Joaquín Mª
Aguirre (UCM)
Hace un par
de días el estatal Ahram Online titulaba "UN rights chief denounces what
he calls 'climate of intimidation' in Egypt before presidential elections".
El previsible titular del día siguiente en el mismo medio era
"Egypt dismisses UN human rights criticism as 'baseless'". Egipto
vive en un continuo desmentido.
Los informes cíclicos tienen sus negación cíclica. No hay
declaración, condena, etc. que llegue de alguna instancia internacional,
incluso de las más altas, como es el caso de las Naciones Unidas que no tenga
la contestación egipcia negándolo todo. Para Egipto, unas elecciones en las que
se detiene o retira a todos los candidatos, unas elecciones en las que la
oposición democrática denuncia las presiones y llama a no votar, unas
elecciones en las que el candidato opositor a la presidencia se deshace en
apoyos a su rival y presidente, al que desea gane... todo esto, según el
régimen egipcio, entra dentro de la normalidad.
Es normal también que ante la llamada a la abstención, se
amenace con multas y detenciones a los que no vayan a votar. El jefe no solo
quiere salir de nuevo elegido, sino entre aplausos.
Estas son las críticas de las Naciones Unidas, sección
derechos humanos, recogidas por el diario estatal:
The United Nations Human Rights Chief Zeid
Ra'ad al-Hussein denounced on Wednesday what he described as a "pervasive
climate of intimidation" in Egypt ahead of presidential elections this
month.
Al-Hussein claimed that the upcoming elections
have been marked by "arrests, torture of detainees and silencing of
independent media."
In an annual report submitted to the United
Nations Human Rights Council, Ra'ad said that "potential candidates have
allegedly been pressured to withdraw, some through arrests. Legislation
prevents candidates and supporters from organising rallies. Independent media
have been silenced, with over 400 media and NGO websites completely
blocked."
Egypt has frequently stressed the integrity of
its upcoming presidential elections, scheduled 26-28 March, which is entirely supervised
by the judiciary and monitored by many state and foreign media as well as
international organizations.
The country has described international reports
on its human rights record as "biased and politicised."
International condemnations of the human rights
situation in Egypt has been increasing recently as the country approaches its
presidential elections this month.*
El "incremento" no ha sido por cuestión baladí, ya
que la presión sobre los medios ha sido abrumadora con motivo de las críticas a
las elecciones recientes y, anteriormente, la cuestión de las islas de Tiran y
Sanafir, que conllevaron detenciones por "difundir noticias falsas".
Las "noticias falsas" eran que las islas eran egipcias y habían sido
regaladas a Arabia Saudí, con el consabido lío institucional y en la calle.
Como se demuestra cada día, el bucle egipcio crítica /
represión no cede. Por el contrario, se está intensificando. La obsesión del
presidente al-Sisi, es decir, del Ejército, en no poder ser criticados cuando
asumen el poder político es creciente. Tanto por aspectos personales como
institucionales, queda en evidencia que el presidente tolera mal las críticas.
Más de una vez ha estallado en público cuando algún asistente ha realizado
alguna pregunta un poco más allá de lo protocolario del programa. Los
estallidos del ministro Shoukry cuando las críticas llegan de fuera, ya sea en
forma de artículo o informe, tienen una correspondencia en el presidente, que
generalmente mantiene un discreto silencio evitando el desgaste político que
supone tener que dar explicaciones, algo que contradice la esencia del poder.
Ahram Online explica la intervención del ministro de Asuntos
Exteriores en este caso:
Foreign Affairs Sameh Shoukry said Egypt has
made progress in the field of human rights but warned the UN’s rights council
against applying “double standards” and “politicisation" in its judgments.
The minister highlighted the latest
improvements in human rights in Egypt, including amendments to the
controversial protest law, under which many peaceful demonstrators have been
jailed, and the presidential pardon committee assigned to review the status of
young detainees.
Shoukry stated that the country had achieved
much in its democratic transition despite the increase in security challenges
and the spread of terrorism in the region and the world.
In the few weeks preceding the elections, some
hopeful candidates withdrew from the elections race for several reasons, while
the Egyptian government dismissed accusations that it had applied pressure on
them to withdraw.
The Egyptian government has frequently
responded that the withdrawn candidates were not excluded for political
reasons, but rather for legal violations or not having fulfilled the
presidential elections' requirements.*
Como puede observarse, el diario estatal se mueve en un
territorio ambiguo respecto a la posición oficial, difícil de sostener en casos
como este de las elecciones. Por mucho que se enmiende la ley de Protestas, los
argumentos para detener a quien se quiera son de un refinamiento exquisito,
como en el caso de la cantante Sherine (un chiste), del periodista que
entrevistó a Hisham Geneina (limitarse a reproducir literalmente lo que alguien
le dice), ser un peligro para Egipto (homosexuales y ateos), cantantes y bailarinas
(inducir a la depravación), etc.
Mientras los titulares del mismo periódico dicen —como vimos
hace unos días— que se tomarán medidas contra las familias de los acusados
infringiendo todas las normas jurídicas de sitios civilizados, el ministro
quiere que se aplaudan las enmiendas a una ley que ha servido para arrestar o
matar (como a Shaimaa al-Sabbagh) a personas que protestaban pacíficamente en
muchos casos.
Egypt Independent nos cuenta los lamentos del ministro
Shoukry ante las denuncias de las Naciones Humanas por lo ocurrido en la
precampaña de las elecciones:
The Foreign Ministry said that Hussein’s report
is suffering from an absence of clear evidence on the proclaimed violations. It
also expressed its astonishment at the mention of the 2018 election in the
report, based on information which was described by Hussein himself as
“alleged,” the statement read.
“Egypt rejects any attempt to cast doubt on the
credibility and integrity of the forthcoming presidential poll without
providing any evidence or substantiated information,” the statement read.
Hussein said in his annual report that
potential presidential candidates were “pressured to withdraw,” and that
independent media outlets in Egypt are facing a blackout because of the regime.
Therefore, the Foreign Ministry denied in the
statement the current regime’s responsibility for the voluntary withdrawal of
potential candidates or for their inability to complete their nomination
papers, saying that any legal procedures against any individual are taken based
on legal offences, the statement noted.**
Es difícil reprimir la carcajada ante la indicación de la
"renuncia voluntaria" de los candidatos o su "incapacidad"
para rellenar correctamente los formularios de nominación. El gobierno egipcio,
sin duda, tiene un complejo de superioridad que le impide ver el ridículo
institucional que tiene con este tipo de declaraciones, capaces de sacar los
colores a cualquiera.
La soberbia del ministerio es la del gobierno mismo. La
oposición democrática en bloque ha pedido la abstención en las elecciones. Lo
ha hecho porque además de las tretas habituales en las elecciones egipcias,
esta vez se han sumado todo tipo de impedimentos que han hecho que varios
candidatos militares y ex militares hayan acabado en la cárcel ante la falta de
respuesta a su baja del Ejército. Esto ocurrió con el joven coronel que quiso
presentarse, al que no se le contestó para detenerle después. Y está el otro
caso, el del ex jefe Sami Anan, al que ya retirado y llevando varios años al
frente de un partido político se le consideró en la reserva para detenerle
seguidamente.
El caso de Ahmed Shafiq está pendiente de aclaración. El
robo de un vídeo del teléfono de su hija hizo que fuera expulsado de Emiratos
estuviera perdido durante un tiempo para su familia. Finalmente,
"ocurriera lo que ocurriera", se retiró de la campaña electoral.
Todos los candidatos militares o ex militares fueron acusados de intentar
separar al ejército y al pueblo, que leído en clave egipcia, significa que solo
debe haber un candidato militar, al-Sisi.
El temor a una verdadera campaña en la que se vertieran
críticas contra el presidente y su mandato hizo que se boicoteara a los demás
candidatos negándoles los avales parlamentarios para poder concurrir y
obstaculizando los avales populares, como ha denunciado muchos tras detenciones
de personas que hacía propaganda a los pretendidos candidatos o creándoles
problemas en las notarías donde debía registrar su avales de los candidatos. De
esta forma, las personas que lo hicieran quedaban expuestas y fichadas por el
aparato del régimen, con las consecuencias que eso tiene en un país en el que
te pueden complicar mucho la vida. Los que avalaban al presidente, en cambio,
como contó Mada Masr en su
reportajes, recibían pasta y arroz, dinero los conseguidores.
La oposición democrática ha hecho lo único que podía hacer:
denunciar la farsa de las elecciones. Pero Sameh Shoukry, que recientemente crítico en la ONU a la BBC, tiene la pretensión
que el mundo reconozca las elecciones egipcias como limpias y el cantado futuro triunfo de al-Sisi como una explosión
democrática. Pues se puede ir preparando ante la oleada de críticas, reproches
y denuncias que las elecciones le van a traer al régimen. Dejarán en pañales a
las primeras, en la que tuvo la suerte de tener enfrente a un contendiente
nasserista. Ahora lo único que tiene enfrente es a un títere, Moussa Mostafa
Moussa, que le apoyaba incondicionalmente hasta unas pocas antes de que le
pidieran que se presentara para no quedar en ridículo, algo que no se ha
conseguido, pues nunca ha habido un candidato opositor que hablara tan bien de
su rival, al que adora.
Conforme crecen las críticas, el empecinamiento del régimen
egipcio crece. Trata de convencer al pueblo egipcio de que existen
conspiraciones por todo el planeta en contra de ellos, que el régimen es
perfecto, que tienen a Dios y a Trump a su lado. Nada más lejos, incluso Donald
Trump les traerá problemas pronto, pues nadie en su sano juicio se atreverá a
considerar como democrático al régimen actual, lo que le valdrá nuevos recortes
en las ayudas.
Se iniciará entonces el nuevo ciclo de la protesta y el
rasgado de vestiduras, las quejas por el "doble rasero", etc. El
problema que se plantea precisamente es que esta próxima legislatura será más
violenta, con un parlamento más cerrado que el actual, una mera comparsa con
genialidades estrafalarias, como pedir exámenes de virginidad para las
estudiantes universitarias o que las mujeres se dejen mutilar con más humildad,
más leyes represivas para los disidentes y más encierro de ateos y homosexuales,
que es la forma en que al-Sisi ha decidido demostrar al pueblo egipcio que
vigila como un guardián virtuoso.
* "UN
rights chief denounces what he calls 'climate of intimidation' in Egypt before
presidential elections" Ahram Online 7/03/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/0/292321/Egypt/0/UN-rights-chief-denounces-what-he-calls-climate-of.aspx
**
"Egypt denounces UN rights chief’s concerns on political violations ahead
of election" Egypt Independent 9/03/2018
http://www.egyptindependent.com/egypt-denounces-un-rights-chiefs-concerns-on-political-violations-ahead-of-election/
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