jueves, 15 de agosto de 2019

Cuerpos, mentes e Inteligencia Artificial

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Durante siglos se ha debatido en la Filosofía el llamado "problema mente-cuerpo". Se trataba de dar respuestas a lo que nosotros percibíamos (la palabra es importante) como una dualidad a través de la conciencia, por un lado, y la experiencia material del cuerpo. "Cuerpo" y "alma", como entidades diferentes dan lugar a una cultural dualista que les asigna destinos distintos. El cuerpo lo percibimos y decidimos su destino; el "alma", en cambio, como entidad obvia por la experiencia propia (no por la ajena) queda libre para imaginar origen y destino. Es sorprendente la cantidad de combinaciones culturales que se pueden hacer con solo esta pareja dual. La historia de las diferentes culturas asigna en cada una de ellas un valor al cuerpo y otro al alma. ¿Existen las almas antes del cuerpo? ¿Pasan de un cuerpo a otro? ¿Olvidan las vidas anteriores? ¿Hay almas gemelas que se encuentran y desencuentran? ¿Son inmortales? El destino del cuerpo es evidente, pero se le da un sentido diferente, tanto en la vida como en la muerte. No significa lo mismo un cuerpo en Grecia, que un cuerpo en el Tíbet; no es lo mismo el panteón funerario, la pira en la que arde, que el "entierro celestial" tibetano, en el que los monjes descuartizan el cadáver para devolverlo a la Naturaleza entregándoselo a los buitres.
Cuerpo y alma —experiencias inmediatas con la materialidad del cuerpo, la conciencia de habitarlo— dan lugar a esa especulación inicial alrededor de la cual se organiza la cultura.
La conversión del "alma" en "actividad cerebral" lo liga al cuerpo. La mente es algo que emerge de la actividad cerebral, por lo que las relaciones mente-cuerpo ya no son una forma dual, dos elementos separados. La mente surge del cuerpo a través del fenómeno de la "consciencia", algo que apenas estamos empezando a comprender. Las neurociencias y las ciencias cognitivas han dado un enorme salto abordando la cuestión de una forma diferente.


El problema "mente-cuerpo" ha quedado redefinido como "cuerpo-cuerpo" estableciendo que la consciencia tiene un origen corporal, que es una propiedad de la materia de cierta complejidad. La mente es un espejo de la naturaleza en la que se desarrolla un grado mayor  menor de autoconsciencia. Somos sensibles al entorno, como todo lo vivo, pero es específico de lo humano (y de otras pocas especies) ser conscientes de nosotros mismos. A partir de ahí, se eleva el colosal edificio de la cultura, en el que damos forma a nuestras mentes interactuando no solo con el entorno sino a través de la sociabilidad, un construir conjunto. El lenguaje es el acelerador de los procesos, tanto de los que permiten la reflexión interna (la conciencia) como la interacción con los otros (la comunicación, la memoria colectiva, el juego social, etc.)
Desde esta perspectiva, gracias a las Neurociencias, es posible abordar la cuestión mente-cuerpo como una cuestión interna. Los grandes avances en cirugía, "reconectando" el "cableado" han permitido, por ejemplo, restablecer las conexiones perdidas entre diferentes partes del cuerpo. Es un problema de "comunicación", de transmisión de información entre dos puntos, el cerebro y el resto de las partes del cuerpo. No se percibe ya como dos mundos separados, sino algo que forma una totalidad. Eso es lo que hemos aprendido de científicos como Antonio Damasio ("El error de Descartes", "Y el cerebro creó al hombre", "Sentir lo que sucede"...). La separación del cuerpo y la mente desaparece a través de las emociones, fundamento de nuestro desarrollo y estar en el mundo. Sentir es el principio, es la vida. La complejidad del sentir nos define e impulsa hacia una consciencia también más compleja, más rica. Las emociones son esenciales en nuestra vida —en el principio está el sentir—, no son un obstáculo, como pretendía el "hombre racional" clásico. Conocer es conocer emocionalmente. 


Al redefinirse el problema mente-cuerpo como una cuestión de transmisión de información, se ha desarrollado toda una mecánica informativa que permite abordar desde una perspectiva diferente lo que había sido la forma tradicional, que concebía el cuerpo como un títere y la mente como un titiritero (a veces en manos del titiritero mayor, la divinidad). La metáfora ahora es otra. Nuestro cuerpo es un complejo sistema de información en constante interacción con el entorno. Esa información sirve para mejorar las condiciones y actuaciones del sistema. Muchos de estos procesos son automáticos, es decir, sin que sean conscientes, sin que intervenga la consciencia. Otros son llevados a cabo con la intervención del control consciente, si bien siempre en contacto con el cuerpo del que no se puede prescindir, aunque se nos muestre invisible en las decisiones. El debate sobre la libertad de la consciencia, si es real o solo una apariencia y que somos manejados por nuestros deseos profundos, es una cuestión abierta. No es una novedad, ya que el problema del "libre albedrío" se enfocaba anteriormente desde la perspectiva coherente con el planteamiento del "alma", es decir, desde la teología. ¿Fue Judas libre o un instrumento divino?, se preguntaban filósofos y teólogos (términos equivalentes durante muchos siglos).
Los nuevos retos plantean nuevas preguntas y las preguntas nuevos desafíos. Una vez que hemos comprendido en forma satisfactoria una serie de problemas relacionados con esa interacción, se abren nuevas. En su sección "Future", la BBC se pregunta: "Will we ever control the world with our minds?". Estamos de lleno en otro espacio de reflexión nuevo, derivado del problema "mente-cuerpo", que hoy podemos redefinir como "problema mente-máquina".


Gracias a las Neurociencias, a la Cibernética, a la Teoría de la Información, a la Sistémica, estamos uniendo nuestro cuerpo a las máquinas. No hay día en que no tengamos noticias de los implantes que nos permiten conectar el cuerpo a máquinas. Muchas personas tienen hoy prótesis que les permiten hacer llegar las órdenes de sus cerebros a los miembros artificiales, a sillas de ruedas y diversos tipos de dispositivos. Gracias a la comprensión de los flujos de información que recorren nuestro cuerpo hemos podido crear conexiones con máquinas convirtiendo el problema en una cuestión de conexión de dos partes, la biológica y la artificial. Se trata de conseguir que el flujo vaya de un lugar a otro. Hacia el miembro como acción u orden y del miembro hacia el cerebro como respuesta sensible. No nos basta con actuar, queremos sentirnos en contacto con el mundo. Hoy, por ejemplo se desarrollan pieles artificiales sensibles a la presión o al calor. Nanotubos llevan las "sensaciones" del tacto al cerebro.
Pero los nuevos objetivos tienen que ser más ambiciosos. Hasta el momento se ha tratado de conectar piezas al cuerpo para que se conviertan en prolongación de este. Ahora se va más allá, al ideal de la conexión directa de la mente a la/s máquina/s sin elementos de mediación:

The goal of the Next-Generation Nonsurgical Neurotechnology (N3) programme launched earlier this year is to remove the need for electrodes, cables and brain surgery.
Al Emondi, who manages the programme, has given scientists from six of the USA’s leading research institutes the task of developing a piece of hardware capable of reading your thoughts from the outside of your head and small enough to be embedded into a baseball cap or headrest. In an approach that has been compared to telepathy – or the creation of “a true brain-computer interface”, according to Emondi – the device has to be bi-directional, able to transmit information back to the brain in a form that the brain will understand.
Emondi has given the scientists only four years to take the new technology from the laboratory to the point it can be tested on humans. Even Elon Musk’s plan for an Upgrade-style brain–computer interface, Neuralink, still requires risky surgery to embed the chip in the brain, even if it does replace cables with a form of wireless communication. 
“The ability to really change the world doesn't happen often in a career,” says Emondi. “If we can build a neural interface that’s not invasive, we will have opened up the door to a whole new ecosystem that doesn’t exist right now.”*



A los problemas tecnológicos se suman los éticos, con enormes desafíos. La investigación que puede plantear problemas éticos se suele comenzar por algún tipo de beneficio sobre la salud, una "buena obra", que es la forma en que es más fácilmente aceptable por la sociedad, pero pronto vemos que la investigación se incorpora a otro tipo de campos, de la industria a los usos militares. El temor a las protestas o recelos camufla mucha investigación en estos campos como "humanitaria" para resultar posteriormente aplicada a otros fines. Las grandes compañías y estados saben cómo vender lo beneficioso de sus investigaciones, luego no vemos muchos beneficiados en determinados campos. Muchas lo son, pero hay que tener cuidado con el control del conocimiento. Tiene efectos sobre la sociedad misma, sobre todos. No es lo mismo controlar un miembro artificial que controlar otro tipo de dispositivos exteriores, no pertenecientes al propio cuerpo. Igualmente, tampoco lo es dar algún tipo de ventaja a las personas por encima de lo que ya tienen, una especie de dopaje cibernético.
El artículo de la BBC se cierra con advertencias:

The development of powerful brain-computer interfaces may even help humans survive the hypothetical technological singularity, when artificial intelligence surpasses human intelligence and is able to self-replicate itself. Humans could use technology to upgrade themselves to compete with these new rivals, or even merge with an AI, something Elon Musk has made explicit in his sales pitch for Neuralink.
“Our artificial intelligence systems are getting better and better,” says [Michael] Wolmetz. “And there is a question of at what point humans become the weakest link in the systems that we use. In order to be able to keep up with the pace of innovation in artificial intelligence and machine learning, we may very well need to directly interface with these systems.”*

Un futuro de máquinas que sean mejores que nosotros en determinados aspectos  no tiene nada de extraño. La función de las máquinas, desde la más sencilla, es ir más allá de lo que nosotros podemos hacer. Pero las máquinas inteligentes, un futuro que comenzó hace ya setenta años implican unos desafíos nuevos. Hasta ahora siempre hemos sido nosotros los que decidíamos que hacían las máquinas. Ahora estamos trabajando en sentido contrario, dándoles una autonomía que no sabemos cómo puede resultar. Es, sin duda, peligroso y, en un sentido irresponsable. El concepto de responsabilidad es esencial en la construcción de nuestras culturas. Es una palabra que esconde muchos niveles que tienen que ver con nuestra responsabilidad sobre lo que hacemos.


Cada vez somos más conscientes de nuestras decisiones erróneas en muchos campos. Descubrimos que hemos hecho algo mal o descubrimos cosas que antes no vimos. Esto debería enseñarnos a ser más cuidadosos, sobre todo cuando las decisiones que tomamos afectan globalmente y con intensidad notable, a veces ,sin vuelta atrás. El efecto de los cambios introducidos ligados a la revolución industrial están siendo comprobados ahora, puede que demasiado tarde. El crecimiento sin cesar puede ser bueno para la economía, lo que no significa que lo sea para el planeta y, hoy por hoy, es lo que tenemos.
La pregunta sobre si no estaremos siendo el eslabón más débil en la cadena es pertinente. La aceleración competitiva hace que muchas decisiones se tomen antes de ver los efectos o evaluándolos defectuosamente. La pregunta no es solo "¿podemos hacerlo?", sino "¿qué consecuencias puede tener, cómo nos va a afectar?"    
Estamos, en efecto, en el umbral de una nueva civilización que puede que, debido a la velocidad acelerada del tiempo, sea la más efímera. Casi todas se basaban en la idea de los ciclos, que era lo que daba seguridad, el eterno retorno. Nuesta cultura el lineal y basada en el cambio constante, en la no repetición. No puede ser sostenible mucho tiempo. Aprendamos.



* Mark Piesing "Will we ever control the world with our minds?" BBC 15/08/2019 http://www.bbc.com/future/story/20190814-will-we-ever-control-the-world-with-our-minds





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