domingo, 20 de marzo de 2011

La muerte de un ciberperiodista ciudano


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Se ha hablado mucho del papel de las redes sociales en las revoluciones en marcha en el mundo árabe. Ha sido esencial en la articulación de los movimientos en grupos que de otra forma habrían carecido de la capacidad estratégica necesaria. Los grupos, gracias a los flujos de información que han permitido las redes de comunicación, han actuado como inteligencias comunes emergentes.
Se ha hablado menos, en cambio, de otro importante fenómeno comunicativo desarrollado gracias a las posibilidades que las nuevas tecnologías de las comunicaciones permiten: la combinación del ciberperiodismo y el periodismo ciudadano. El primero utiliza la tecnología digital disponible y la distribuye a través de las redes de comunicación; el segundo es la reabsorción de la función informativa por parte de la sociedad. Modernamente, esta función se convierte en institución y se profesionaliza dando lugar a la actividad periodística.
La necesidad y la oportunidad han hecho del periodismo ciudadano una realidad. En situaciones extremas, como está ocurriendo en Libia, ya sea porque se expulse a los periodistas, se les impida su labor o se impongan apagones informativos, la función informativa se reasume por la sociedad. Personas que están próximas a los acontecimientos sienten la necesidad de informar al mundo de lo que ocurre a su alrededor. Con simples teléfonos móviles, con cámaras digitales, con sus pequeños ordenadores son capaces de hacer llegar al otro lado del globo las imágenes, las voces, los sentimientos que constituye su realidad.
La revolución tecnológica ha aumentado el flujo de las informaciones, ha hecho que sea más difícil de controlar por sus múltiples ramificaciones, y ha extendido las herramientas creando la posibilidad de una polifonía social. También lo ha convertido en un hecho generacional, ya que estas tecnologías están muy vinculadas a unos grupos de edad.
De Libia nos llega la noticia de la muerte de uno de los representantes de esta forma de hacer periodismo, Mohamed Nabous, un ciberactivista que creó la Libya Al Hurra TV, una emisora digital para informar de lo que ocurría en su país, Nabous se transformó en periodista para poder contar al mundo lo que Gadafi no quería que se supiera. Pronto se convirtió en una referencia para las cadenas profesionales que conectaban con él a través del la tecnología Skype, la misma que utilizamos para establecer nuestras videoconferencias caseras con nuestros amigos lejanos. 


Hace exactamente dos décadas, en 1991, durante la Guerra del Golfo, la CNN dio el salto al ruedo mediático gracias a su capacidad de enviar imágenes en directo al mundo y su voluntad de quedarse emitiendo desde el escenario del conflicto. Hoy es posible hacer todo esto con una tecnología al alcance de casi cualquier ciudadano del mundo.
Mohamed Nabous disponía de la misma tecnología que muchos otros, pero hizo algo que otros no hacen: utilizarla para informar, convertirse en fuente de información para que el mundo comprendiera lo que ocurría. Hoy está muerto por los disparos recibidos en un tiroteo mientras grababa imágenes para poder distribuirlas para otras televisiones. Su compromiso ciudadano fue lo que le llevó a su compromiso informativo.

 
La Libya Al Hurra TV que creó seguirá adelante contándonos lo que ocurre mientras sea necesario. Muchas veces lo medios profesionales critican el papel de los medios ciudadanos, del periodismo que transforma un móvil, una pequeña cámara de vídeo, en herramientas informativas más allá de amateurismo.  Sin embargo, su existencia es fundamental para mantener abierta la cadena que lleva del acontecimiento a los lectores  espectadores u oyentes de cualquier lugar del mundo. La estructura de la información ha cambiado y con estos cambios también se está modificando la sociedad misma, que es sensible a la información. Es un proceso de retroalimentación acelerado.
La función del periodismo, desnudo de cualquier sofisticación, es mirar, entender y contar. A veces, lo que más nos cuesta es entender. Es un mundo complejo, pero una función sencilla. Mohamed Nabous lo entendió. Descanse en paz.



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