Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Multar indigentes porque no tienen dónde dormir y lo hacen
en la calle es uno de los ejercicios de estupidez voluntaria más indicativos de
la sociedad que estamos construyendo entre todos. Habrá alguien que salga
diciendo que son las ordenanzas y que hay que cumplirlas, que la Policía
municipal se limita a aplicarlas y a poner las multas porque eso es lo que dice el guión municipal, etc., etc.
Pero precisamente la creación de deberes estúpidos es lo que
lo convierte en indicador del mal camino colectivo. Ser conscientes de lo
difícil que se nos hace parar un despropósito de este calibre debería hacernos
reflexionar. Es malo hacerlo, malo aplicarlo y malo no poderlo detener una vez
en marcha. Y a este estado de idiotez se le llama “deber”, que es como decir
que no es culpa suya sino de todos los idiotas anteriores.
La puesta en fila normativa de la idiotez no la convierte en
inteligente, sino que por el contrario confirma nuestra vocación para formar
interminables colas de idiotas preguntándonos gustosamente “¿es usted el último?”
Cada vez nos encontramos más con gente que se siente feliz haciendo estas
tonterías que les lavan de responsabilidad, este actuar al amparo de la norma aun
a sabiendas de la injusticia o estupidez. Algunos lo toman como gracia, pero
maldita la que tiene.
Esto está ocurriendo en Barcelona*, la ciudad olímpica ha
decidido que además de multar a los que van sin camiseta en verano (en invierno
se supone que la gente es inteligente y no lo hace por el frío), también debe multar a los desgraciados que no
tienen dónde dormir y los hacen en las calles. Los responsables de la ciudad
saben que no van a cobrar nunca y que enviar las multas a los comedores
sociales (¡qué vergüenza!) como están haciendo supone un gasto real para la
ciudadanía, pero eso es lo de menos. Los preocupados por la estética de la opulencia,
los que quieren tener una ciudad bonita y alegre, sin mendigos, no están por
invertir en comedores, refugios o en lugares con los que se pueda fomentar la llamada de la indigencia, no sea que
vayan a empezar a venir de los cinco continentes con esto de la crisis. No bajes la guardia, que esto se llena en
cuanto que te descuides. ¡Están muy revueltos con esto de la crisis!
Porque no es la multa de lo que se trata, sino de la excusa
de acercarte y tenerlo un ratito mareado, presionado, asustado con los papeles,
la dirección, que si de dónde vienes, que esta es la quinta, que aquí no se
puede, que han protestado… y la larga retahíla de ocurrencias que tienes que
poner en marcha para tener a raya al personal. Un ratito de mareo y a seguir la
ronda. A algunos les repugnará —no lo dudo—, pero están en la fila. Y hay que
hacerlo porque lo dice la norma.
El Ayuntamiento de Madrid aprobó hace unos meses un norma por la que se multaba con 750 euros a los que recogieran comida de los cubos de basura. Otra muestra más de irracionalidad e insensibilidad absoluta. Parece que creen que la gente encuentra cierto placer en recoger alimentos de los cubos y contenedores. ¿Es la forma de reactivar el consumo? La gente se llevaba de los contenedores los alimentos recién caducados que iban a ser destruidos. El mayor delito es no comprar, no consumir dentro de los circuitos de la producción. Pero ya existe una ciudadanía de la parte de atrás del supermercado.
El 28 de diciembre murió de frío, en pleno centro de Burgos,
un indigente. Llevaba veinte años en la calle y no había forma de sacarlo de
allí, nos dicen, algo que nos tranquiliza mucho porque se ha muerto porque ha
querido. A la vista de las bajas temperaturas esa noche, estuvieron buscándolo
por la ciudad. No lo localizaron; estaba en pleno centro de la ciudad, donde
encontraron su cadáver. En Barcelona habría acumulado muchas más de las cien
multas que tiene aquel indigente y que han hecho poner el grito en el cielo a la
Defensora del ciudadano de la ciudad. ¡Vaya gasto!
Lo irritante son los argumentos. Pensar que las multas están generando gastos es marear la perdiz. No, no se puede decir que es
una falta de sensibilidad o de humanidad, que es injusto por sí mismo. Hay que vender modernidad y eficacia, buena gestión.
Lo mejor para combatir la miseria es espantarla, hacer que se metan debajo de la
alfombra social. Es preferible ofender a la inteligencia, que a la vista. Se trata de no ver, de evitarnos el espectáculo de la mendicidad.
La fila de la estupidez acaba por tener muchos eslabones, muchos pregunte a mi superior, muchos si a mí me da igual… Si está mal que se
recorten prestaciones sociales, mucho peor es que se pretenda cobrar algo a los
indigentes. Demuestra muchas cosas. También hay una indigencia moral, una morosidad del espíritu, que es la nuestra. Y esa es más difícil de enmascarar.
La crisis actual va a producir nuevas oleadas de pobreza e
indigencia; va a llevar nuevos pobres a nuestras calles y debemos estar
dispuestos a afrontar esta situación más allá de la estética, como algunos
parecen empeñados en enfocar. El problema de la pobreza no es que afee nuestras
calles, es que exista. Cada muerte de un indigente es un indicador de nuestro
estado moral; cada multa de las cien multas que se han enviado a un comedor social es una muestra de nuestra falta de
sensibilidad institucional y convierte en un eslabón de la fila de estupidez a cada
uno los puntos por los que esas cartas han pasado desde la denuncia inicial.
La fila de los
protocolos y de las normas sin sentido nos libra de pensar demasiado en lo que
ocurre. En esta fila interminable, lo única pregunta que se hace es “¿Es usted el
último, por favor?” Desgraciadamente, no. Hay muchos más en esta larga fila del sinsentido.
Y así crece, sin preguntas, irracionalmente, permitiendo
cosas que a todos nos parecen injustas e idiotas pero que van reuniendo sellos
de entrada y salida por donde van pasando.
* “Barcelona multa más de 100 veces a un indigente por
dormir en la calle” Cadena SER 2/01/2012 http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/barcelona-multa-veces-indigente-dormir-calle/csrcsrpor/20120102csrcsrsoc_15/Tes
** “Un indigente muere de frío en el centro de Burgos” Público
28/12/2011 http://www.publico.es/espana/414357/un-indigente-muere-de-frio-en-el-centro-de-burgos
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