Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
peculiar autoritarismo con el que se desenvuelve el régimen egipcio alcanza
todos los niveles de la vida, de lo institucional a lo privado. Es el régimen
quien define qué es un problema y decreta la forma, sí o sí, de "solucionarlo".
Hemos
hablado aquí en varias ocasiones de la
cuestión del divorcio en Egipto. Las cifras son enormes, lo que hace que haya
sido definido como un "problema". Así, lo que para unos puede ser un
problema de su matrimonio, por lo que se divorcian, para el gobierno el
problema es que se divorcien, algo a lo que se supone que tienen derecho a
hacer si así lo estiman, como una decisión. En vez de pensar que el problema
está en las condiciones del matrimonio, se pone el acento en evitar las cifras
del divorcio sin pensar que este puede ser una liberación para alguno o ambos
cónyuges. Con la poligamia, además, se introducen nuevos factores de discordia,
como maridos que toman nueva esposa sin avisar a la primera, un tema discutido
también últimamente, entre otros, con especial atención a la situación
desequilibrada de la mujer, que además de los condicionamientos habituales
(edad del matrimonio, falta de recursos económicos, limitación a los estudios,
etc.), padece la desigualdad en el divorcio, cuya iniciativa resulta mucho más
sencilla para el varón, que dispone incluso de las fórmulas exprés. De todo
ello hemos hablado en múltiples ocasiones, cada vez que había alguna iniciativa
o dato.
La
elevadísima tasa de divorcios hizo —también lo tratamos— importar fórmulas de
países en donde se había reducido la tasa de divorcio. Vimos que la forma
admirada de reducirlo no era tanto atacar a sus raíces, sino dificultar las
condiciones del divorcio, con lo que el matrimonio se convierte en cadena
perpetua en muchos casos.
La
puesta en marcha del programa sigue el camino habitual: al presidente al-Sisi
le notifican que hay un problema, el presidente lo hace suyo y da instrucciones
para que se solucione. El pueblo respira tranquilo porque con un presidente así
no hay problema que se le resista. Esto vale para los ateos, homosexuales o
parejas mal avenidas que no se dan cuenta de que su obligación es mantener la
paz familiar y traer hijos a mayor gloria de Egipto y Dios.
Recordarán
los lectores que igualmente en este caso se transmitieron las órdenes y, como
en cualquier ejército bien engrasado y eficaz, la maquinaria se puso en marcha
sin rechistar. Ya tenemos los planes en marcha, como nos cuenta la prensa
egipcia desde hace unos días. El estatal Ahram Online titula "Egypt to make anti-divorce program
mandatory for graduation starting next academic year: Official" y nos
cuenta:
Egypt is planning to make a new anti-divorce
program which offers mandatory lessons for university students starting this
coming academic year in September, an official said Wednesday. Egypt's church
and leading Islamic authority, Al-Azhar, are partners in the project.
Mawadda, which means affection, was launched
earlier this year to qualify university students for marriage and educate them
on how to choose their partners and handle marital conflicts. The project is
intended to curb divorce rate which reached 211,000 cases in 2018, according
the statics news agency CAPMAS.
The project has since been in a trial phase,
but starting this September it will be mandatory for graduation, Amr Osman,
social solidarity minister advisor said.
To date, 21,000 young people have received
training as part of a project in the governorates of Cairo, Alexandria, and
Port Said, where most divorce cases occur, he said, according to state news
agency MENA.
The program is targeting 900,000 people in the
18-25 age bracket annually, mostly university students. It is also targeting
married couples who resort to government's conflict settlement offices.
Egypt's Social Solidarity Minister Ghada Waly
said last year that tough economic conditions and low employment rates were
behind the significant rise in divorce rates.
Mawadda was launched after Egyptian President
Abdel-Fattah El-Sisi urged action to combat the country's high divorce rates
and said he was alarmed by the figures.*
El párrafo final lo dice todo. La preocupación del
presidente es el principio del fin de los problemas. Es asombrosa la fe que el
estado egipcio transmite. En un mundo lleno de problemas creado por su propia
inoperancia, corrupción, etc., el estado se presenta como la solución para
todo. El principio tiene su sentido: el pueblo no debe pensar por sí mismo,
siempre debe escuchar la voz de aquellos que cuidan de él, es decir, el estado
y los grupos religiosos representados por la Universidad de Al-Azhar, cuyo
poder aumenta cada día, lo que acabará causando problemas en un plazo medio.
El estado no tiene otro interlocutor social y hacen entre
ambos una especie de pinza ideológica en la que unos y otros se respaldan
mutuamente para mantener el control. En vez de aumentar la autonomía de la
sociedad civil, el estado egipcio ha optado por hacerse absolutamente
necesario, por la mayor intromisión en la vida de los ciudadanos, a los que
vigila y controla. Es algo más que una dictadura militar, es la deificación
absoluta del estado y sus fuerzas, la religión y el ejército. La burocracia, de
la que vive el régimen y los que viven bien con él, es el cuerpo por el que
circulan, sin más remedio, los ciudadanos, obligados a cantar las maravillas de
un sistema poco eficaz.
El hecho de que los universitarios no puedan graduarse sin
haber cursado esta asignatura anti divorcio en la que se les explica con quién
debe casarse, cuáles son las virtudes que deben tener sus parejas para evitar
los conflictos matrimoniales que deriven en divorcios, es de un
intervencionismo sin parangón porque no se trata de una cuestión religiosa, de
cursillos, etc. como es frecuente. Se trata de mucho más.
Ese casi millón de jóvenes van a estar en manos durante un
tiempo de personas que les van a decir las ventajas del matrimonio, considerado
un fin social adecuado, piensen en casarse o no. Y eso lo deciden su nuevos profesores.
En Egyptian Streets reproducen la información dada por el
diario estatal y añaden:
Marriage in Egypt is still considered a
significant step in the lives of most Egyptians. Spouses alternatively pay a
hefty sum securing a dowry, weddings, estate and a car. With the inflation and
rise of prices, young couples have been facing difficulties getting married or
maintaining a stable married life.
Moreover, there is strong stigma attached to
divorced women in particular, with many voicing out problems of discrimination,
belittling and increased harassment.**
No es casual este añadido. Esta bien visto que quien va a
padecer más de lo que ya lo hace es la mujer. Desde el momento en el que el
estado pone en marcha su programa anti divorcio, divorciarse es ya algo contra
el estado. No hay estigma masculino por el divorcio; solo es la mujer
divorciada la que lo padece. En un mundo desequilibrado por la poligamia, es la
mujer la que pierde su "valor" en la sociedad patriarcal. El hombre
sigue impoluto a través de sus divorcios, cosechando matrimonios si así lo
desea. La mujer, por el contrario, una vez divorciada se tiene que enfrentar a
la vergüenza. Si además tiene hijos en ese matrimonio roto, se verá sometida a
todos los condicionamientos de retirada de los hijos en el caso de que
decidiera volver a casarse, algo que no ocurre con el marido, que puede hacerlo
cuando quiera. El desequilibrio es absoluto por las propias condiciones.
Los cursos para ese casi millón de jóvenes son una forma de
presión y control social. Como decimos, "fallar" ahora, es hacerlo
doblemente, ya que se defrauda al estado. La visión del matrimonio que van a
recibir desde las instituciones es eminentemente patriarcal porque no puede serlo
de otra manera. Todavía colean las declaraciones del jeque de Al-Azhar
recordando que la regla de golpear a la esposa sin dejar marcas es conforme a
la ley. Lo mismo ocurrió cuando se cuestionó el divorcio unilateral y sin
aviso, el "ahí te quedas", del que ya hablamos en su momento. Todo lo
que está escrito es inamovible, por lo que no hay más enseñanza que recordar
que hay que seguir la palabra de Dios y cumplir lo que a los maridos se les
promete.
Curiosamente, en 2008, las noticias eran que los eruditos islámicos consideraban autorizado el que la mujer respondiera a la violencia con la misma intensidad amparándose en que todos tienen el derecho a defenderse. ¡Curiosa forma de enfrentar los problemas matrimoniales! Contrasta con lo que escuchamos hoy donde parece que el derecho a la autodefensa se ha perdido y vuelve a ser el esposo el que tiene la vara. Eso sí, sin dejar señales.
Este próximo año, un millón de estudiantes universitarios no
se graduarán sin haber escuchado las bondades del matrimonio y de la
importancia de las virtudes de paciencia y obediencia.
Al-Arabiya 2008 |
¿Solo se divorcian los universitarios? Esta pregunta tiene
una respuesta fácil: son las mujeres universitarias las que están en mejor disposición de intentar cambiar de vida, ya que poseen una formación que les
permite tratar de subsistir en el mundo post matrimonial, que puede ser un infierno. Son las que tienen menos difícil salir sin el acuerdo de sus maridos. Más fácil al menos que las que viven en los entornos rurales con
menos educación y cerradas en un mundo pequeño. Allí las cosas se resuelven de
otro modo.
Queda en evidencia una vez más que el plan de al-Sisi no es
el aumento de la conciencia de la ciudadanía, sino la tutela constante, lo que
transforma a la sociedad en una masa infantil que debe ser constantemente
reeducada según los principios que le llegan desde arriba.
La verticalidad de
la sociedad egipcia es, en este sentido, absoluta, un continuo esperar a que
los problemas que nacen abajo sean resueltos mediante ordeno y mando. Es un
concepto que ha vertebrado la política egipcia desde que los ilustrados
coroneles o los piadosos islamistas han accedido al poder. Madrasa o cuartel o,
como ahora, la mezcla equilibrada de ambas. Mejor que hablar de amor y matrimonio en clase, habría que intentar reducir las escandalosas cifras del acoso sexual en el país, considerado uno de los peores en este sentido por todos los indicadores internacionales. Es la misma sociedad machista que acosa la que luego se divorcia. Pero ahí parece que no hay nada que hacer, como se vio en el caso del jugador de fútbol de la selección egipcia, Amr Warda, al que se le pidió una "segunda oportunidad" invocando mandatos piadosos por parte de Al-Azhar.
Lejos de dar las libertades que
muchos reclamaron en 2011, al-Sisi se ha convertido en la referencia de todo,
mostrándose como el virtuoso padre al que hay que imitar y obedecer. Para ello ha
desarmado a la propia sociedad civil, de la que recela siempre. Solo una voz, solo una mano. La autoridad es la única alternativa.
Veremos lo que ocurre cuando el programa se desarrolle y las
cifras muestren el resultado de unas enseñanzas que no van a la raíz del
problema.
*
"Egypt to make anti-divorce program mandatory for graduation starting next
academic year: Official" Ahram Online 17/072019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/338156/Egypt/Politics-/Egypt-to-make-antidivorce-program-mandatory-for-gr.aspx
**
"Obligatory Anti-Divorce Courses for Egyptian University Students"
Egyptian Streets 18/07/2019 https://egyptianstreets.com/2019/07/18/obligatory-anti-divorce-courses-for-egyptian-university-students/
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