.


En este contexto, el intento del gobierno de proyectarse como un islote de paz es francamente ingenuo. Sus pretensiones son, además, un aliciente para el terrorismo que elige el momento más adecuado para dejar en evidencia al régimen, en este caso, la celebración de la ya Séptima Conferencia Nacional de la Juventud, el intento de al-Sisi de atraer a una juventud que ya le dio la espalda, perdidas las ilusiones de cambio.


En este contexto informativo, el interés del gobierno por mantener controlados a los medios es creciente. Es más, será tanto mayor cuanto peores sean las circunstancias. Pero esa situación es insostenible, actuando precisamente en sentido contrario. Como ejemplo, las manifestaciones de la ministra de Emigración cuando en su visita a Canadá es grabada diciendo que todos aquellos que hablen "mal" de Egipto serán degollados, haciendo el gesto de cortar el cuello con el canto de la mano. Por mucho que la ministra hable de malentendido, hasta el diario estatal tuvo que reconocer las palabras de la ministra. No había malentendido. Es el papel que están jugando las embajadas, el control de los residentes fuera, con la complicidad de muchos residentes que ganan "prestigio" a los ojos del aparato estatal. Los aplausos encendidos que algunos le dedicaban a la ministra en Canadá hacen ver el grado de satisfacción. El apoyo incondicional que Egipto ha dado a Arabia Saudí en el asesinato del periodista opositor Jamal Khashoggi hacen ver que se puede saltar de las metáforas a la realidad con frecuencia. Giulio Regeni lo aprendió demasiado tarde.
Esta es la descripción realizada en la publicación egipcia Mada Masr del control de los medios mediante el grupo de WhatsApp mediante el que se les facilitan "instrucciones":

Controlling media coverage via WhatsApp
Immediately following the incident, many turned to social media for news updates, particularly as television outlets delayed reporting on the attack until they received instructions from security agencies on how to cover the news.
According to an official from Egyptian state TV, security agencies issued instructions via a WhatsApp group to the heads of television outlets on how to report on the incident. The source, who spoke to Mada Masr on condition of anonymity, said that security agencies sent four successive messages from a Samsung device with instructions to the WhatsApp group.
The first message came immediately after the explosion and instructed the media outlets not to report on anything related to the incident and to wait for a forthcoming statement by the Ministry of Interior.
Nearly an hour later, Egyptian state TV broadcast a breaking news story stating that “A fire ignited after a loud noise near the National Cancer Institute.” That report was based on a second message sent to the WhatsApp group. The source said security agencies included a note reminding media outlets not to publish any information concerning the incident except in coordination with the group.
Cairo University, which runs the National Cancer Institute, issued the first statement of any kind about the incident, denying that the explosion came from within the facility. “Initial information indicates that the explosion occurred outside the institute as a result of a car crash involving multiple vehicles,” the statement said.
The third message concerned the Minister of Health Hala Zayed’s visit to the Nasser Institute to check on the wounded who had been transferred there and her comments announcing the arrival of 25 ambulances to transfer the remaining victims from the site of the explosion. In the message, security agencies also warned against publishing any photos of the wounded, which state television appeared to comply within its broadcast.
State television then broadcast the Interior Ministry’s initial brief statement at 1:30 am, according to a security source.
At approximately 9 am, security agencies sent the fourth message to the WhatsApp group instructing media outlets to cease reporting on any statements made by ministers or any government officials until further instruction.
Egyptian TV outlets appeared to comply with the instructions in their coverage and only initially reported on the separate statements made by the ministries of health and interior. Coverage on private television networks was largely the same, with Extra News reporting the ministry statements at the exact same time as state TV.
In contrast, the Saudi-owned channel MBC Masr reported on the incident before Egyptian outlets. On his show, “Al-Hekaya,” host Amr Adib began reporting on the incident around midnight. He referred to online coverage in the newspapers Al Masry Al Youm and Al Fagr and broadcast photos published by eyewitnesses on social media. Adib initially reported on “the explosion of an oxygen tank at the National Cancer Institute.” This was followed by a statement by the head of the institute denying the explosion had occurred inside the facility and instead claiming it had been the result of a car collision.
State television in Egypt then broadcast the statement from Cairo University with the same details, followed by the Health Minister’s visit to the site, and finally the Interior Ministry report. Official statements were then covered in a similar fashion by most news channels.**



Puede apreciarse claramente que no se trata de ganar tiempo para investigar o de prudencia, sino más bien de lo contrario. Como suele ocurrir, el ministerio del Interior advierte sobre la publicación que no respete la línea creada para interpretar el caso. Hay que reconocer que la prensa egipcia es muy obediente a lo que le llega por WhatsApp. Es mucho lo que se juegan en lo personal y en los empresarial. Están controlados por todas partes; muchos, bloqueados.
Solo la decisión de la Universidad de El Cairo de no cargar con el mochuelo, asumir que se trataba de una explosión en el interior de su Instituto del Cáncer, dio al traste con la primera versión. Eso desplazaba al exterior la explosión convirtiéndola en un choque múltiple de automóviles, un absurdo por sus consecuencias. Los titulares hablando de "trágico accidente" siguen en los artículos.
Finalmente, se reconoce que un automóvil, conduciendo en sentido contrario, iba cargado de explosivos. Pero como no debe mostrarse la impotencia de la seguridad, se presenta como un traslado de explosivos. Insistimos en que nadie traslada explosivos conduciendo en sentido contrario a toda velocidad.
De la falta absoluta de reconocimiento, y ante las evidencias que sí recoge la prensa de los países vecinos —la no sujeta a la Ley del WhatsApp— se pasa a la intervención del presidente condenando y atribuyendo a un grupo afiliado a la Hermandad, con vehículo robado. Se trataba de no restarle protagonismo a la Conferencia de la Juventud, acto principal de propaganda de régimen.
El pasado día 30, Soliman Gouda se llenó la boca de orgullo publicando en Egypt Independent el artículo con el encendido título de "An insult from London!". El tema no era otro que la suspensión de los vuelos de British Airways entre los dos países. Cada vez que algún país publica oficialmente recomendaciones a sus ciudadanos advirtiendo de situaciones potencialmente peligrosas o recomendando no visitar determinadas zonas, se levanta el coro de indignado que sostienen que Egipto es un país seguro y amigable. Supongo que el señor Gouda se estará arrepintiendo del tono usado en su escrito, aunque le haya producido muchos admiradores.
Este era su comienzo:

It’s clear from the number of letters I received that the British Airways’ decision to suspend its flights to Cairo has left many Egyptians feeling humiliated!
From the volume of letters, it’s also clear that many Egyptians wish that the Egyptian state would react as much as the company did!
The decision to suspend flights for a week would have brought no comments from us if it had a convincing reason and also if it had come at a normal time, not while Cairo was celebrating with its African brothers its success in organizing the African Championship.
There would have been no room for objection!
But when this comes without introductions, without warning, and in timing of celebrations of the championships, this brought on the humiliation I saw in every word of every message that came to me, since I approached the subject in an earlier column!
Those who felt insulted hoped that the state’s relevant agencies would have advised the government to take action, so that London would understand that Egyptians are not ones would accept this sort of treatment.
That was their hope and still is.***


La razón convincente la tiene ya. Y es de suponer que al igual, que la compañía alemana Lufthansa suspendió también vuelos esos días por algún aviso, se avisara al gobierno egipcio. Pero el gobierno egipcio no suele ser un interlocutor fácil. La respuesta habitual es que nadie tiene nada que enseñar.
Los rusos, muy amigos de Egipto, no han tenido problema en suspender los vuelos turísticos desde hace años. La actitud del gobierno egipcio ha sido siempre negar que fuera un atentado. Lo siguen haciendo aunque la prensa de todo el mundo, incluida la egipcia, lo de por descontado.
El intento de forzar la realidad y definirla en los propios términos, que pueden ser negados por los otros, es una de las características que más definen al régimen egipcio. Es un "verdad" de órdenes, cuartelera. Lo que dice el gobierno es la verdad y no hay, como hemos visto en Mada Masr, otra alternativa.
La respuesta airada de los que han enviado cartas al articulista Gouda es la respuesta nacional, la patriótica. Como ya ha dicho en varias ocasiones, los verdaderos patriotas no se quejan, aunque ya no les quede nada en el frigorífico más que agua. Gouda resume las cartas de sus indignados lectores. Piden que el gobierno tome medidas contra Reino Unido, el insulto no debe quedar impune.
El final del artículo es un memorial de agravios y una llamada a la acción civil si el gobierno no toma la iniciativa:

If the government had forgotten that Britain occupied our land, looted our wealth, contaminated Alameen with landmines, planted Israel on our borders, and helped establish the Muslim Brotherhood borders, we’re now reminding them of all of this!
Sheta has a proposal to the government, which is to start from today procedures to receive compensation from England for what was looted during the occupation, and their debts to us before the revolution.
He is very enthusiastic about the proposal and calls on civil society organizations to adopt it if the government fails, and believes that the moral victory in this is more important than the materialistic!
I’m enthusiastic and support this.***

Es frecuente leer este tipo de ataques a países, medios de comunicación, empresas, etc. Todos forman parte de una conspiración universal para dejar en mal lugar a Egipto y engañar a su pueblo.


Si British Airways tenía una mínima información sobre la posibilidad de un atentado en El Cairo, hizo bien en suspender los vuelos. La responsabilidad es grande, como hizo la compañía turística británica suspendiendo los servicios con un hotel al darle las autoridades egipcias la versión de que una pareja había muerto una en la habitación y otra en el trayecto de "muerte natural". El amor no da para tanto. Las insinuaciones posteriores trataban de convertir en adictos a la pobre pareja. Tuvieron que salir decenas de quejas sobre intoxicaciones en el mismo hotel para que se dejaran de responsabilizar a las víctimas. La BBC contaba este pasado 1 de mayo que el gobierno británico había realizado 13 intentos infructuosos de obtener información de las autoridades egipcias. Los cadáveres fueron enviados a Reino Unido sin órganos esenciales para realizar las autopsias, como señaló la prensa británica en agosto pasado. 



No sabremos si existe la conexión entre el atentado de El Cairo y la alerta dada a menos que el gobierno británico (no el egipcio) lo diga. No es la primera vez que los servicios de inteligencia dan avisos a países que desoyen las advertencias. Es obligación de los países velar por sus ciudadanos. Es preferible una falsa alarma que tener que cargar con la responsabilidad de muertes advertidas. A veces las informaciones son poco precisas, pero hay que hacer el esfuerzo por calibrar los avisos.
Según la estrategia egipcia, esto ya se ha resuelto ordenando el presidente que se reconstruya lo dañado en el Instituto Oncológico de la Universidad de El Cairo. La Universidad hizo bien en mantenerse firme ante el intento de tapar el atentado cargándoles con la explosión. Un atentado es un atentado, pero el gobierno lo convierte en una pérdida de prestigio de quien se debe presentar como "invencible". En unos días, se dará cuenta el éxito de una misión en la que se ha destruido al grupo terrorista que estaba tras el "traslado" de los explosivos. La venganza se habrá cumplido y muchos egipcios aplaudirán y dará gracias a Dios por darles a al-Sisi, el mejor regalo.
El gobierno egipcio tiene el apoyo de todos los países frente al terrorismo; pero no puede pretender que se acepten sus versiones poco o nada fiables en la mayoría de los casos. Eso es lo que ha ganado con su actitud de negación permanente. Tampoco ayudan mucho las campañas continuas contra los países que no se prestan a sus manipulaciones o que publican los hechos sin camuflarlos, discrepando.


La forma de manipulación de la opinión pública es muy clara, más allá del grupo de WhatsApp. Lo está desde el mismo diseño de sus instituciones mediáticas, que sirven para el control de la información hasta niveles impensables. Las amenazas a los corresponsales acusándoles de falta de "profesionalidad" cuando envían noticias que no les gustan tampoco crea un ambiente muy favorable, como es lógico. Escribir al dictado, no publicar fotografías, etc. es impensable en un mundo global y multimediático como es el nuestro. Es absurdo intentar contener la información cuando tienes a cientos, miles de personas enviando vídeos y fotografías a los pocos segundos de ocurrir algo. Pero el gobierno sigue pensando que Egipto está aislado. Así le gustaría, pero no es así como funciona el mundo hoy. Los que informan de lo que ocurre cumplen con su deber de periodistas informadores, convertirlos en agentes de propaganda es algo que va más allá del patriotismo. El mejor favor es siempre la verdad. El esto es un accidente hasta nueva orden no puede ser la norma de la vida egipcia año tras año, cada vez peor. Todavía ayer, Ahram Online seguía hablando de "deadly Cairo collisión", de "car collision". El tráfico, ya se sabe. 
En Egyptian Street, una patriótica lectora recrimina al periódico, a pie de noticia, que hable de "19 killed" y no de "19 dead", ya que se trata de un "accidente de tráfico". Aquí no ha pasado nada. Cada uno puede vivir con sus fantasías en su propia burbuja. El problema es cuando queremos encerrar en ella a los demás.
Damos nuestras condolencias al pueblo egipcio y, en especial, a las familias de las víctimas. 



* "CAPMAS: Egyptians Affected by Poverty Reach 32.5 Percent" Egyptian Streets 30/07/2019 https://egyptianstreets.com/2019/07/30/capmas-egyptians-affected-by-poverty-reach-32-5-percent/
** "Car bomb outside Cairo hospital kills 20, security agencies instruct TV outlets on coverage" Mada Masr 5/08/2019 https://madamasr.com/en/2019/08/05/feature/politics/car-bomb-outside-cairo-hospital-kills-20-security-agencies-instruct-tv-outlets-on-coverage/
*** Soliman Gouda "An insult from London!" Egypt Independent 30/07/2019 https://www.egyptindependent.com/an-insult-from-london/



BBC Arabic

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