sábado, 20 de julio de 2019

Las palabras de Angela Merkel

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El apoyo mostrado por Angela Merkel a las cuatro congresistas norteamericanas atacadas por Trump dice mucho de la persona. Y de la mujer político. Merkel se podía haber callado tranquilamente, pero no lo ha hecho y ha dicho algo más: "Those (President Trump's statements) are sentiments which are very much in opposition to my impressions (about the US) which I strongly believe in and it is something that undermines America's strength", según recoge la CNN.
Sus palabras y el argumento que las sustenta se basan en dos principios. El primero es que los ataques van contra la esencia de los Estados Unidos; el segundo que es una forma de debilitarlos. Creo que en ambos tiene razón y así lo hemos expresado en muchas ocasiones anteriores señalando que el "americanismo" de Trump es profundamente antiamericano y que está haciendo perder, por ello mismo, la capacidad de liderazgo que el propio Trump y los suyos se atribuyen.
Ambos argumentos están entrelazados, ya que la capacidad de liderazgo norteamericana ha pasado de lo moral a la fuerza militar, que es de lo único que Trump entiende, no siendo un personaje precisamente para el que la moralidad represente mucho. Trump está destruyendo algo más que la imagen de los Estados Unidos en el exterior; está destrozando su fundamento interior, la propia idea norteamericana, es decir, el concepto de "nuevo mundo" acuñado por los mismos norteamericanos. Trump está pisoteando sueños y utopías.


El efecto Trump en el exterior está haciendo crecen el sentido de que los demás países deben alejarse de los estados Unidos ya sea para mantener su propia defensa o sus propias líneas en cualquier ámbito. Ya ha ocurrido con la defensa europea. La presión de Trump ha llevado a renovar el impulso de una estrategia propia y, lo que es inadmisible para Trump, el desarrollo de la propia industria de defensa. No le ha salido bien la jugada que se saldó con un enfado monumental al ver que los Estados Unidos no iban a sacar tajada de la defensa europea vendiendo el armamento. Lo ocurrido con la compra de misiles rusos por parte de Turquía es solo un ejemplo de adónde llevan los malos modos de Trump.
Ya hemos hablado aquí en varias ocasiones de la estrategia de crear conflictos y luego vender armas y protección. Los resultados allí donde le funcionan, Oriente Medio, se salda con la compra de más armas en una zona que está al borde de un segundo estallido, mucho más complicado que el que supuso la Primavera Árabe, ya que esta vez no se trata de un conflicto vertical, sino horizontal, es decir, entre países de la zona. Lo que se está gestando en Ormuz es hijo de la ruptura de los acuerdos con Irán por parte de los Estados Unidos. Las consecuencias están por verse en unos momentos de creciente tensión con los apresamientos de petroleros y el derribo de drones.

Junto a la política internacional, lo que está haciendo en la política doméstica es la perversión del sistema democrático llevando a la población a una polarización inusitada, pues ya no se trata de cómo realizar determinadas políticas, como ocurría con el ObamaCare, sino con otro tipo de cuestiones profundamente perversas para la propia identidad norteamericana. Ya no se trata del "más gobierno" o "menos gobierno", como suele ser habitual. La política de Trump es perversa e insultante, agresiva. Lo es literalmente y por eso el incidente con las cuatro congresistas excede lo hecho hasta el momento porque va contra la más pura esencia de la filosofía fundacional norteamericana.
Por encima de las discutible prácticas desarrolladas por los Estados Unidos, se mantenía un discurso identitario mediante el cual los norteamericanos se veían a sí mismos. Por utópicos o alejados de la realidad que pudieran estar en muchas ocasiones, mantenían un "modelo" de país. Trump lo ha dinamitado.


Trump ha dinamitado los valores esenciales de la libertad de prensa, de la igualdad y de los Estados Unidos como una nación creada por el patriotismo constitucional y no por el nacimiento. Con Trump, los insultos se han extendido y se extienden a todos los países del mundo, unos por su pobreza otros por simplemente llevarle la contraria.
Trump representa la peor cara de los Estados Unidos. Esta cara se ha mostrado en ocasiones, pero siempre se apoyaba en un discurso general y trataba de equilibrarse. Hoy no hay equilibrio. Trump se siente como un reyezuelo poderoso cuyas armas le dan derecho al insulto, categoría en la que entra todo, del alcalde de Londres a las congresistas atacadas, de la prensa norteamericana a los países vecinos.
Los pueblos que eligen a sus dirigentes son responsables de lo que estos hacen en su nombre. Hoy hay una mayoría de norteamericanos que repudian las palabras y los actos de Donald Trump. Nunca tuvo a la mayoría de los norteamericanos a su lado y él lo sabe, lo lleva clavado.


Fuera de sus fronteras, el rechazo es enorme, incluso en los países que se consideran amigos y aliados, como ha ocurrido con Reino Unido, donde las visitas han contado con enorme rechazo popular. Es, con mucho, el personaje político internacional en el que es más coincidente el enfado.
Los Estados Unidos han tenido mejores y peores presidentes, pero ninguno como Donald Trump. Las abiertas palabras de rechazo de Angela Merkel vienen de la dirigente de una nación amiga. Merkel se ha complicado la vida ella sola, pero seguro que lo ha hecho muy a gusto. Debería cundir el ejemplo. La diferencia de talla política entre Trump y Merkel es abrumadora para la política europea, un ejemplo de corrección y diplomacia en todo momento, incluso con aquellos con los que no está de acuerdo. Será difícil rellenar el hueco de Merkel; el de Trump habría que cavarlo más profundo.
Es de agradecer que Angela Merkel se haya saltado su tradicional discreción para repudiar abiertamente el comportamiento de Trump y haya apoyado a las cuatro mujeres atacadas. Dice mucho en su favor, como persona y como dirigente político.
Cuando Ilhan Omar, la congresista norteamericana de origen somalí regresó a su estado se encontró con un gran recibimiento en el aeropuerto. Se trataba de hacerla ver que ella estaba en "casa" y que su hogar está donde vive, junto a los que representa y que le han mostrado apoyo, cariño y respeto.


* "Angela Merkel stands in 'solidarity' with congresswomen attacked by Trump" CNN 19/07/2019 https://edition.cnn.com/2019/07/19/europe/angela-merkel-annual-conference-intl-grm/index.html
 
The New York Times



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