Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No sé
sobre cuántas matanzas made in USA hemos escrito aquí a lo largo de estos años. Probablemente de
muchas. Institutos, centros comerciales, conciertos, bares, discotecas... Cualquier escenario es
bueno para que un sujeto medio enloquecido comience a sembrar muerte y dolor.
Su blancos son aleatorios, si fue maltratado en su clase o empresa;
homosexuales, como en Florida, porque su cerrazón mental le hace ver pecado por
el mundo, aunque asesine; musulmanes en una mezquita, porque ve en ellos los enemigos de los
Estados Unidos; o, como esta vez, hispanos porque invaden el sagrado territorio
que Dios le dio a la "raza blanca" en América.
El
crimen de Texas es de odio. Ya lo han calificado como terrorismo doméstico. Tiene un responsable claro: las diatribas contra
los hispanos desde la presidencia de Trump. La campaña por el "muro" se basa en
la criminalidad hispana, la que llegaba del sur, como razón para actuar. Los efectos son estos. Hay poca duda. No es una cuestión legal; es una cuestión moral.
El
racismo existe antes de Trump, pero quien desde su puesto privilegiado ha
dirigido todo tipo de ataques considerando que lo que llega desde Rio Grande es
un peligro, es Donald Trump, presidente de todos los norteamericanos, le guste
o no.
El
diario El País explica:
Hay al menos una persona detenida, que ha
sido identificada por la policía como el pistolero. Se trata de un varón blanco
de 21 años. La policía ha explicado que el asesino había escrito antes de
actuar un manifiesto de cuatro páginas titulado Probablemente voy a morir hoy,
un texto que no ha hecho público y que todavía está confirmando que
efectivamente haya sido escrito por el atacante, pero que sitúa el tiroteo como
"un potencial crimen de odio". El manifiesto habría sido publicado en
un foro ultraderechista de Internet poco antes de la masacre.
El texto, según The New York Times, expresa
posturas racistas y habla del ataque como "una respuesta a la invasión
hispana de Texas". "Los hispanos tomarán el control del Gobierno
local y estatal de mi amado Texas", dice el manifiesto, según el diario
estadounidense. "La abundante población hispana en Texas", prosigue,
"nos convertirá en un bastión de los demócratas".*
Añaden
que el asesino condujo 9 horas hasta la frontera, hasta El Paso, donde se cebó
en un Wal-Mart, unos grandes almacenes atestados de gente un sábado por la
mañana.
Lo hizo
guiado por "su amado Texas", para evitar la "invasión
hispana" y para impedir que se convirtiera en "un bastión de los
demócratas". En esos tres puntos se centra el programa de su actuación, claramente
político, claramente republicano, claramente racista.
Este
acto criminal es una de las respuestas posibles a las insinuaciones de Trump en
sus mítines, en su descripción de los peligros que acechan a los Estados
Unidos. Donde casi todos vemos un acto criminal, otros ven un acto de amor, un
sacrificio por la sagrada patria norteamericana, la tierra prometida.
El
debate de las armas es uno. Resurge con cada matanza o tiroteo. Pero este tiene
características raciales y políticas claras. Las personas ven el mundo como
quieren verlo. El asesino tenía una clara visión del mundo y de sus problemas.
Los problemas se los han estado contando cada día políticos y medios afines. Él
ha puesto su solución. La existencia de un manifiesto no deja dudas de su
carácter.
No se
había terminado de asimilar la matanza, cuando ya había otra. Esta ver en Ohio,
frente a un bar. Nos explica la BBC:
Nine people have been killed and at least 16
injured in a mass shooting in Dayton, Ohio, police have confirmed.
First reports came in at about 01:00 local time
(05:00 GMT) of a shooting outside a bar in the Oregon district of the city.
Police confirmed they killed the shooter at the
scene. Casualties have been taken to a number of hospitals.
The incident came only hours after a mass
shooting in El Paso, Texas which left at least 20 people dead.
"We had officers in the immediate vicinity
when this shooting began and were able to respond and put an end to it
quickly," Dayton Police Department wrote in a tweet. The authorities have appealed
for witnesses.**
La
prensa norteamericana no ha dado todavía motivos o pistas para esta segunda
masacre en menos de 24 horas. De nuevo se pedirá el control de las armas; de
nuevo los que lo hagan serán insultados, considerados antinorteamericanos. Las
armas forman parte del espíritu norteamericano, dice algunos, un derecho
inalienable.
The
Washington Post recuerda que los grandes almacenes de la matanza en Texas, un Wal-Mart,
es un lugar de venta de armas, uno más de los que se benefician. Pero no se
mata a una empresa, se mata a sus clientes y trabajadores. Lo más probable es
que, como ocurre siempre, ese mismo Wal-Mart, muchos otros, se beneficien del
aumento de la venta de armas tras la matanza.
Puede
que el razonamiento de Trump esta vez sea parecido al de otras matanzas: si
hubiera más gente armada podrían haber acabado con el asesino. El mundo de
Trump es el de Duelo a muerte en OK
Corral, pero en la realidad, los asesinos se preocupan de matar todo lo que
puedan antes de ser abatidos o detenidos.
El
asesino de Texas se ha entregado sin problemas después de matar a veinte
personas y herir a decenas. Eso indica que quiere "hablar al mundo",
explicar "sus motivos patrióticos", ser "entendido", extender su mensaje de alerta. Al de Dayton no le
ha dado tiempo, por lo que tendrán que trabajar un poco más. Sabremos qué tipo
de odio es el que le ha motivado.
La
gravedad de los motivos del asesinato en Texas, ir a matar hispanos para "proteger"
la frontera de "invasiones", tiene que tener reflejo en la política norteamericana, en plena campaña.
Al menos sería lo lógico, que sirviera para abrir algunos ojos. Pero lo más
probable es que incite a otros al aplauso, aunque sea en privado. El asesino
irá a engrosar las filas de los "héroes americanos" cuyos nombres
pueden ser escritos en los mangos de las armas para otras matanzas. Será
convertido en héroe por esa parte de la población que celebra estos actos como
defensivos, como respuesta adecuada a la invasión que "padecen".
El tuit de Trump suena desafinado en su canto habitual. ¿Es consciente de que tras el crimen está el odio racista que alimenta con sus discursos? ¿Le importa? ¿Qué es lo que lamenta? Tras su victoria al día siguiente ya estaba manifestándose el racismo latente, contra Barack y Michelle Obama, contra los que hablaban español en cafeterías y mercados, insultados, amenazados de ser deportados... No es casual. Se siembra y se recoge.
Cuanto
más claros sean los discursos en su componente racista, más claro será su
origen y finalidad. Cuando llegue el discurso febril del asesino en su juicio,
escucharemos de nuevo la "supremacía" de la "raza blanca" y
la defensa acalorada de la República cuyas fronteras se ven amenazadas.
Se está
envenenado a los Estados Unidos como se está envenenado a otros países con los
discursos racistas y xenófobos. Y en un país armado hasta los dientes es muy peligroso.
Finalmente son este tipo de sujetos los que saltan de la
fantasía a la realidad para "vivir" su horrendo "acto heroico",
su propia matanza para la que se han ido preparando meticulosamente. En los
Estados Unidos, las leyes lo permiten y los discursos siembran el odio. Los
ataques a los jóvenes que comenzaron la campaña tras la matanza en su instituto
demuestran la gravedad de la enfermedad social. Tratamos de ello aquí cuando ocurrió. Otro episodio vergonzoso de la peor versión de América.
Dos
matanzas en menos de veinticuatro horas es un triste récord. Sabemos ya el
móvil en los grandes almacenes. Quedan por conocer los datos del
segundo asesino.
*
"20 muertos y 26 heridos en un tiroteo en un centro comercial de El Paso
(Texas)" El País 3/08/2019
https://elpais.com/internacional/2019/08/03/actualidad/1564858805_623559.html
**
"Dayton shooting: Nine confirmed killed, shooter also dead" BBC
4/09/2019 https://www.bbc.com/news/world-us-canada-49224816
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