Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La pregunta es siempre la misma: ¿estaban locos antes de la guerra, eran ya unos monstruos? Las imágenes que han publicado las revistas Rolling Stone* y Der Spiegel nos hacen plantearnos de nuevo la cuestión. El sadismo de estos tarados morales se parece demasiado a una incapacidad de distinguir la realidad de la ficción. El hecho de editar con música, como nos relatan las informaciones**, los vídeos de escenas de destrucción nos da una pista de su constitución interna.
Los miembros del denominado “Kill Team” son monstruos criminales, no hay que darle muchas vueltas más, pero nos queda la sospecha de su origen, de las causas de una locura que se repite. Al horror de la guerra se suma el desprecio moral que nos produce ver cómo la violencia se ejerce sin efecto alguno sobre quien la practica y la lleva al extremo. ¿Qué les lleva a ese nivel de bajeza, de indiferencia y exhibición?
Indudablemente existe una patología, pero no es suficiente explicación porque existe una complicidad grupal, un entorno que lo acoge y silencia hasta que estalla el escándalo. No nos referimos al aspecto institucional, al Ejército, sino al ámbito del grupo, de las unidades humanas en las que se generan estas atrocidades. El Ejército ya ha condenado la semana pasada a 24 años de prisión a uno de ellos. Sin embargo, lo que estos casos nos revelan es la existencia de un “nuevo orden” dentro del “orden”; que dentro la excepcionalidad de la guerra, existe una nueva excepcionalidad, un más allá que lo excede. Existe un fondo, pero también una forma de la violencia.
La imaginación de esos criminales está poblada de fantasías acumuladas que les permiten simultáneamente distanciarse de la realidad en que viven y adentrarse en ella. El horror tiene también sus lenguajes, sus codificaciones para poder vivirse como significación. Este horror nos sorprende cuando comprendemos que no es una consecuencia de la barbarie sino una enfermedad de la civilización. A la patología individual, se suma la social, la maquinaria que produce elementos defectuosos. No hay genética, no hay gen torcido. Es el resultado del odio, del desprecio, de la anulación del otro hasta convertirlo en un simple “bot” de videojuego, una imagen de videoclip, al que se puede descuartizar, vejar, humillar porque no es un ser humano sino una fantasía privada que puedes grabar en una memoria USB o subir a Youtube, ponerle música de Apocalyptica y disfrutarla como un videoclip con los amigos. ¿Es el simulacro de Baudrillard, el crimen perfecto —la muerte de la realidad en beneficio de su imagen?
Escuchamos demasiadas barbaridades, demasiadas expresiones horrendas antes las desgracias que nos muestran las pantallas, transigimos demasiado con la intolerancia, que se crece. La exhibición del dolor ajeno produce en algunos cierta satisfacción, fruto del crecimiento del racismo, de la xenofobia, del odio religioso. No enseñamos bien a despreciar no solo la violencia, como abstracción, sino al violento como concreción del horror. Hemos hecho un negocio de la violencia y de contemplación de la violencia. Convertida en espectáculo, la violencia produce dividendos, sí, pero también efectos sociales, morales indeseados. La realidad virtual “aumentada”, desarrollada para los entrenamientos militares en entornos simulados, nos permite avanzar en el horror por un módico precio y unas simples gafas 3D. Algunos ya no saben donde están, o lo saben y nos les importa.
Los monstruos editaron los vídeos del horror poniéndole música de fondo. El horror se convierte en mercancía, se asemeja a otros productos del mercado y puede ser consumido y disfrutado bajo el camuflaje social. La canción elegida ha sido En vie, del grupo de violonchelistas metalizados Apocalyptica. El mismo tema circula como fondo de un videoclip de la película de Luc Besson, Jean d’Arc (1999). Una Juana enloquecida, mandada por Dios, guía a las tropas francesas cargando contra los ingleses. Su letra es la siguiente:
Réduisons nos peines
Achevons nous pour le plaisir
Distillons nos haines
Et buvons à nos souvenir
Buvons pour ne plus mentir
Achevons nous pour le plaisir
* http://www.rollingstone.com/politics/news/the-kill-team-20110327
* “EEUU pide disculpas por unas foros de crímenes de sus soldados en Afganistán” El País 29/03/2011 http://www.elpais.com/articulo/internacional/EE/UU/pide/disculpas/fotos/crimenes/soldados/Afganistan/elpepuint/20110329elpepuint_9/Tes
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