lunes, 15 de julio de 2019

La maldad que no cesa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No sé si a alguien le cabe alguna duda sobre el racismo infame de Donald Trump y su idea de la "América blanca" invadida y amenazada. Es el último escándalo, en primera página del The Washington Post, con el que sacude al país. Se le añade en este caso al racismo y la xenofobia, el machismo despectivo con el que este vividor indecente trata a las mujeres. Es el último por ahora.
El tuit infame con el que las ha despreciado pasa de boca en boca, de pantalla en pantalla, de cadena en cadena: “So interesting to see ‘Progressive’ Democrat Congresswomen, who originally came from countries whose governments are a complete and total catastrophe, the worst, most corrupt and inept anywhere in the world (if they even have a functioning government at all), now loudly and viciously telling the people of the United States, the greatest and most powerful Nation on earth, how our government is to be run”* Ya había hablado anteriormente de "agujeros de mierda" para referirse a los países de procedencia de los inmigrantes. Les ha aplicado el mismo tratamiento a las congresistas demócratas, tres de ellas nacidas en los Estados Unidos, la cuarta en Somalia, llegada de niña.


No sé cuánto tiempo se podrá resistir esa tensión racial insultante, ese desprecio continuo. Trump está pulverizando todas las normas de convivencia política tanto en el plano nacional como en el internacional. Hay que temerle dentro y fuera. No hay que desligar el episodio del embajador británico de lo ocurrido con las cuatro congresistas a las que ha insultado. No son episodios separados, sino manifestaciones de una misma personalidad tiránica y narcisista. Conforme se siente más poderoso, aumentan sus demandas y sus acciones son más descaradas. Como los niños, tantea constantemente hasta dónde le van a dejar llegar. Y cada vez va más lejos, aumentando su desafío en la siguiente ocasión.
Tiene razón el representante demócrata por Arizona, Rubén Gallego, cuando dice "To people like Trump I will never be American enough", como se recoge en The Washington Post. La "americanidad" de Trump viene definida por el color de la piel, da igual que se haya nacido en los Estados Unidos.  No se es "bastante americano" a los ojos de alguien, ante alguien que se erige en juez de los demás decidiendo quién lo es. Y ese es el poder que Trump cree tener y que transmite a sus seguidores. Es la media América a la que le sobra la otra mitad.


En muchos momentos hemos hablado de Trump como el gran divisor, la persona que busca siempre cómo dividir a los otros, cómo sembrar la discordia. Esta vez lo ha hecho así. Las cuatro congresistas demócratas son peleonas y no comparten las formas de la cúpula del partido. Las apodan "the Squad" y han tenido alguna trifulca con la portavoz Nancy Pelosi. Trump no ha tenido bastante con insultarlas, sino que ha aprovechado la ocasión para meter por medio a Pelosi. Tras decir que se vayan a "sus países", Trump escribe:

“Then come back and show us how it is done. These places need your help badly, you can’t leave fast enough. I’m sure that Nancy Pelosi would be very happy to quickly work out free travel arrangements!”*

Esta última línea es la "segunda maldad", por decirlo así, de Trump en su mensaje. Ese añadido metiendo a Pelosi por medio es un intento de sembrar cizaña entre los demócratas, cuya carrera hacia la nominación para la presidencia parece haber comenzado.
El mismo mensaje es aprovechado para la descarga racista y la anti demócrata. Los dedos de Trump, esas manos pequeñas, se mueven por el teclado a la velocidad de sus perversas ideas; una maldad llama a la otra.


No merece la pena explicar la maldad de Trump. Lo único, estar vigilantes para evitar que alguien así se cuele en nuestras instituciones. El daño que está haciendo a Estados Unidos, dentro y fuera, es difícil de evaluar. El deterioro de su imagen difícilmente se puede negar. Pero también está dando ocasión para clarificar el panorama. Nadie debería quedar indiferente, dentro o fuera. Por eso dice ya que el más perjudicado por la crisis del embajador Darroch ha sido Boris Johnson que ha perdido una ocasión de oro para mostrar talla de líder británico, algo que ha demostrado que no es y para lo que no sirve. Ahora solo le queda ser el embajador de Trump en Reino Unido.
Como suele ocurrir en tiempos como estos, los tibios y calculadores quedan en evidencia. Cuando haya que hacer repaso de lo ocurrido, se tendrá en cuenta. El nivel de vergüenza y de indignación aumenta.


* "Trump tells four liberal congresswomen to ‘go back’ to their countries, prompting Pelosi to defend them" The Washington Post 14/07/2019 https://www.washingtonpost.com/politics/trump-says-four-liberal-congresswomen-should-go-back-to-the-crime-infested-places-from-which-they-came/2019/07/14/b8bf140e-a638-11e9-a3a6-ab670962db05_story.html

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