Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Un
nuevo "escándalo" lleva a Facebook al punto de mira mediático.
Entrecomillo "escándalo" porque no acabo de entender dónde se
encuentra este, en qué ámbito se produce realmente. Entiendo perfectamente lo
ocurrido con Cambridge Analytica y uso indebido de datos para usarlos en las
campañas del Brexit y en las presidenciales norteamericanas. No entiendo, en
cambio, la respuesta a lo ocurrido con la filtración del memorándum de Andrew
Bosworth, fechado el 18 de junio de 2016.
La CNBC
titula "Facebook exec in 2016 internal memo defends 'ugly' growth tactics,
even if people use platform for evil" y describe así lo ocurrido:
Facebook executive Andrew "Boz"
Bosworth defended the company's "questionable" growth tactics in a
internal memo obtained by BuzzFeed that circulated among employees in 2016,
writing that "all the work we do in growth is justified" in order to
connect more people.
Called "The Ugly," the memo also
stated that "anything that allows us to connect more people more often is
de facto good," even if people use that platform for bad outcomes, like
bullying or planning a terrorist attack.
Bosworth has since clarified that he didn't
believe what he was writing at the time, suggesting that he was playing devil's
advocate.*
¿Dónde está la sorpresa? ¿En qué los ejecutivos de Facebook
conocían el peligro del agrupamiento a cualquier precio como fuente de su
negocio? El negocio de cualquier red social es favorecer (hasta forzar) el
mayor número de relaciones posibles entre sus usuarios. El negocio está en la
interacción, en forzarla para descubrir el entramado hasta en sus más íntimos
lazos. De la interacción surge la demanda y la demanda precisa es la ambición
del vendedor. La red en sí es un gigantesco test social que busca penetrar en
nosotros por lo que hacemos o mostramos.
¿La "fea verdad" es que anteponía el beneficio
propio al beneficio ajeno? No hemos caído en que nosotros somos las vacas
productoras de datos. Lo que se haga después no es cosa suya.
BuzzFeed
News señala:
On June 18, 2016, one of Facebook CEO Mark
Zuckerberg’s most trusted lieutenants circulated an extraordinary memo weighing
the costs of the company’s relentless quest for growth.
“We connect people. Period. That’s why all the
work we do in growth is justified. All the questionable contact importing
practices. All the subtle language that helps people stay searchable by
friends. All of the work we do to bring more communication in. The work we will
likely have to do in China some day. All of it,” VP Andrew “Boz”
Bosworth wrote.
“So we connect more people,” he wrote in
another section of the memo. “That can be bad if they make it negative. Maybe
it costs someone a life by exposing someone to bullies.
“Maybe someone dies in a terrorist attack
coordinated on our tools.”
The explosive internal memo is titled “The
Ugly,” and has not been previously circulated outside the Silicon Valley social
media giant.
The Bosworth memo reveals the extent to which
Facebook’s leadership understood the physical and social risks the platform’s
products carried — even as the company downplayed those risks in public. It
suggests that senior executives had deep qualms about conduct that they are now
seeking to defend. And as the company reels amid a scandal over improper
outside data collection on its users, the memo shows that one senior executive
— one of Zuckerberg’s longest-serving deputies — prioritized all-encompassing
growth over all else, a view that has led to questionable data collection and
manipulative treatment of its users. You can read the full post below. Facebook
was unable to provide comment at the time of publication.**
Lo que Bosworth expone no es más que el coste moral del
beneficio real. Saben que están vendiendo su alma, pero no les importa. Se
limita a decir en voz alta lo que todos saben que puede ocurrir. Es cuestión de
la vida misma que la gente al relacionarse produzca efectos negativos en la
propia vida de las personas. Love hurts.
El problema se plantea en forma paralela a la cuestión de
los datos. Hay que hacer que se relacionen más intensamente para tener más
datos, lo que implica un conocimiento más preciso y profundo, es decir, datos
más valiosos.
La teoría social de las máscaras debe ser desmontada en
beneficio de hacer manifiesto lo sumergido. Es un conductismo profundo: se accede al interior a través
de lo exterior. El gran valor de los datos es precisamente que revelan lo que
hay detrás de la acción. Hay un ego que actúa, visible, dinámico, y una forma
difusa interior que se revela a través de los datos que recogen esas acciones.
Es mejor que cualquier cuestionario pues no es filtrado por la consciencia.
Hace tiempo que se escucha que Facebook nos conoce mejor que nosotros mismos.
Todo esto tiene un fin: el beneficio económico. La lógica del
beneficio considera, por ello, que todo lo que favorezca las interacciones, las
conexiones de la gente, es positivo para la empresa pues producirá más datos,
más precisos y mejor vendibles. Cuantos más datos, mejores patrones colectivos
y perfiles individuales.
Dejó escrito Bosworth en su memorándum:
“The ugly truth is that we believe in
connecting people so deeply that anything that allows us to connect more people
more often is *de facto* good. It is perhaps the only area where the metrics do
tell the true story as far as we are concerned,” he wrote. “That isn’t
something we are doing for ourselves. Or for our stock price (ha!). It is
literally just what we do. We connect people. Period.”**
Es la misma lógica con la que el fabricante de armas define
la eficacia de su producto. No se puede acusar a Bosworth de otra cosa que
decir la "fea verdad". Ese es su negocio realmente. Actuar, como dijo
hacer, de abogado del diablo no es
excusa porque, muy en su papel, lo que se esperaba de él es que dijera lo que
otros no querían decir, que no era otra cosa que la esencia de su negocio:
crear relaciones sociales y recoger las huellas digitales en forma de datos.
¿Cuántas veces le han ofrecido desde Facebook posibles amistades, "personas que
quizás conozcas"? El ofrecimiento es el esfuerzo en 1) comparar dos
perfiles a través de los datos recogidos de ambos y 2) ponerles contacto
aumentando el número de posibles relaciones.
Poner personas en contacto, forzar lo que es cuestión de
ellas, tiene evidentemente sus riesgos personales. La tesis de Bosworth es que
eso no es cuestión suya, sino de la naturaleza humana. Ellos emparejan, lo que
ocurra después...
Lo irritante de todo esto, usando el mismo razonamiento, es
que era cuestión de tiempo que la "sociabilidad" de las empresas
acabara produciendo problemas entre ellas. Eso es lo que ha ocurrido con el
pseudo académico, medio ruso, de Cambridge, puente entre los datos obtenidos de
Facebook y los filtrados a Cambridge Analytica para usarlos para manipular a
los votantes británicos en el Brexit y a los norteamericanos en sus
presidenciales. Los datos son los vínculos; unos los producen (desde los
usuarios de sus redes) y otros los compran para conocerlos, estudiarlos e
influir sobre ellos.
Las empresas han descubiertos que además de producir sus
propios productos y servicios, generan una considerable cantidad de datos que
tienen un buen precio en el mercado. Eso abre un espacio de interacción con las
empresas que compran esos datos y los procesan o los revenden posteriormente
como si fuera un bien más.
Al empujarnos las empresas, instituciones y la
administración misma hacia el ciberespacio nos hacen producir datos que son
susceptibles de ser vendidos a terceros. En muchos casos no podemos acceder a
nuestras cuentas si desactivamos, por ejemplo, las cookies y no podemos abrir
esas cuentas si no aceptamos que nuestras datos sean usadas para "darnos
un mejor servicio" y aceptamos que puedan ser "compartidas" o
vendidas a terceros.
Tenía que ser por el aspecto político por donde estallara lo
que es más que sabido. Hasta ahora hemos creído (inducidos a ello) que
realmente existía esa voluntad de "mejorar el servicio que se nos daba. Es
una forma como otra cualquiera de autoengaño. Lo que no se podía sospechar por
parte del gran público es que se llegara a tales cotas de irresponsabilidad por
las grandes empresas. Lo que ha destapado Bosworth con el cinismo de su memorándum
es que sí son perfectamente conscientes y que la irresponsabilidad no es más
que otra forma de llamar a la codicia.
En un planeta en el que se van agotando los recursos se ha
encontrado el gran filón: los datos. Esto ha permitido la creación de un sector
empresarial cuyo objetivo es recolectar los datos que producimos de forma
continua en un universo digital que nos obliga a movernos por él o que nos
ofrece las ventajas de una socialización. Lo que antes eran residuos que las
máquinas producían al recoger nuestras actividades en internet es ahora un
filón que hace que las empresas los vendan sin preocuparse más del uso al que
se destinarán finalmente. Los datos no se gastan y pueden ser vendidos y
revendidos una vez extraída la información deseada. Se pueden copiar una y otra
vez sin que pierdan valor en el mercado.
Las empresas e instituciones que se dedican a ello usan
siempre los ejemplos positivos (cómo los datos médicos pueden ayudar a combatir
enfermedades, por ejemplo) pero se callan los múltiples usos y ventajas que
puede tener el conocernos más a fondo.
La cuestión se plantea una vez más en el uso político. Este
puede ser electoral en una democracia, pero también de vigilancia en una
dictadura. La insistencia de algunos gobiernos (Turquía, Egipto...) en crear
sus propias redes sociales (Facebook) y en prohibir las ajenas o bloquearlas se
debe principalmente al deseo de controlar las comunicaciones (nivel superficial
de observación) y de hacerse con los datos que producen (nivel profundo). Las
compañías extranjeras no tendrán acceso al control y vigilancia de sus
poblaciones. El estado se reserva el derecho de vigilar a sus ciudadanos.
Hoy se dan cursos y másteres, públicos y privados, sobre el
tratamiento de datos, el Big Data. No se
cuestiona la moralidad de la recogida de datos; se da como un hecho. Es un
negocio inmenso en su crecimiento y peligroso en sus aplicaciones. La
hipocresía de la mejora del servicio queda para la Relaciones Públicas de las
empresas. Finalmente ha llegado al punto más oscuro: la manipulación política.
Son muchos los países incluidos en la lista de Cambridge Analítica. Ahora
sabemos también que en la creación de esa empresa ha estado involucrado Steve
Bannon, de la ultraderecha norteamericana, asesor de Donald Trump.
La importancia de este hecho es grande. Todo acaba estando
relacionado directa o indirectamente. Tiene su lógica que las llamadas redes
sociales sean las que más interacciones recojan pues allí hacia donde se desvía
la vida. Eso lo sabían en Facebook hace mucho y es el objetivo, digitalizar la
vida. Las compras de otras empresas no tiene por finalidad más que juntar
datos. Al final van al mismo sitio, con lo que aumenta el valor de lo que puede
ser conocido.
Han llamado "tácticas cuestionables de
crecimiento" a lo que se refleja en el memorándum de Bosworth. En realidad
nadie las ha cuestionado porque son
la esencia de su negocio.
La caída en bolsa de Facebook no es por cuestiones morales
sino porque se temen una restricción del uso de datos tras lo conocido hasta el
momento. Simplemente por eso el valor
de Facebook baja. El negocio de la sociabilidad no es la sociabilidad; esta es
solo el camino. Se trata del conocimiento, un conocimiento que va de lo
personal a los patrones comunes, según el grado de resolución necesario para
los propios fines.
Hasta el momento, la excusa era el robo de datos, la falta
de moral de los otros. Todo se resolvía con promesas de más seguridad. Ahora ya
no se trata de eso, sino del propio negocio y su dudosa moralidad. Es eso lo
que ha quedado al descubierto.
No es una cuestión de "intimidad"; eso es solo una
parte de nosotros mismos. Interesan todas las dimensiones, pues todas son
susceptibles, como el cerdo, de aprovechamiento. Todas pueden tener interés en
función de cómo quieren vernos: como compradores, como votantes, etc. Todo eso
se traducirá después, en función de esos objetivos, a las estrategias
empresariales, políticas, etc. de los que quieren actuar sobre nosotros.
Difícilmente se va a renunciar a esto. Los partidos, grupos
políticos y empresariales quieren saber cómo conseguir sus objetivos con más eficacia y al menor costo. Y estos pasa por nosotros, por conocer nuestras reacciones. Eso hace que haya menos resistencias y que se acepten con más facilidad las propuestas. Se trata de detectar las dudas y los temores. Conociendo estos últimos, es más fácil manipular a los dudosos. Es en las elecciones con gran número de indecisos donde se saca mayor provecho. Y así ha ocurrido. El Brexit fue muy ajustado y en la elecciones norteamericanas, Clinton sacó más votos que Trump, pero los sacó en el sitio adecuado, lo justo para hacerse con el colegio electoral pese a perder el voto popular.
Sí, la verdad es fea,
Sobre todo descarnada. Advierte de los peores males: que todo esto se considera como una
forma de normalidad, como algo "feo", pero eficaz. Todos esperan que escampe para seguir haciendo lo mismo.
* "Facebook exec in 2016 internal memo defends 'ugly'
growth tactics, even if people use platform for evil" CNBC 29/03/2018 https://www.cnbc.com/2018/03/29/facebook-exec-andrew-bosworth-2016-ugly-memo-growth-at-all-costs.html
**
"Growth At Any Cost: Top Facebook Executive Defended Data Collection In
2016 Memo — And Warned That Facebook Could Get People Killed" BuzzFeed
News 29/03/2018
https://www.buzzfeed.com/ryanmac/growth-at-any-cost-top-facebook-executive-defended-data?utm_term=.tpo9Y8wW#.tuwe8DQd
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