Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Puede
que algún día John Kerry escriba sus memorias y su editor le sugiera el título
de "¿En qué estaría yo pensando?", aunque quizá pierda algo en inglés.
En ella los lectores tratarán de ir directamente al capítulo titulado "El
otro desliz" en el que Kerry no termine de aclarar si realmente el suyo
fue un desliz-desliz, solo un desliz o un aparente desliz para intentar salir
del callejón en que su Comandante en Jefe había metido a todos.
Nos
cuenta el diario El País:
Siria aprueba la propuesta de Rusia de poner
sus arsenales de armas químicas bajo control internacional, según dijo el jefe
de la diplomacia de Damasco Walid Muallem, ayer en Moscú. El ministro se había
entrevistado antes con su colega ruso Serguéi Lavrov, quien, con un hábil gesto,
supo transformar una frase retórica del secretario de Estado norteamericano
John Kerry en una iniciativa en toda regla destinada a evitar un ataque militar
norteamericano sobre Siria.*
Tras el
desliz o patinazo verbal que marcó el comienzo de este lío en el momento en que
a Barack Obama (ese hombre de corazón y boca grandes) le dio por hacer metáforas
cubistas hablando de líneas y colores, llega ahora otro momento calificado así,
el de John Kerry, con la idea de que no
se vería mal que Siria se dejara controlar
el arsenal químico. La idea prospera y actúa como si de un airbag se tratará
tras una frenada en seco. Hasta se han suspendido las votaciones decisivas de
hoy y Obama apenas tienes unas horas para encajar el golpe agridulce que supone
la maniobra rusa y dirigirse hoy a la nación presentando una gran victoria.
Pero muchos americanos moverán hoy la cabeza ante el televisor.
Obama
había desplazado el "problema sirio" y creado un "problema
americano": cómo convencerlos de no meter a todos en una guerra que nadie
quería, incluido el Pentágono. Ahora todo pasa a ser un "solución
rusa" que deja en evidencia el modelo y actuación estadounidenses. Y no
tendrán más remedio que entenderlo y aceptarlo.
La
crisis —obsesionados como están todos con el recuerdo de Irak y Afganistán— se
parece en cambio más a la de los misiles cubanos, una especie de reedición con
armas químicas con Al Asad en el papel de Fidel. Cuba sigue ahí, maltrecha,
pero ahí.
Mientras
Obama daba entrevistas (seis medios en un día) diciendo que la CIA le había
confirmado que los vídeos de YouTube son auténticos
y hacía giras promocionales de su plan, los rusos jugaba a otra cosa. Putin ha
dejado que los norteamericanos se empantanen, comprometan, presionen, se
dividan..., siembren recelos entre los aliados a regañadientes, mendigando un poco
de apoyo, como el que pasa el cesto en misa de doce. A Putin le ha bastado
esperar a que la presión fuera insostenible en el puchero americano para darles
una salida en la que se presenta como pacificador mundial.
¡Con
qué cara habrán escuchado Obama, Kerry y los políticos y ciudadanos
norteamericanos estas palabras del Ministro sirio¡:
"Siria acoge positivamente la iniciativa
rusa en nombre de la preocupación de los dirigentes sirios por la vida de
nuestros ciudadanos y la seguridad de nuestro país", dijo Muallem, que
elogió la "sabiduría de los dirigentes rusos que intentan evitar la agresión
norteamericana contra nuestro pueblo".*
Rusia,
que es quien ha servido de protección a Siria, decide —cuando la hora se acerca—
dar un giro, servido en bandeja por el desliz
de Kerry, y aceptar esa vía que —en el peor de los casos— obliga a parar la
maquinaria para "dar una oportunidad a la paz", como ya ha señalado
Obama al decir inmediatamente que está a favor de cualquier "solución
pacífica" del problema. Con eso desplaza los argumentos de la "defensa
de la paz y la conciencia mundiales" de los norteamericanos a Rusia que se
convierte —siempre lo ha sido— en el dueño de la situación.
Han
jugado con ellos y lo seguirán haciendo en un sentido u otro. Hasta el Papa
Francisco, que tiene la obligación de ser ingenuo, pensaba que aquí se trataba
de vender armas. Pero Rusia ya las tiene todas vendidas y ahora se las quitan
de las manos. Ha demostrado que protege a sus clientes y amigos. Rusia está haciendo cartera.
También
han conseguido demostrar al mundo hasta dónde puede llegar el liderazgo
americano, sus límites: hasta el borde de un desastre que han visto en primera
fila los políticos americanos, Cameron y el parlamento inglés, Francia, Israel,
etc. Los aliados occidentales de Estados Unidos se sentirán un poco más
relajados ante un liderazgo que desde que desaparecieron los
"bloques" les tiene metidos en pequeñas pero molestas guerras cuando
ellos lo que quieren es comprar y vender, sin más, aunque solo sean armas.
Habrá
efectos interesantes en otros ámbitos. Rusia está creando su propia
"comunidad" dirigida hacia Asia y al cinturón de países que dudan si
son de un lado o de otro. El caso más reciente se ha dado estos días con
Armenia que, ante el creciente deterioro de Europa, ha decidido pasarse al lado
euroasiático abandonando su sueño "europeo". Ya está en brazos de
Putin en una elección que a muchos parecería incomprensible, pero que se
entiende cada vez mejor.
Rusia
ha demostrado al mundo que vale más ser un maquiavélico confeso al que le debes la
paz, que ser un idealista carente de pragmatismo al que le debes la guerra.
Putin, el que mete en la cárcel a las Pussy Riot por pedir a la Virgen que
libre a Rusia de su mano; Putin, el que lanza a sus huestes ultranacionalistas repeladas
a apalear gays por las calles; Putin,
al que sus enemigos se le mueren por polonio; Putin, cuyos sus rivales políticos
son incapaces de hacer su declaración de la renta bien y acaban en el trullo acusados
de fraude, estafa, etc.; Putin, el que no sabe qué hacer con tantos votos que
le sobran y los acaba metiendo en las urnas por no llenar las calles de
papeles; el Putin que cabalga, caza osos, guía gansos desde un ala delta y luce
su torso desnudo por las estepas gélidas desafiando al resfriado... sí, ese
Vladimir Putin, es el que quedará como quien frenó la posibilidad de un desastre
en cadena simplemente con una llamada a cobro revertido.
Es tal
el impacto del golpe que Estados Unidos ha tenido que hablar inicialmente de
"escepticismo" con el ingenuo argumento lógico de "cómo se va a
controlar por la comunidad internacional un arsenal químico que 'no existe'
oficialmente, según Al Asad". Olvida Estados Unidos que ellos realizaron
una guerra completa por una "armas que tampoco existían". No se debe
mencionar la soga... La simple posibilidad de que se pueda "controlar"
algo que "no existe" es más factible y económico que llevar un
ejército al otro lado del mundo para encontrar armas inexistentes que has
jurado ver con esos ojitos y cuyas fotografías eres capaz de mostrar y explicar
al mundo, aunque luego no encuentres nada.
¿Por qué
hay que explicarle cada cierto tiempo a los Estados Unidos que son ellos mismos
lo que arruinaron su credibilidad; por qué decirles que están obligados a dar
el doble de explicaciones —aunque sea sobre vídeos de YouTube— y que no se
pueden permitir dudar de los demás? ¿Por qué hay que explicarlo? ¿Por qué hay
que decirles que a los amigos les molesta ser espiados y cosas así?
Todos
se lanzarán a apoyar la iniciativa rusa con tal de no meterse en una guerra que
nadie quiere, con lo que —a menos que ocurriera otro ataque con gases tóxicos,
que sería ya muy sospechoso— todos bendecirán a Vladimir Putin como apóstol de la
Paz y le propondrán para el Nobel, algo que sin duda se merecerá a los ojos del
mundo, al que le gusta recordar solo lo agradable.
La
corresponsal de CNN en Moscú respondía, hace apenas unos minutos, a las
preguntas de su sorprendido compañero desde su central calificando el papel de
Putin de "deus ex maquina". Rusia ha sido algo más que el deus ex maquina: ha sido el guionista,
el decorador y el director de reparto de esta extraña obra de la que todo el
mundo debe sacar unas rápidas conclusiones.
Al tomar
Rusia las riendas del asunto, tal como ha manifestado, es más que probable que todo se solucione rápidamente, Debemos
entender que esto implica algo importante al dejar en evidencia la hipocresía
de las líneas rojas: Ahora Basar Al Asad tiene las bendiciones de la comunidad
internacional para poder seguir su guerra "convencional", ya que el
compromiso alcanzado, de seguir, implicará que nadie intervendrá si no se usan
armas químicas, siguiendo la "doctrina Obama" de la guerra. Si Basar
Al Asad las usó, que es lo más probable, le ha salido doblemente rentable —ha
demostrado a sus enemigos hasta dónde es capaz de llegar— y les ha dejado claro
a los sirios resistentes que no han contado ni van a contar con mucha más ayuda
de la conseguida hasta el momento. Es más, muchos estarán deseando que se
termine de una vez este conflicto empantanado y evitar riesgos futuros. ¿Que gana Al Asad? ¡Pues peor para ellos!
Rusia
ha mostrado su astucia y poder ante los aliados y amigos; Obama, en cambio, su
debilidad, algo que los políticos norteamericanos no le van a perdonar en lo
que le queda de vida política. El presidente está vendiendo ya este fiasco como
una victoria de la presión norteamericana
sobre los "malos". Quiere ser Kennedy. Lo que ha conseguido en
realidad es dejar las cosas como estaban, bendecir lo que Al Asad pueda hacer
en el futuro, y mostrar que se puede llevar al mundo al límite tras unas
palabras que se escapan.
Al
final se tiene que envolver en papel dorado el pragmatismo. Rusia no va a
permitir que Al Asad le deje en evidencia. Ya se encargará Vladimir Putin de
encontrar el recurso adecuado para que se cumpla a rajatabla este primer
compromiso de la Pax Rusa.
*Siria
abraza la propuesta rusa para desactivar un ataque internacional" El
País 9/09/2013 http://internacional.elpais.com/internacional/2013/09/09/actualidad/1378749132_247125.html
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