Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Sobre el
papel, casi todo funciona. Pero la realidad es más complicada. Los efectos de
las medidas que Donald Trump está tomando, incluida la última de gravar todo
producto que llega de China, van aumentando la complejidad y con ella la
incertidumbre, que es la que todo el mundo teme. El miedo más acusado es a lo
desconocido. No es la puerta abierta lo que nos da miedo, sino los ruidos que nos
llegan desde el otro lado.
En
estos días se multiplican los artículos sobre las consecuencias reales (las que
se están dando), las potenciales (las que se pueden producir) y las que
imaginamos como posibles en una escalada. Lo que es más difícil de controlar
son los miedos. El dinero no sufre; se esconde hasta que pasa la tormenta.
Algunos querrán hacer fortunas aprovechando las "oportunidades" que
se produzcan, pero es su riesgo.
La BBC
nos trae uno de esos artículos basados en casos concretos, en lo que está ya
ocurriendo. Lo hace con el título "US-China trade war: 'We're all
paying for this'" para no dejar dudas de que se trata de algo que nos
afecta y no solo una cuestión lejana.
La BBC usa a Sherrill Mosee, propietaria de la empresa de
bolsos MinkeeBlue, radicada en Filadelfia; diseño propio y manufacturado en
China, como tantas otras que vieron las ventajas de una fabricación más barata
fuera, con mano de obra mucho menos costosa:
It is one of a huge range of companies - from
shoe makers to chemical firms and tech suppliers - facing the impact of the
bruising trade fight between the world's two largest economies.
Ms Mosee has seen import tariffs on her
products more than double in the last few months.
Top trade negotiators from the US and China met
in Shanghai this week for their first face-to-face talks since May. But the
meetings were brief and no swift resolution is yet in sight.
Both sides have imposed tariffs on billions of
dollars worth of goods, leading to higher costs for business and consumers.
Ms Mosee says import duties on her bags were
"already expensive" at 17.6% before the US-China trade war started -
now the rate is 42.6%.
To get her products into the US, that tariff
must be paid at the border. Ms Mosee says she's had to "scramble around to
get the additional funds" to pay the higher duties, including looking for
loans.
"As a small business my finances were
already a little tight. I had to figure out how I was going to get the money to
operate the business. We're all paying for this, not [only] China," she
says.
Ms Mosee has raised the price of some bags -
which are designed with compartments to carry lots of items like shoes and
laptops - by roughly 25% to offset the impact of the higher import tariff.
Those price hikes mean Ms Mosee's customers,
who buy online from countries including the UK, Dubai, Canada and Australia,
are feeling the knock-on effects of the trade battle.*
El efecto de las medidas es claro. Los que pagan los
aranceles son los que han comprado los productos, que son sus propietarios, los
importadores. Con unas cargas así, no quedará más remedio que subir los precios
y cargárselos a los clientes o asumirlos, en cuyo caso el beneficio se
reduciría a casi nada, pudiendo tener pérdidas según los márgenes.
Evidentemente, sus ventas no van a aumentar al subir los precios, por lo que el
volumen de su negocio se reducirá. Nada bueno. Incluso los que compran online lo pagan. Tiene la
opción de montar una sucursal en Europa para no tener que vender desde estados
Unidos y ahorrarse los aranceles, pero es también un gasto y habría que ver si eso
le compensaría.
Algunos fabricantes norteamericanos abandonaron China para
producir en países vecinos. A unos les ha ido mejor que a otros. No es fácil
improvisar y, además, esto produce una modificación en la producción. La propia
oferta y demanda, la necesidad en encontrar lugares que produzcan, provoca alteraciones
en la estabilidad, creando más inestabilidad. Irte a otro lugar no significa
que puedas hacer lo mismo ni en las mismas condiciones.
Este es el segundo tipo de caso que nos cuenta la BBC, esta
vez a través de Magi Raible, otra empresaria en China:
When tariffs on some of those goods were hiked
by 10% last December, chief executive Magi Raible had a feeling the matter
might drag on for some time. She acted quickly to shift some production out of
China to Cambodia. Later those tariffs were increased by another 15%.
Now around half of her products - mainly
smaller accessories - are made in the South East Asian country. The rest are
still made in China.
Despite her swift action there was a gap in
production, and overall the tariff rises have hit Litegear profits by up to
15%.
"The learning curve has been very
steep," Ms Raible says.
A planned merger with a luggage firm had to be
scrapped as her potential partner couldn't absorb the higher costs, or pass
them on to consumers.
"He went out of business and I lost the
opportunity to double the size of my business. That was really terrible for
us," says Ms Raible.
"I'm fighting this battle… and I'm
adjusting, but it costs jobs, it costs building the business, it costs
profits."
She doesn't oppose the overall aim of pressing
China to reform its trading practices but isn't happy with the current
strategy.
"I feel that the approach is hurting Americans
way more than helping the problem."*
La "curva de aprendizaje" es la que muestra el
tiempo que tardamos en aprender de nuestros errores, es decir, en este caso
normalizar de nuevo la producción por el cambio. Magi Raible ha tenido que desmantelar
su sistema de producción y tratar de montar otro nuevo, dividido entre dos
países. Supone tener que volver a plantearse opciones, tantear posibilidades,
fallar hasta que todo se vaya reajustando.
Todas estas circunstancias (multiplicadas por millones de
personas) han sido desencadenas por la acción de Trump de abrir una guerra
comercial. Puede que Trump pierda la guerra en casa, en vez de ganarla fuera,
como es su deseo. Su costumbre de llevar todo al límite y jugar desde una
posición de fuerza, como hace habitualmente, puede haber chocado con un hueso
difícil de roer.
Cada vez son más los economistas que introducen factores no
estrictamente económicos en sus cálculos. No siempre es fácil porque no se
pueden sumar peras y manzanas. La idea expresada por Magi Raible puede estar
rondando en muchas cabezas en estos momentos.
Toda la campaña anti China que recorre los Estados Unidos y
parte del mundo occidental, puede volverse contra Trump si la gente percibe que
se les ha metido en una guerra innecesaria. Las guerras innecesarias son la
especialidad de Trump. Lo lleva haciendo desde que llegó a la Casa Blanca. Ya
sea con Europa, con Irán, con China, con Turquía, etc., la especialidad de
Trump es crear conflictos de los que finalmente aparente salir vencedor. Lo ha
hecho adulando el ego de los Estados Unidos, con el rollo de la "grandeza
otra vez", etc.
Para poder hacerlo ha tenido que presentar unos Estados
Unidos víctimas de la Historia, de sus políticos, de sus presidentes
anteriores, de sus aliados, etc. Ha tenido que hacer creer a los Estados Unidos
que eran una nación a la que todos tomaban el pelo, blanda, esquilmada en sus
recursos y necesitada de Viagra emocional. En el interior, ha vendido a los
demócratas como "socialistas", "entreguistas", privados de
los valores tradicionales defendiendo el feminismo y como
un infiltrado, en el caso de Obama, dudando de su nacionalidad y, por ello,
lealtad.
El sistema económico mundial, junto con el sistema
climático, quizá sea el más complejo que podemos encontrar. No es fácil acertar
y sí muy fácil verse desbordado por los efectos de nuestras acciones y las
reacciones de los demás. Con la globalización se unieron los destinos de los
países y no sabemos muy bien cómo funciona esa intrincada economía que hemos
creado.
La llegada de una campaña electoral (si el impeachment no lo
remedia) en los Estados Unidos será un foco de atención sobre muchas cosas.
Hasta el momento se ha centrado en los aspectos morales de Trump, es decir,
machismo, racismo, etc. La economía que Obama había dejado era bastante
decente, lo suficiente como para percibir un serio empeoramiento que se puede
notar en todas esas pequeñas empresas que se han visto —como las dos señaladas—
afectadas por los aranceles.
El problema es que Trump solo puede salir en la foto final
como "vencedor" y no creo que China esté por la labor. De hecho, los
ataques de Trump han servido para fortalecer la capacidad de unidad de China,
en donde surge un nuevo nacionalismo basado en su propio "sueño
chino".
La persona menos indicada para negociar los cambios del
mercado mundial es Donald Trump, como se ha demostrado en todos los intentos
que lleva desde que llegó al poder. El mejor indicador son los abandonos de sus
propios estrategas y colaboradores. El último caso, hoy mismo, con la retirada
de la candidatura para dirigir un puesto tan clave como es la Inteligencia, después
de la dimisión del anterior.
Trump puede hacer mucho daño antes de desaparecer en algún
campo de golf, en uno de sus resorts o en la torre neoyorquina que lleva, como
no podía ser de otra forma, su nombre.
Mientras tanto seguirá echando por tierra las pequeñas
empresas norteamericanas que se forjaron en los tiempos de la globalización,
algo que nos guste o no, creó un mundo que no se puede modificar en un día,
como Trump pretende. Ninguna situación es perfecta, pero en ocasiones, como se suele decir, los remedios son peores que las enfermedades.
Está bien que, frente a los grandes números, nos muestren los efectos en la economía real, en las personas, en los negocios. Así se ve el mundo de otra manera,
*
"US-China trade war: 'We're all paying for this'" BBC 1/09/2019
https://www.bbc.com/news/business-49122849
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