Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
grupos humanos han pasado de tener y compartir una información básica sobre su
entorno a tener actualmente acceso a información global, la que nos traen los
medios de comunicación. Este hecho es trascendental porque nos ha convertido en
una enorme comunidad que posee información de los lugares más distantes,
desconocidos muchas veces y que solo se manifiestan en el momento en que se
produce algo que se llama "noticia". Los acontecimientos ocurren,
pero no todos son noticia. Para que esto ocurra debe haber un entramado
institucional y discursivo que transforme ese hecho en discurso (escrito,
audiovisual, gráfico...). Lo que no dura en el tiempo, es fijado por alguna
forma de escritura y distribuido. El foco atencional e informativo, pues, se ha
ido desplazando de lo local a lo global. Eso quiere decir que podemos saber más
de lo que ocurre a miles de kilómetros que de lo que ocurre frente a nuestra
puerta. Esto divide nuestro mundo en zonas visibles e invisibles desde el punto
de vista local a la vez que crea grandes áreas de interés que absorben todo.
Desde
Egipto nos llega una estupenda iniciativa. Nos lo cuentan en Egyptian Streets con el
titular "‘Bashkatib’: Community Media Platform Run By Young Journalists in
Marginalized Areas". Una vez más son los jóvenes los que marcan la
diferencia en Egipto.
Hay varios principios interesantes en el proyecto "Bashkatib".
El primero de ello es la reivindicación de la propia zona como merecedora de
atención. La mirada sobre ellos mismos tiene un efecto de comprensión de la
situación, de fijación de los problemas desde su propia perspectiva.
'Bashkatib' is an initiative that attempts to
change this traditional method of producing content from one voice and one
center, opening the doors to other people in socially, economically and
geographically marginalized areas in Egypt to produce their own content and
express their own creativity and thoughts.
“From my point of view, the Egyptian media is
passing through one of the most important challenges in its entire history,
which is that it does not play a sufficient role in focusing and expressing the
concerns of other marginalized areas in Egypt. The lack of existing local media
deprives many communities from having their own voice in the industry,” Ahmed
Elhawary, founder of Bashkatib, tells Egyptian Streets.*
En un país tan centralizado en El Cairo —junto a Alejandría,
el otro centro— como es Egipto, el resto queda desdibujado y falto de atención.
Los medios actúan también como una forma de concreción de los límites propios,
definiendo espacios, y reconociendo la actividad que se desarrolla en su
interior. Igualmente, se toma conciencia de la propia identidad, que se va
forjando como narración a través de los discursos.
Eso lo comprendió muy bien Benedict Anderson al establecer
el papel de los periódicos en la construcción del nacionalismo configurando lo
que llamó "comunidades imaginadas". Necesitamos el "espejo"
en el que reconocernos y percibir nuestros límites, los relatos que nos dan el
ser específico, diferenciado.
Sin esa auto referencia, se pierde el sentido de la
"forma", en este caso, de comunidad, de historia, de participación
colectiva en la construcción, en los problemas comunes, etc.
El artículo nos habla del joven, que iba para ingeniero, que
se dio cuenta de ese problema de indefinición propia y de invisibilidad
exterior:
Elhawary did not initially dream to be part of
this media industry. As a young student, he worked to become an engineer like
most young Egyptians also hope to become, but this dream fell short once he
discovered that his high school grades did not meet the requirements of the
engineering faculty.
“I didn’t know what I was good at or what my
talents were,” Elhawary said, expressing a problem that the youth in Egypt
commonly face until today, “in the midst of this feeling of loss and confusion,
my friend told me that he noticed that I was the biggest reader and writer in the
group, and that I should consider going into media.”
“So I did eventually apply to the faculty of
arts and got into the mass media department, and ended up working as a
journalist instead, which is honestly one of the best things that ever happened
to me.”
Though he found his interest and passion in
journalism, Elhawary acknowledged that many people his age most probably do not
go through a similar scenario or are lucky enough to have a friend to point
them towards the field they fit into.
“I asked myself, what would the other people do
if they were in my position and didn’t have that same friend? And so the idea
came to me in 2012, when I decided to conduct a 3 month workshop at Artellewa
art space in Giza with a group of young people who lived in the area between
the ages of 12 and 18 years old,” Elhawary adds.*
La historia tiene mucho de fábula y de destino, encontrando
esa vocación que hoy no es frecuente al realizar un trabajo propio y con la
comunidad. Elhawary comprendió pronto cuál es la función de un verdadero
periodista, el servicio a la comunidad, pensar desde ella y convertirse en el
contador de historias que la mantiene viva. Como el personaje de la novela de
Vargas Llosa, El hablador, su función
es transformar los hechos en palabras y hacer que estas formen parte de la
memoria colectiva. Es esa memoria compartida la que da sentido de la comunidad.
Elhawary ha hecho algo más que crear un medio, lo que
hubiera sido pensar como un empresario. Lo que ha hecho ha sido crear una
manera de que sea la propia voz de los que no la tienen la que cuente su
historia.
Hay iniciativas parecidas para tratar de dar voz a grupos
marginados. En ocasiones, algunas ONG han entregados cámaras de vídeo para que
la gente de forma a sus propias historias. Los talleres mediáticos son un
equivalente para dotarse de voz. No se trata pues simplemente de salir en los
medios, si no de crear su comunidad mediática. No se trata de que vayan a
contar qué les ocurre, sino de hacerlo manifiesto desde el interior mismo. De
esta forma no es solo medio, sino foro, un espacio abierto para el debate de
sus propios problemas.
No crean un medio, sino una comunidad de comunicadores. Su
labor es ofrecerles un aprendizaje en la forma más eficaz de convertir en información
la vida que les rodea. Todo lo demás, nos dicen, lo ponen ellos respetándose su
creatividad y perspectiva.
Nos dice la autora del artículo sobre ese aspecto final:
Reading the articles on Bashkatib is most
definitely refreshing, as in contrast to the political and social issues
discussed from a more national point of view in widely read state-owned
newspapers, the content is much more closer and intimate, such as the
caricature on high school grades and articles that point out the problems in
the education system from a young person’s point of view and experience.
It is more than just a local newspaper or
website, however, as I see it as something incredibly vital in planting the
roots of a more inclusive and democratic society – changing the rules of the
media and creative industry overall. With social media already transforming the
way people express their views and opinions, it will be much more difficult to
direct the minds of an entire population in one direction, necessitating the
need to engage in dialogue, debates and compromise the different views that
exist in society as a whole.
Conocemos el panorama mediático egipcio, su control
propagandístico y su visión oficialista del mundo. Es un instrumento vertical
de ordenación del mundo. Por el contrario, como bien señala la autora, lo que
queda así en manos de la comunidad son la herramientas para hacerse visibles y
conscientes. La visibilidad les da sus límites, su identidad, entendida en
términos de deseos y realidades. La consciencia se desarrolla mediante el
debate, la confluencia de opiniones sobre ellos mismos.
Muchas comunidades del mundo realizan prácticas informativas
de este tipo, formando a sus ciudadanos para trabajar con los medios. En
Egipto, la concentración informativa sobre la vida de El Cairo o las zonas de
interés turístico, condena al silencio a los demás. Tomar las herramientas
informativas, mejorar cada año con nuevos talleres, es una gran actividad y una
conciencia propia que acabará molestando a los que prefieren una voz única y
autorizada.
Una estupenda labor. Es volver a la esencia del primer Periodismo,
creado alrededor de los problemas de la comunidad. Está bien saber qué pasa en el mundo, pero sin olvidar lo que ocurre bajo nuestros pies.
* Mirna
Abdulaal "‘Bashkatib’: Community Media Platform Run By Young Journalists
in Marginalized Areas" Egyptian Streets 14/07/2019
https://egyptianstreets.com/2019/07/14/bashkatib-local-journalism-platform-run-by-young-journalists-in-marginalized-areas/
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