Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
ataques contra la BBC siguen creciendo en cuanto a los responsables. Esta vez
es Egypt Daily el que recoge las manifestaciones en su contra del ministro de
Asuntos Exteriores, lo que implica directamente al gobierno egipcio
directamente. Anteriormente ya se había movilizado a los responsables del
aparato estatal informativo además de los columnistas pros régimen, que se han
despachado contra la BBC. De todo ello hemos dado cuenta. Ahora se sube un peldaño
más.
El caso
no es trivial. Forma parte de una guerra que el régimen egipcio tiene con los
medios de información exteriores para evitar que los propios egipcios tengan un
balance diferente al que el régimen les ofrece. Y todo comenzó con la forma de
definir la caída de Mohamed Morsi: "coup" o "no-coup".
Mientras el universo hablaba de un "golpe de estado" militar, el
régimen exigía que se considerara una rectificación positiva de la revolución
atendiendo a las peticiones del pueblo, del que el Ejército no es más que un
humilde servidor. La coletilla "primer presidente elegido
democráticamente", que suele acompañar al nombre de Morsi, molestaba
especialmente a las pretensiones gubernamentales, que tenía un guión escrito
muy diferente.
El relato
legitimador suponía una primera revolución, la del 25 de enero de 2011, que fue
manipulada por los islamistas para hacerse con el poder y destruir el país. El
pueblo se dio cuenta y reclamó al Ejército para que expulsara y persiguiera a
los Hermanos autorizando expresamente al presidente al uso de la fuerza. Todo
lo que se salga de este relato es considerado como una falsedad cuya finalidad
es "separar al pueblo del Ejército" o "contribuir al
terrorismo" para la destrucción del Estado.
La
verdad es que los egipcios estaban hartos de los Hermanos en menos de un año y
exigían la renuncia de Morsi y la convocatoria de elecciones. Las matanzas, en
cambio, fueron una forma perversa de abrir una fisura en el país no solo con
los islamistas sino con las fuerzas democráticas del país que habían respaldado
inicialmente la salida de Morsi ante su incapacidad de asumir lo que estaba
ocurriendo en el país. El ahora presidente manifestó que los militares no
tenían interés en dirigir al país y que él mismo no tenía intención de
postularse como presidente. Hoy se presenta a un segundo mandato y muchos temen
que haya más tiempo por delante si modifica la constitución.
Todo
esto está al alcance en cualquier hemeroteca. La manipulación de la historia ha
sido constante para ajustar al discurso salvador oficial y hacer olvidar a los
egipcios que fue la tiranía brutal, sustentada en respaldo del Ejército y manejada
con mano de hierro por la Policía del régimen de treinta años de Hosni Mubarak
(más la responsabilidad de los anteriores), la que les hizo levantarse en 2011.
Pero los egipcios habían sido programados por décadas a considerar a los
controladores como salvadores de una tendencia natural al caos. Los últimos
años han servido, por ejemplo, para justificar la dictadura anterior responsabilizando
a la revolución —es decir, a la petición de libertad y democracia— del caos y
del deterioro económico.
El
mundo había aplaudido y apoyado, mostrado su simpatía, a un pueblo que
intentaba salir de décadas nefastas de abandono y represión. Cuando comenzaron
las críticas, el enorme ego egipcio, bien cultivado por las autoridades, fue
usado para criticar a los que criticaban lo que estaba ocurriendo.
Las
versiones oficiales siguen dos líneas: la ignorancia y la conspiración. Por la
primera se dice que no se entiende la situación egipcia; mediante la segunda se
trata de unir a los egipcios alrededor del "estado" para evitar la
destrucción que sus enemigos quieren.
Las
famosas declaraciones del presidente al-Sisi pidiendo a los egipcios que "solo
le escucharan a él" porque solo de su boca salía la verdad, se transformó
pronto en un silenciamiento de los medios y de los profesionales que
criticaban. Todo el aparato mediático del estado se ha puesto al servicio de la
propaganda y a la denuncia de los medios extranjeros que se muestran críticos
con la situación de Egipto y de las acciones del gobierno. Este aparato
mediático se ha ampliado mediante el añadido de los medios que poseen los
magnates que apoyan a al-Sisi y la compra de los medios hostiles, favor que le
hacen al presidente y que este agradecerá de la forma que estime conveniente.
El resto vive bajo amenaza de silencio. Los bloqueos a páginas digitales
críticas superan los 400 y hay medios independientes que llevan meses
intentando que alguien se haga responsable del bloqueo para poder recurrirlo.
Aquí entra la dimensión kafkiana de Egipto que hace que el mundo se transforme
en largos pasillos que recorrer para obtener una contestación.
Uno de
ellos es precisamente Mada Masr, un medio crítico e independiente, bloqueado en
Egipto sin más explicación. Publicado de forma editorial, el artículo "State
Information Service slams BBC report on ‘repression in Egypt’", publicado
el día 26, hace un repaso sumario al conflicto con la BBC e interpreta su
estrategia- Se señala al principio del texto:
Egypt’s State Information Services (SIS)
criticized the British Broadcasting Corporation (BBC) for publishing a report
on the state of political and social rights in Egypt in a statement released on
Saturday.
SIS’ criticism of the London-based media
organization constitutes the most recent example in what has become the
government authority’s routine practice of discrediting foreign media outlets’
Egypt coverage.*
Es la explicación que dábamos aquí hace unos días y la única
posible cuando se tiene la perspectiva del tiempo. Desde que el presidente al-Sisi
planteara —sin distinción entre nacionales y extranjeros— que los medios
mienten y que la única verdad salía de su boca, la estrategia del descrédito
sigue una trayectoria muy similar a la
observada por Donald Trump: el descrédito general de la prensa. Las recientes
manifestaciones del presidente del parlamento egipcio señalando que la libertad
de expresión (y la democracia) eran aprovechadas para expandir mentiras y
atacar al estado dejan clara cuál es la actitud del régimen sobre la
información.
En este ambiente, el artículo de Mada Masr es una auténtica
valentía ya que desmonta los argumentos oficiales sobre la profesionalidad
periodística y la ética de la BBC, contra la que se ha organizado un
"boicot" institucional. Y se va un paso más allá: aunque el trabajo
de la periodista Orla Guerin pueda contener errores por el propio clima en el
que se ha elaborado, eso no anula la violencia del régimen.
El argumento del régimen en este sentido es siempre el mismo.
Si hay una información errónea significa que todo es mentira. Las afirmaciones
sobre existencia de la tortura, las desapariciones, etc. son independientes de
lo que diga la BBC. Hay testimonios de instituciones independientes, de
expertos de países amigos que han advertido sobre las prácticas del régimen.
La estrategia de negación es llevada por el régimen egipcio
hasta los límites del absurdo, por lo que ha perdido su credibilidad. Desde la
negación del universalmente reconocido atentado contra el avión ruso con
turistas, hasta la desaparición del estudiante italiano Giulio Regeni. Son solo
dos ejemplos, pero muestran una forma de negación y encubrimiento que conjugada
con la propaganda sobre la perfección del régimen y sus logros han conseguido
minar cualquier prestigio. Pocos gobiernos del mundo han logrado una
credibilidad tan baja. Su empeño vanidoso en que tiene que ser aplaudido por el
universo aumenta el problema, ya que consigue atraer la atención sobre lo
negativo.
Tampoco ayudan mucho los informes negativos de Naciones
Unidas sobre derechos humanos, de las asociaciones de juristas sobre su
posición en los últimos lugares (el último de la zona) sobre el respeto de la
ley, de las asociaciones de periodistas sobre las detenciones, cierres, etc.
etc.
Mada Masr hace un recorrido por las afirmaciones contra la
BBC. El final del texto son cuatro párrafos sobre el patrón de negación de la
cobertura de los medios extranjeros:
A pattern of foreign
media criticism
SIS, with which all foreign media professionals
must register in order to operate in Egypt, closely follows all foreign media
coverage of Egypt and has issued a number of statements in recent months
criticizing media reports on the state of human rights in Egypt, often claiming
that they are “not credible” and “biased.”
In January, the New York Times published a
controversial report on a series of leaked recordings, which allegedly feature
an Egyptian officer convincing prominent media personalities to express tacit
acceptance of United States President Donald Trump’s decision to recognize
Jerusalem as the capital of Israel in December of last year. In response, SIS
issued a statement affirming that “Egypt’s stances on international issues are
not inferred from the alleged leaks of an unknown person, but are expressed by
the president of the state and the foreign minister and official statements and
actions.”
SIS also condemned coverage of the Wahat Road
attack in October 2017, taking particular issue with the discrepancy between
the Interior Ministry’s death toll, and that which was reported by a number of
foreign media organizations. SIS accused Reuters and the BBC of “inaccurate
coverage” and demanded they retract their allegedly overstated casualty figures.
In another example of SIS’ denunciation of
foreign press coverage on Egypt, a November 2017 press conference saw Rashwan
accusing foreign news agencies of being “evasive” for not using the terms
“terrorism” and “terrorists” in their coverage of armed militant attacks in the
country. Rashwan’s comments followed an attack by dozens of armed militants on
a mosque in the Rawda village of North Sinai, which claimed the lives of more
than 300 people.*
Se podrían añadir múltiples ejemplos de esta especial actividad
en contra de los medios extranjeros. Junto a la presión a los medios locales a
través de la creación de consejos administrativos para controlarlos, se hace
imprescindible el control de los medios exteriores. El ejemplo más evidente es
la exigencia de cierre de Al-Jazeera tras el bloqueo a Qatar. Este era —como se
señaló— el punto relevante del conflicto ya que introducía una narrativa muy
diferente a la del gobierno egipcio. Ha habido casos en los que se ha criticado
medios extranjeros, pero no recuerdo la exigencia de cierre de un medio informativo.
Hay una cierta ley no escrita que dice que cuanto mayor es la desconfianza hacia los medios nacionales, que se convierten en propagandísticos, más se recurre a los extranjeros. Eso preocupa al régimen que quiere seguir manteniendo un trato favorable aunque aumente el nivel de represión. Pero las condenas se suceden y no les gusta la información.
El régimen egipcio no consigue nada. Las palabras del
ministro de Asuntos Exteriores ante la ONU son una anécdota grandilocuente más
que habrá hecho sonreír a más de un representante:
In his speech to the high-level segment of the
37th session of the United Nations (UN) Human Rights Council in Geneva, Egypt’s
Foreign Minister Sameh Shoukry criticized what he called fabricated news
circulated by media on the human rights situation in Egypt, referring to a
report published on Friday by the BBC on enforced disappearances.
“Egypt is keen every year to inform the
international Human Rights Council about its achievements in promoting
democracy and the rule of law. In less than a month the presidential election
will take place, becoming the fourth electoral event after the revolution of
June 30,” Shoukry mentioned, emphasizing the integrity and transparency of
elections in Egypt.
Shoukry regretted the performance of media that
“lacks professionalism and circulates news based on fabricated sources like the
BBC’s report which was published last week on Egypt.”**
Es el acto final con el que se intenta convencer a los
egipcios de las conspiraciones internacionales en su contra y de la decidida
valentía de sus representantes defendiéndoles de los ataques. No se trata de
otra cosa.
La mención de las elecciones que Shoukry realiza olvida las
condiciones en que son hechas para ser ganadas por el poder. Se le olvida decir
cómo han acabado los que han intentado presentarse y el papel difamatorio que
la prensa egipcia ha jugado para acabar con candidatos como El-Sadat o el papel
de los jueces en casos como del de Khaled Ali. Olvida Shoukry los desprecios
desde la presidencia misma a la política de derechos humanos diciendo que "no
son para Egipto", idea repetida por el insigne jurista que preside el
parlamento. Olvida Shoukry la persecución a los homosexuales, a los ateos, a
escritores cuyas palabras alteraban el ritmo cardiaco de algunos piadosos
lectores que les denunciaban y acaban condenados, olvida al torturado y
asesinado Giulio Regeni, tirado en una cuneta; olvida a Shaimaa al-Sabbagh,
muerta en plena calle por llevar flores a los caídos en 2011 frente a la
gloriosa policía; olvida a los cientos de jóvenes activistas encarcelados, acusados
de atentar contra el estado y difundir falsas noticias por protestar porque su
presidente le regaló dos islas a Arabia Saudí; olvida que acaban de condenar a
la cantante Sherine a tres años por hacer un chiste sobre las aguas del Nilo,
negándose a beberla, que antes el sindicato oficial de músicos le había
prohibido actuar en Egipto por tamaña afrenta, una ataque al país y sus
intereses, olvida Shoukry... tantas cosas.
Desgraciadamente para ellos, el mundo no las olvida. Se
mantiene la memoria de muchos desaparecidos reales, de muchos caídos, de muchos
encarcelados. La tortura existe, pese a que el régimen pretende hacer creer que
las cárceles y comisarías son residencias de cinco estrellas. No, el mundo no
valora positivamente que el presidente al-Sisi gane las elecciones con el 97%
de los votos. Tampoco valora que se haga desaparecer a los candidatos de la
oposición y se tenga que enfrentar a un ferviente admirador, el candidato del
último minuto, el inefable Moussa Mostafa Moussa.
La exigencia de disculpas públicas a la BBC, la llamada oficial al boicot, etc. son algo más que salidas de tono. Reflejan el grado de autoengaño que la manipulación de la historia está produciendo. Las condenas al régimen no llegan solo de la BBC sino de todas las instituciones, de la reciente de Parlamento Europeo a Amnistia Internacional. Para todas tiene contestación el régimen acusando al mundo de no comprender y de conspirar. Es decir, lo de siempre.
*
"State Information Service slams BBC report on ‘repression in Egypt’"
Mada Masr 26/02/2018
https://www.madamasr.com/en/2018/02/26/feature/politics/state-information-service-slams-bbc-report-on-repression-in-egypt/
**
"Egypt Foreign Minister criticizes BBC during UN meeting" Egypt
Independent 28/02/2018
http://www.egyptindependent.com/egypt-foreign-minister-criticizes-bbc-during-un-meeting/
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