sábado, 6 de julio de 2019

Demasiado perdón al acoso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Fútbol. El mundo se detiene para verlo. Es un gran negocio mundial, el gran escaparate de los países, el bálsamo de las heridas y orgullos. En un mundo de estrellas, es fácil encontrarse con problemas que afectan al conjunto. Cuanto más se invierte en la construcción de su imagen pública, mayores riesgos se corren. Más dura será la caída, podríamos decir.
Recordarán los lectores el caso que trajimos aquí hace unos pocos días sobre el caso de Amr Warda, el jugador de la selección egipcia, expulsado y después readmitido por las denuncias de acoso sexual a través del teléfono de una modelo británico egipcia, que grabó su insistencia y amenazas. Aquí lo titulamos "El hombre al que nadie decía no" porque ese era su argumento, prepotente, narcisista y machista. Decir "no" a Warda era un riesgo. 
La readmisión fue una decisión en la que pesó la opinión de Mo Salah, la gran estrella del fútbol egipcio. Su teoría, expresada en sus tuits, es que había que darle una "segunda oportunidad", algo que Warda no tenía con sus víctimas, que sufrían constantes amenazas.  Como ya advertimos, Salah se había metido en un agujero del que no le iba a ser fácil salir dada la contradicción en un país que padece uno de los índices más altos de acoso sexual del mundo, considerado según diversos índices como "uno de los peores para vivir las mujeres". No era un buen ejemplo lo que se daba.


La copa de África sigue con su organizador, Egipto, intentando dar una imagen de modernidad a los visitantes, pero ¿qué modernidad es la que "perdona" a un acosador que duró ¡un día! en su equipo portugués por acosar a las esposas de dos de sus compañeros? Los casos, como era previsible, han seguido saliendo. Resulta que a Warda se le han dado "más oportunidades que a El Platanito", que era un aprendiz de torero bastante malo que se paseaba por Madrid con un cartel "pidiendo una oportunidad".

Amr Warda es un "mal ejemplo" y un "buen ejemplo". Es malo porque es un acosador y es "bueno" porque muestra los vicios del sistema al enfrentarse el acoso en Egipto. El error de Salah al comprometer su prestigio respaldando públicamente lo pagará, como anticipábamos.


Y ha empezado a hacerlo ya. Ahram Online reproducía ayer,  con el logo de la Copa de África, un artículo publicado en Ahram Weekly con el título "Navigating the Warda storm", firmado por Marwan Ekshafei. El titular ya nos indica mucho al calificar como "tormenta" el caso. Es evidente que el propio evento, la Copa de África, genera una atención que no iba a poder disimularse por las palabritas de Mo Salah y su teoría de la "segunda oportunidad".
Gracias al artículo, podemos apreciar el error de cálculo cometido al meter a Salah por medio. La intención, evidentemente, era jugar con su prestigio: si Mo Salah, que va por la vida como santo en pantalones cortos, pide que se perdone a Warda, la gente lo aceptará. Puede que en una parte de Egipto funciones, pero no, desde luego en el exterior, en donde en vez de tener un acusado ahora tienen dos por el mismo hecho.
El artículo recoge las reacciones de periodistas de medios internacionales ante la "tormenta":

The story of Egyptian national football team player Amr Warda couldn’t go peacefully without a response by the international media. The Greek-based winger had been sending inappropriate messages on social media to at least two women. Warda released a video to offer his apologies but not before the Egyptian Football Association (EFA) banned him from the current Africa Cup of Nations (AFCON) tournament before deciding to reinstate him.
Warda has the backing of Egyptian team captain Ahmed Elmohamady and Liverpool star Mohamed Salah.
Al-Ahram Weekly spoke to foreign journalists for their opinion. “It was a great decision to cut Warda off the national team based on the available evidence,” Nick Ames of the Guardian newspaper said. “If I was one of the Egyptian national team players I would have asked the EFA to investigate and based on the answers of this investigation whether to accept the EFA’s decision or not.
“I think what Mohamed Salah did was so unusual. Salah isn’t the kind of player who gives strong opinions. He is very calm and well behaved and normally he doesn’t like to involve himself in these things,” Ames added.
“I really believe that neither Elmohamady nor Salah could have shown the same support if one of their teammates in England had done the same thing.”*


La cosa se sigue enredando porque nunca se sale bien de las contradicciones. A la contradicción institucional egipcia (y social, pues muchos apoyaron a Warda y atacaron a la víctima, como ya comentamos), le sigue la del propio Salah. La cuestión que plantea Ames no es trivial: ¿hubiera reaccionado Salah de la misma manera si se hubiera dado el caso entre sus compañeros en el equipo británico en el que milita?
No me interesa saber el grado de voluntariedad de la decisión de los futbolistas para pedir una "segunda oportunidad". No vamos a saber el presión o no que hayan podido tener. Las intenciones son una cosa y los resultados otra.


El caso Warda es un inmenso error que vuelve a dejar en evidencia al régimen egipcio y que fractura a la propia sociedad entre los patriarcales, que todo lo perdonan por un buen resultado, y los que no quieren que en su equipo nacional haya un acosador compulsivo, denunciado durante años.
Las opiniones  de los medios internacionales se suceden negativamente:

“I think it is very controversial in the sense that at the beginning the EFA made a statement that what Warda did was unacceptable and they decided to suspend him from the national team,” Buster Kirchner, of the Danish sports magazine Tipsbladet, said. “Then they brought him back to the squad. I am so surprised that Salah, Elmohamady and (teammate) Baher Al-Mohamadi reacted the way they did. It would have been a great story for Egypt to promote themselves to the world that even if they have an important tournament, ethics and gender equality come first. It is so strange that the role models are defending a guy who has been accused of sexual harassment a lot of times.”
This was not Warda’s first time to be accused of sexual harassment. In 2013 he was suspended from the Egyptian youth national team for the same reason.
“I also criticise the EFA because at first they said that Warda must leave the squad immediately, then they brought him back. It Is good that the players support a friend who is also a good player but this is bigger than football. Here in Egypt football players are the real role models of youth,” Kirchner said.
“I think what Salah did wasn’t something he did on his own. I think it was a group decision to put some pressure on the EFA. There is a big difference between supporting Warda and forcing the EFA to bring him back,” he added.*

Los intentos de salvar a Salah no son muy convincentes precisamente porque aunque la decisión haya sido tomada por el grupo (todavía peor, porque entonces no se libra nadie), la cara que se utiliza es la del jugador del Liverpool. Desde que se produjo el caso, los medios, como el mismo artículo que citamos, no dejan de mostrar fotos de ambos juntos, como si el contacto o la simple proximidad purificaran al acosador.
Un enorme error, ya lo advertimos, que solo oscurece la imagen de Egipto. Cuanto mayor sea el éxito —la paradoja de la comunicación— más se hablará del caso. Los medios de Oriente Medio y del resto del mundo reproducen los tuits de los seguidores defraudados o de los defraudados a secas. Los mensaje de Salah pidiendo respeto por las mujeres y contra el acoso han quedado en un gasto inútil de la campaña de relaciones públicas. Ha dado el peor mensaje a la sociedad que espera de él firmeza antes que solidaridad con el acosador constante, expulsado de la selección juvenil, expulsado del equipo portugués y denunciado múltiples veces, Amr Warda.


Warda es el ejemplo negativo de lo que se puede hacer en Egipto si eres un jugador famoso o si tienes quien te cubra las espaldas. Lo acaban de confirmar las propias instituciones. Ha arrastrado, además, a los compañeros.
Pero la cosa ha ido más lejos, como nos explicaban en el Middle East Eye hace una semana. Tras recoger la incongruencia de Salah, escriben:

Dar el-Ifta, Egypt's central authority for issuing religious edicts, was caught up in the debate when it tweeted a message praising those who protect offenders from scandal which some interpreted as siding with Warda.


دار الإفتاء المصرية 🇪🇬
@EgyptDarAlIfta
 الستر على عباد الله من صفات الأنبياء

6,292
9:07 PM - Jun 26, 2019
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1,639 people are talking about this
  Translation: Shielding Allah's followers (from scandal) is a trait of prophets.**



¡Mala ocasión para la piedad! La verdad es que aquí no hay mucha defensa que hacer. La institución dedicada a la emisión de fatwas se ve así arrastrada hasta niveles absurdos por su propia mano. Todo esto tiene sus consecuencias, evidentemente, en la imagen internacional de Egipto, en la confianza en sus instituciones y en la absurda jerarquía establecida en la que ser jugador de fútbol en la selección te da derecho a todo, al aquí no ha pasado nada, y hasta tienes el beneplácito de las autoridades religiosas, las mismas a las que se les pide que reformen el discurso religioso una y otra vez por parte del presidente. La Copa de África, un evento propagandístico para el régimen, se está convirtiendo en una pesadilla cada vez más oscura.
Queda una cuestión en el aire: el hecho mismo del artículo de Ahram Weekly y su reproducción en Ahram Online, ambos medios estatales. Las críticas internacionales a la decisión de incluirlo son claras. ¿Benefician o debilitan a alguien?



* Marwan Ekshafei "Navigating the Warda storm" Ahram Online 5/07/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsAFCON/2019/337294.aspx
* "Amr Warda: Sexual harassment claims against Egyptian striker spark row" Middle East Eye 27/06/2019 https://www.middleeasteye.net/news/sexual-harassment-story-egypt

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