Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Parece
que el Ministerio de Defensa y la Comisión del Parlamento se han tomado en
serio la cuestión de las noticias falsas y sus efectos. Está bien que se debata
está cuestión, que es probablemente irresoluble en sus orígenes, pero que es
necesario frenar en su alcance. La cuestión de las noticias falsas, finalmente,
es que quede claro que lo son y aquellos agentes repetidores dejen de hacerlo.
La
creación de un grupo en el parlamento de estudio del problema es importante para que quede
evidencia de la unión de las fuerzas democráticas frente a una cuestión que
trata de desestabilizar precisamente los sistemas democráticos. España se suma así a los países e instituciones preocupadas por el deterioro de la información veraz en favor de las noticias falsas intencionadas.
Nos
informa el diario EL País sobre los fines buscados:
El propósito del Gobierno es que expertos en
seguridad, defensa, relaciones internacionales —tanto civiles como militares—
especialmente en temas de comunicación y tácticas de intoxicación; periodistas,
editores, plataformas de divulgación (Twitter, Facebook, Linkedin, etcétera) y
buscadores y agregadores (Google, Yahoo); así como autoridades europeas o
entidades de verificación de noticias ilustren a los diputados sobre el
problema de desinformación en la Red. El objetivo sería después proponer
sistemas que eviten el impacto de la desinformación: mecanismos de alerta
temprana, verificación editorial, ritmos de publicación, posibilidad de
retirada de oficio de calumnias y falsedades verificadas y repetidas... Y, al
mismo tiempo, hacer una lectura geoestratégica y militar de la cuestión.
¿Qué estudiará exactamente el grupo de
trabajo? Las noticias falsas o tergiversadoras con intención de intoxicar
masivamente, o Fake News. A través de estas, ideas interesadamente falsas y
tergiversadas se difunden masivamente en las redes sociales, sobre todo en
medio de periodos electorales u otros momentos especiales y gracias a
tecnologías ad hoc impiden rastrear su procedencia.
El Parlamento Europeo también ha debatido
recientemente sobre el control y supervisión de las Fake News, y la Comisión
Europea creó un grupo de expertos el pasado noviembre.*
La suma
de agentes no garantiza la verdad de
las noticias, desde luego. Es dudoso también que se puedan establecer medios
efectivos para convencer a los que no desean ser convencidos. Es la parte
psicológica de la cuestión.
Analizábamos
ayer aquí el uso fraudulento para fines políticos electorales en los Estados
Unidos de datos masivos obtenido a partir de Facebook. Las noticias falsas son
la segunda parte de este proceso ya que son los elementos diseñados para actuar
desde el establecimiento de una serie de condiciones que los mecanismos del Big
Data permiten conocer.
En las
recientes elecciones italianas, se ha detectado que las noticias falsas se
referían básicamente a la inmigración, que se mostraba como una presión
insostenible sobre Italia. Muchas de ellas eran alarmistas y con datos
agrandados, sin confirmar en absoluto. Pero el mecanismo es que quien quiere
creerlo lo creerá.
Cada
nivel tiene su finalidad. Las noticias falsas son la fase final, la de
distribución del mensaje adecuado para el público receptivo. La campaña
electoral hace el resto, poniéndose sobre la mesa en los discursos y programas
el refugio para la angustia creada con las noticias.
La
campaña de Donald Trump fue la del miedo. Por todas partes había enemigos de
los Estados Unidos. Para unos era China, para otros México y el sur. Los
norteamericanos escucharon lo que querían escuchar, en ese principio están de
acuerdo casi todos los analistas. Trump no creó el racismo, sino que lo removió
para enturbiar la campaña.
El
diario ABC señala:
Se reconoce que la difusión de noticias
falsas se ha aprovechado del fenómeno de las redes sociales que «no se
consideran medios de comunicación y no están, por lo tanto, sometidas a las
restricciones o a la autorregulación propia de estos. El carácter interactivo
de los medios digitales añade una mayor carga afectiva y emocional a los
mensajes que los hacen más efectivos».**
Desde
el origen de las redes (antes de ser "sociales" en el sentido actual)
se ha planteado la cuestión de su "horizontalidad" frente a la "verticalidad"
de los medios tradicionales. El estatus de los medios personales es difícil de
definir porque oscilan entre el uso naif de mostrar familia y mascotas hasta
tener mayor potencial que un medio profesional en la difusión de cualquier
noticia, falsa o real.
Sin
embargo, hay que ser muy cuidadosos con las formas de enfrentarse a ellas
porque muchos están utilizando este problema para el recorte de libertades.
Suele servir de muy poco, además, porque las fuentes de las noticias las más de
las veces se encuentran fuera del espacio físico y jurídico. Ese ha sido otro
de los problemas clásicos también desde los inicios, la falta de coincidencia
entre el espacio informativo y el espacio jurídico. Las noticias se pueden lanzar
desde fuera del espacio en el que se recibe la información. De esta forma es
difícil tanto frenarlas como perseguirlas.
Por
otro lado, las democracias son espacios de derechos, por lo que entran en juego
la libertad de expresión e información, lo que hace que desde los jueces sea
complicado aplicar normas que pudieran afectarlas. La verdad o no de las
noticias se complica cuando no hay nadie responsable detrás de ella a quien
sancionar.
El
problema no tiene respuesta fácil desde los ámbitos políticos y jurídicos.
Tampoco está claro que se pueda hacer mucho desde las estrategias de defensa.
Estos últimos pueden realizar investigaciones para determinar el origen, pero
las evidencias se tienen después de la acción, como hemos podido ver en Italia
o en Cataluña desde las elecciones. Lo más que se llega es a medir el flujo de
noticias de un punto a otro.
Más
allá de declaraciones y comités, la mejor estrategia utilizada hasta el momento
es la de la prensa norteamericana: publicar las verificaciones de falsedad,
internas y externas. Puede parecer poco eficaz publicar el recuento de mentiras
dichas cada día por el presidente de los Estados Unidos, pero tiene su efecto,
aunque tenga en contra la exposición selectiva a los medios, es decir, cada uno
usa el medio que más se ajusta a sus creencias, por lo que aceptara como
"verdades" lo que se le presente allí.
La
creación de centros de verificación de noticias que publiquen resultados puede
tener alguna eficacia, pero no evitan el impacto. Las noticias falsas salen
cuando sus autores creen que hacen más daño y son difíciles de frenar y
verificar. Aparecen en momentos de crisis o las crean ellas mismas. Los que
intentan frenarlas juegan siempre por detrás.
La
creación de un sistema instantáneo y global de transmisión de información es un
gran logro, pero las luchas e intereses que pueden utilizarlas forman parte de
la lucha por el poder en la que se usan todos los mecanismos posibles. La falta
de escrúpulos en estas guerras refleja el de la realidad.
Lo más
preocupante es que el uso de las redes también sirve para combatir las mentiras
de los regímenes autoritarios. Estos están copiando las razones de las
democracias para frenar a sus críticos. Diferenciar entre "críticas"
y "noticias falsas" es esencial, pero a los que tienen el poder la
crítica es algo que les parece una agresión al considerarla falsa.
La
universalidad de la red, el flujo de informaciones por unos espacios y otros
solo puede mantenerse en un clima de confianza y apertura. Esto es lo que ha
cambiado. El aumento del autoritarismo y de sus fuentes nacionalistas, populistas
y religiosas, ha hecho que la información sea un espacio más de lucha.
Es un
síntoma más de este regreso a la "guerra fría" al que asistimos
impotentes. El titular de ABC habla de "luchar", el de El País de
"estudiar". Creo que el segundo se ajusta más a lo hecho que el
primero. Antes se estudiaba la verdad; hoy se hace con la mentira. Ironía de los tiempos.
Se juntan con la esperanza de que alguno tenga soluciones, pero no es
fácil. En cualquier caso es importante que todos sean conscientes de la importancia del caso.
*
"El Congreso acelera el estudio de las noticias falsas" El País
18/03/2018
https://politica.elpais.com/politica/2018/03/18/actualidad/1521397380_796523.html
**
"El Congreso crea un grupo de trabajo para luchar contra las «fake
news»" ABC 19/03/2018
http://www.abc.es/espana/abci-congreso-crea-grupo-trabajo-para-luchar-contra-fake-news-201803182108_noticia.html
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