Tras
los egipcios en el extranjero, les toca ahora a los que viven en el país
comenzar a votar. Hoy es el primero de los tres días de votaciones y solo hay
un dato incierto, el único que preocupa: la participación. En su artículo titulado "President
Sisi remains unruffled ahead of Egypt's presidential poll"*, el estatal Ahram
Online lo reserva para la última línea del texto: "He said he expects 60
percent of eligible voters to head to the polls, far more than the 47 percent
turnout in the 2014 vote that brought El-Sisi to office." Pero
quien habla para ofrecer este dato y expectativas no es el presidente al-Sisi
sino su rival de última hora, el agradecido Moussa Mostafa Moussa. A él le ha
tocado decir las cosas que el distanciamiento olímpico del presidente no le ha
permitido.
De Moussa se dice en el texto del diario estatal que "has
been a figure of fun on social media". Era el papel que le tocaba, pero no
es muy elegante que se lo recuerden aquellos que son los grandes favorecidos.
Al fin y al cabo, está haciendo un gran favor al régimen. Sin embargo, no ha
logrado el reconocimiento ni de ellos. Es difícil que, tras todo esto, se le
pueda recompensar debidamente. Si aspiraba a unas migajas del poder, me parece
que no le van a dejar nada. Pasará a la Historia como el vasallo fiel. El
apartado dedicado a Moussa es titulado por Ahram Online, "Not a
Puppet", aunque no dedique una palabra a argumentarlo, colocándole unas
infamantes comillas que quieren decir que esa opinión no es del diario sino tan
solo una cita del interesado. "In
numerous TV and newspaper interviews, Moussa, El-Sisi’s only competitor, has
made the same assertion, namely that he’s not a “puppet” of the current regime"*, se recoge más adelante. Ni una palabra de consuelo, apoyo o disculpa.
El tonto útil ha cumplido un papel que acaba hoy, con las
papeletas entrando en las urnas. No había otro dispuesto para ese ingrato, poco
lucido papel en la farsa electoral. Dice que lo escogió por deber patriótico,
pero eso no importará en el futuro, que se centrará en aspectos menos elevados
de su personalidad. El breve retrato que le han hecho con la urnas abiertas
anticipa lo que le espera:
El-Sisi's only rival in the election is Moussa
Mostafa Moussa, the head of the Ghad Party, and a man who has publicly declared
himself a supporter of El-Sisi's policies.
A last-minute entrant to the race, Moussa
submitted his application to register as a candidate just an hour before the
deadline for registration. Several weeks earlier, Moussa had been collecting
endorsements for El-Sisi to run for a second term.
He has said that he entered the race after
other prospective candidates dropped out, with the aim of avoiding a one-name
election.
Many of the capital’s streets and public places
boast banners advertising local business or residents’ support for El-Sisi,
while the president’s official campaign billboards are on display in major
squares.
By contrast, pro-Moussa banners have been
harder to spot in Cairo, apart from around his party headquarters in the
downtown area.*
No es un diario de la oposición;
es Ahram Online, el periódico
estatal, el que debería cantar el éxito de las elecciones, que haya dos
candidatos. Sin embargo, la descripción de lo que ocurre es otra. Lo que se
celebra es la diferencia apabullante con al-Sisi y se desprecia el servilismo
demostrado aunque fuera ante el jefe. Si Roma no pagaba a los traidores, Egipto
no alaba a los tontos. Y mucho me temo que, una vez utilizado, el destino de Moussa Mostafa Moussa sea la basura y el
chiste.
Si en Ahram Online se canta la cara gloriosa del presidente
y la nimiedad de su oponente, me ha sorprendido el artículo publicado en Daily
News Egypt, con el título "From Al-Gammalia to Al-Ittihadiya: Who is
Al-Sisi?", haciendo referencia a su lugar natal y al palacio presidencial
que ahora ocupa. Digo que me ha sorprendido porque Daily News Egypt tuvo un fuerte
cambio en la línea informativa, pasando de ser un diario independiente y
moderadamente crítico a ser un diario anodino, centrado en lo económico. En mayo
de 2017, Mada Masr daba cuenta de su bloqueo por las autoridades y eso ha debido hacer "daño".
El diario ha esperado al día de las elecciones —bien
pensado— para publicar su retrato del presidente, no exento de datos críticos o
poco frecuentes, como el recordatorio de su llegada al gobierno islamista:
In August 2012, Islamist former president
Mohamed Morsi, who was Egypt’s first elected president following the
revolution, appointed Al-Sisi as minister of defence and commander-in-chief of
the Egyptian Armed Forces, as a successor to former military leader Mohamed
Hussein Tantawi. He was also promoted to general in 2012.
During his tenure as minister of defence,
Al-Sisi faced a lot of criticism from Egyptian political parties and movements
that opposed Morsi’s rule. At the time, the Freedom and Justice Party,
representing the Muslim Brotherhood (MB) supported Al-Sisi, describing him as a
“minister of defence with a revolutionary flavour.” The opposition, on the
other hand, accused Al-Sisi of belonging to the Muslim Brotherhood and working
to appoint MB members to leading positions in the armed forces. The accusations
were denied by the military spokesperson at that time, who asserted that the
military has no political ideology.**
No está mal recordarlo de vez en cuando. La cuestión final, que los militares no tienen ideología, no está tan clara como se
afirma. La ideología militar se ha configurado como una forma de nacionalismo
patriótico militarista y autoritario. La idea principal es la fusión entre "pueblo"
y "ejército". Cualquiera que la cuestione o rechace es considerado un
enemigo de ambos y por ello del "estado", abstracción que constituye
la esencia del orden egipcio. Sin estado, solo es posible el caos: es el
mensaje que se ha enviado en todo este tiempo. La Revolución trajo debilidad y desorden; el Ejército la rectificó para cumplir la voluntad del pueblo de forma eficaz. La democracia es un error, algo no adecuado para la realidad egipcia. Ese es el mensaje final.
Los mensajes han buscado el contraste ofreciendo a
los egipcios la alternativa de la seguridad frente a otras dos negativas posibles,
Siria y Libia. A al-Sisi hay que agradecer, dicen, no haber
acabado como algunos de esos dos países, desmoronado o divido por una guerra
civil. Esa es la línea argumental que justifica el política del miedo seguida en este tiempo. No hay salvación fuera de los militares, los verdaderos hijos del pueblo egipcio.
La infame "presentadora patriótica", Riham Saeed,
mostraba a sus atónitos espectadores imágenes grabadas desde un camión
lanzando comida a los refugiados sirios. Mientras mostraba el triste
espectáculo de la lucha por la comida, preguntaba si querían acabar de aquella
manera. Gracias a al-Sisi se había evitado aquel destino. No ha sido la única
en mostrar esa política del miedo. El presidente es la garantía de la
protección.
La campaña antiterrorista Sinaí 2018, con el Ejército
recorriendo la península en busca de terroristas ha sido un golpe de efecto
para poder meter más imágenes del Ejército y convencer a los egipcios que es el
"partido" con futuro, el que no
falla.
Se observa últimamente en el régimen una insistencia en lo
militar. Cuando al-Sisi derrocó a Mohamed Morsi, la insistencia era hablar de
la "hoja de ruta hacia la democracia" e insistir en que los militares
no tenían ninguna apetencia de poder. Hoy la cuestión ha cambiado. Nos dicen en
Daily News Egypt:
Following Morsi’s ouster, Al-Sisi became a
popular hero, with his photos everywhere in Egyptian streets and squares, and
the Egyptian media began to support him, comparing the army leader to former
president Gamal Abdel Nasser. Egypt’s private media promoted Al-Sisi as the
only person who can counter terrorism and lead the country to stability and
prosperity.**
Este discurso personalizado sobre el poder es profundamente
antidemocrático, ya que no se basa en la igualdad de oportunidades sino en una
afirmación clara: solo el Ejército puede mantener el orden en Egipto. Por eso,
en lugar de mantener un discreto distanciamiento con lo militar, por el
contrario, ha ido creciendo el discurso militarista y se ha debilitado el de la
oposición, que está constituido por un atomizado grupo de partidos si capacidad
de poder.
En el plano práctico significa que en cuanto que pasen estas
elecciones, se iniciará —con toda probabilidad, si todo sale según lo previsto—
un proceso de cambio con la finalidad de establecer la figura de al-Sisi como
más próxima al Ejército, o simplemente más visible, si se prefiere. El discurso
de la seguridad así lo permite y los cantos al Ejército y sus héroes, a la
Policía, muestran un papel mayor en el control del país que, una vez más,
tratará de atraer el apoyo ilusionado de los egipcios.
Como bien señalaban en Daily News Egypt, se trataba de
promocionar primero al presidente alejándolo del Ejército para poder mostrarlo
como una cuestión política, alejada
de los intereses de los militares. Pero ahora me da la impresión de que eso ha
cambiado tras las denuncias de fraude por parte de toda la oposición
democrática, la prensa exterior y las instituciones internacionales. Las
maniobras de aislamiento mediático llevan a un régimen de propaganda constante
y hay que ampliar la sisimanía, ya
muy gastada, a un al-Sisi miembro del Ejército, institución perenne.
Ahram
Online cuenta: "Over the weekend, major television and radio stations have
been playing patriotic songs that call on Egyptians to participate in the
elections, as well as the national anthem, and a song sung by the Egyptian
army’s shock troops."* Más allá del temor a la abstención, las
elecciones se asocian con el Ejército y no con los partidos. Moussa es una
pulga frente a un gigante que no necesita partido sino "un
"movimiento", una fuerza nacional que se presenta como salvadora.
Al-Sisi es la cabeza visible del
Ejército, como el papa lo es de la Iglesia. Ejército y pueblo, una sola mano.
Hemos analizado estos días pasado un artículo criticando a
los medios occidentales y definiendo el modelo
egipcio. No es más que un régimen
autoritario, con una filosofía patriótico militarista, basado en el miedo a la
agresión constante y a la disolución del estado como objetivo de una serie no
especificada de enemigos mortales que buscan su destrucción. Como necesario hay
que añadir la creación de un sistema de vigilancia nacional, policial y
ciudadano, que advierta y elimine los peligros y descubra las mentiras, las fake news con las que se pretende
descalificar a Egipto.
Desde este discurso, el elemento que imposibilita una
democracia "sana" y saludable para Egipto son esos enemigos
envidiosos de la excepcionalidad
egipcia, que pasa a tener en la mejor tradición norteamericana un "destino
manifiesto", liderando el mundo musulmán desde Al-Azhar y el mundo árabe.
Ese es el "egyptian dream". No se cumplirá, evidentemente.
El mensaje electoral ha sido claro: los partidos políticos
no tienen fuerza. Esta solo reside en el Ejército, única institución capaz de
frenar a los Hermanos Musulmanes y al terrorismo. Ahram Online cita las
palabras de al-Sisi al respecto de la ausencia de candidatos: «"It's not my
fault," he said. "I
swear to God, I wish there had been ... 10 of the best [candidates] and [for
people to] choose. But we are not ready yet. Isn't it a shame?" he said.» * ¿"Preparados"?
Las
críticas del presidente a los partidos políticos egipcios tienen algo de
sarcasmo. El sistema egipcio fue diseñado por sus "ingenieros" para
que fueran débiles en el parlamento, para que carecieran de fuerza. Lo que se
facilitaban eran alianzas a la sombra del presidente para su control del parlamento,
algo que tiene de forma absoluta. Bajo la batuta de un Aal, el presidente del
parlamento, que se lo tiene bien cuidado, la institución le da las leyes que
necesita para dejar a unos dentro y otros fuera del sistema.
La
cuestión central sigue siendo la abstención. Es la que, eliminado todo lo
demás, dará la perspectivas de los apoyos. Sin embargo, salvo una catástrofe en
la participación (y eso dado las tradicionales habilidades electorales egipcias),
el modelo parece ya preparado.
En la reciente
Feria del Libro de El Cairo, un pabellón dedicado a cantar las glorias del
Ejército iba más allá de los habituales documentales o noticiarios que daban
cuenta de las incursiones en Libia o la Operación Sinaí 2018. El Ejército está
dispuesto a meterse en la vida de los egipcios como un refugio frente a las
tormentas. Suyos son los camiones que reparten todo aquello que falta, del
azúcar a la leche maternizada. Suyos son edificios y puentes, canales e iglesias
cuando son destruidas. Es lo que los egipcios ven. Y la idea es que lo sigan
viendo por mucho tiempo.
Desde
los medios pro régimen, como hemos visto, es cada vez frecuente escuchar
discursos antidemocráticos, considerando la democracia como una perversa forma
occidental para destruirles. En la democracia se incluyen de los "derechos
humanos" al "feminismo" pasando por la "libertad de expresión".
Se puede prescindir de ello; los egipcios están por encima de esas modernidades con su presidente fuerte al
frente del país. "Thus Spoke Sisi" titula hoy Mada Masr con ironía nietzscheana de fondo. Así habló Sisi. El eterno retorno de los viejos profetas autoritarios.
Con un
silenciamiento casi absoluto de los medios, con una campaña de desprestigio de
los medios exteriores y de las instituciones (de la ONU al Parlamento Europeo),
aprobando leyes restrictivas en cada sesión parlamentaria, etc. Egipto trata de
decirle al mundo que esto es su normalidad, que no hay problemas y que todo son
malentendidos. Una vez certificado que es la democracia la que produce
turbulencias y establecido que el país tiene lo que desea, lo demás es
accesorio.
Pero la
realidad es muy persistente y le gusta llevar la contraria a aquellos que se
alejan de ella. Y Egipto se está maquillando demasiado para poder ser
reconocible tras la máscara. La idea de que los inversores, turistas y demás
regresarán si el país se convierte en un silencioso cuartel es demasiado
ingenua y fácilmente dejada en evidencia con hechos. Las noticias de hoy nos hablan de la retirada de la condena a Mubarak por la responsabilidad del corte de comunicaciones durante el levantamiento de 2011. Lo hizo por seguridad nacional y evitar el terrorismo y no para desmantelar las protestas. También nos hablan de la denegación de suplicatorios para el enjuiciamiento de tres diputados. El sistema se protege. Como pidió un patriótico diputado, ya va siendo tiempo de hacer le un monumento al patriótico Mubarak. Las condiciones ya se dan.
Los egipcios han comenzado hoy a depositar votos en las urnas. La cuestión ahora es qué hacer para evitar que sea escandaloso y a la vez supere ese pobre 47% por ciento de la elección anterior. La última vez se "amplió" el plazo.
* "President Sisi remains unruffled ahead of
Egypt's presidential poll" Ahram Online 25/03/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/1187/293376/Egypt/-Presidential-Elections--/President-Sisi-remains-unruffled-ahead-of-Egypts-p.aspx
** "From Al-Gammalia to Al-Ittihadiya: Who is
Al-Sisi?" Daily News Egypt 25/03/2018
https://dailynewsegypt.com/2018/03/25/al-gammalia-al-ittihadiya-al-sisi/
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