Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si ayer
hablábamos del absolutismo de Donald Trump y de su influencia como modelo en
otros lugares, corresponde hoy tratar de ver cuáles son los cambios que se
están produciendo en el "poder" para ajustarse a una nueva realidad
social global.
Creo
que no hay duda que en las últimas décadas se han producido cambios radicales
en la sociedad, incluyendo la forma en que ella misma se percibe, en cómo ve
sus relaciones y metas. Estos cambios nos van llevando a una crisis del modelo
democrático, que se ve debilitado de diversas formas.
El anuncio en la prensa de estos últimos días sobre la aprobación de la reelección ilimitada de Nayib Bukele nos sirve para una de las primeras normas protectoras de la instauración de un poder absoluto. En la página de Directorio Legislativo, encontramos un preciso análisis de lo que supone el "reinado" Bukele en El Salvador:
Desde su llegada a la presidencia el 1° de
junio de 2019, Nayib Bukele, ha profundizado su poder político a costa de estrategias
que han erosionado el estado democrático y de derecho. A principios de este
año, el oficialismo logró alcanzar la mayoría calificada en la Asamblea
Legislativa, lo que le ha permitido aprobar leyes sin negociar con la oposición
y renovar en su totalidad a la Sala en lo Constitucional cuyos fallos le habían
sido adversos. El impacto de esta medida no tardó en verse, cuando los nuevos
jueces habilitaron la reelección presidencial pese a que está expresamente
prohibida por la Constitución.
Por el momento nada parece hacer mella en la elevada popularidad del presidente que en su cuenta de Twitter se autodefine como “el dictador más cool del mundo mundial”. Es más, esto sirvió de argumento a los nuevos jueces de la Sala para argumentar que “las reglas en la alternancia están dirigidas a superar los casos de presidentes que no gozan más de la aprobación del pueblo”. Con todo, las últimas semanas mostraron escenas – hasta ahora inéditas – de descontento social que podrían anticipar un cambio en el clima local. *
El caso
de El Salvador con Nayib Bukele nos muestra una forma en la que se unen las
características del gobierno dictatorial con las nuevas formas de tratar con la
ciudadanía, a la que se somete con una serie de procesos de procesos
comunicativos de modelado.
El artículo establece las líneas principales de las que Bukele se ha servido para intentar perpetuarse en el poder, Son tres básicamente:
1) Seguridad y regulación de la pandemia:
puntos de quiebre en la relación entre los tres poderes del Estado
2) El oficialismo alcanza mayoría propia en
la Asamblea y avanza sobre el poder judicial
3) [...] las restricciones al acceso a la
información pública*
En el
primer enunciado se nos relata cómo las restricciones que la pandemia provocó
sirvieron para un recorte de libertades y el control del Ejecutivo sobre el
resto de los poderes y la pérdida del equilibrio institucional dando más poder
a la presidencia.
Desde
el Ejecutivo se va favoreciendo el crecimiento de la tendencia oficialista, que
se va esparciendo por las diversas capas del poder y la administración hasta hacerse
prácticamente única y necesaria.
La
campaña contra la información crítica es fundamental para silenciar cualquier
oposición. La información pública oficial deriva en propaganda populista y
personal del líder mientras que la crítica se convierte en
"desestabilización" y hasta "terrorismo".
Cada
una de esas líneas tiene diferentes desarrollos, pero todos en la misma
dirección: aumentar el poder presidencial. A esto ayuda el modelo político
presidencialista americano que, de norte a sur, domina el continente frente a
otros modelos más democráticos, como los europeos.
Hemos
tenido ocasión de ver estas fases del proceso en el mandato de Donald Trump. En
abril de este año, en RTVE pudimos leer un reportaje sobre la evolución del
presidente argentino Javier Milei con el titular muy claro: "La guerra de
Milei contra la prensa: "No concibe que se le discuta, se le investigue o
se le critique""**, que nos remite de nuevo al modelo impuesto por
Trump desde la Casa Blanca.
En aquellos países que han vivido dictaduras, las referencias a Trump adquieren un nuevo sentido de apoyo y vuelta a las viejas formas. Podemos leer en el artículo sobre Milei:
El presidente de Argentina, Javier Milei, ha declarado la guerra a la prensa. Ha retirado la publicidad oficial de los medios y veta a periodistas, les insulta o les ignora. En 15 meses al frente del país no ha dado ni una sola rueda de prensa, solo entrevistas a medios afines a su Gobierno y siempre a hombres.
"Presidente, presidente", le gritan los fotógrafos para que el mandatario se acerque a ellos tras terminar su discurso en el Congreso. El Javier Milei de ahora prefiere pasar de largo. "No necesitamos periodistas mentirosos pagados por el erario público", sentenció el presidente.
Sin embargo, el Javier Milei de antes se forjó precisamente delante de las cámaras. Se hizo famoso como tertuliano, faltón y deslenguado y, de los platós, saltó a la política.**
Milei es una copia del "modelo Trump", parece haber seguido sus pasos y repetir sus situaciones, sale de un fondo comunicativo parecido. Para ellos, la política es espectáculo. Controlan los medios y tratan de hundir a los rivales y silenciar las voces críticas. Del insulto a la amenaza, todo vale. El acoso a ellos y sus familias es constante, como revela el periodista argentino Fabián Waldman hoy mismo en RTVE.es *** en la entrevista que le realiza María Gómez Mejía:
Tuve que modificar algunas cuestiones familiares, cambiar las redes sociales, inhabilitarlas para mis seres queridos y luego estar cuidándome en un principio de lo que podía acontecer en la calle a causa de la agresión que día a día sufría por parte de la presidencia y de su vocero, que por suerte no ha pasado a mayores. Sí ha sucedido con otros colegas, por ejemplo el periodista Roberto Navarro, titular de un medio opositor al Gobierno, que directamente fue golpeado, o fotógrafos como el caso extremo de Pablo Grillo, quien fue directamente apuntado por un miembro del gendarmería.***
Por otro lado, los países que han vivido dictaduras caen con facilidad en la demagogia cuando se enfrentan a crisis. Las dictaduras no sobreviven sin el apoyo de una parte importante de la población. Son los que están dispuestos a aceptar modelos "pragmáticos" porque creen que las democracias degeneran en caos y aceptan mejor modelos rígidos. Lo ocurrido en país del antiguo Este europeo y su elección de líderes autoritarios (como en Hungría) o en la mismísima Rusia de Putin, nos los muestra con claridad. Esto nos lleva a una cierta desilusión (los datos en España también lo apuntan): la democracia se ve como una forma "débil" y hay cada vez hay más gente joven que no ve con malos ojos gobiernos autoritarios, que son los que según ellos garantizan las soluciones y la "mano firme", Por eso el mal ejemplo democrático —corrupción, intereses ocultos, etc.— hace daño a la democracia y debilita su atractivo.
Una característica de interés es el apoyo de estas nuevas formas dictaduras por parte de los Estados Unidos. Para mantenerse en el poder con más seguridad o solidez, se produce un alineamiento con los Estados Unidos de Trump. Lo hemos visto con claridad con Javier Milei y con Nayib Bukele. También lo hace Benjamín Netanyahu con claridad. Saben que esto les trae personalmente bastantes "beneficios". El apoyo de Trump les hace ganar fuerza y "prestigio" en sus países, que se consideran beneficiarios. En caso contrario, tenemos el de Brasil con sanciones arancelarias y demás porque no se ha respetado al aliado del golpista Bolsonaro. Esto lleva, además, a los amenazados a buscar el apoyo de Rusia, con lo que se está repitiendo el mundo de bloques anterior.
Desde aquí insistimos con frecuencia en la necesidad de reajustar democráticamente los partidos y las instituciones de la democracia. No hacerlo se ve en lo que ocurre en otros lugares también: la pérdida del sentido democrático, la creencia en que se pueden vulnerar las leyes o en que vale todo o que la mentira es la norma porque lo que importa es llegar al poder da igual cómo.
Los ejemplos de cómo llegados al poder democráticamente comienzan a actuar en contra de la democracia son muchos. Se copian unos de otros al haberse reducido las diferencias por la globalización y porque nos hemos dotado de unas herramientas comunicativas muy poderosas y manipulables. Cualquiera puede hacer uso de ellas en su beneficio. Por eso el control de los medios y las redes sociales es esencial para estos nuevos gobiernos y líderes autoritarios. La batalla por imponer la "verdad" propia y silenciar las críticas es constante.
Los nuevos dictadores quieren aparentar libertad, eficacia y ser amados eternamente.
*
"Cómo Nayib Bukele se está convirtiendo en “el dictador más cool del mundo
mundial”" DL (Directorio Legislativo) s/f
https://directoriolegislativo.org/es/como-nayib-bukele-se-esta-convirtiendo-en-el-dictador-mas-cool-del-mundo-mundial
**
"La guerra de Milei contra la prensa: "No concibe que se le discuta,
se le investigue o se le critique"" RTVE.es 4/04/2025
https://www.rtve.es/noticias/20250404/guerra-milei-prensa-no-concibe-discuta-investigue-critique/16521749.shtml
***
María Gómez Mejía "Fabián Waldman, periodista argentino crítico con Milei:
"Los periodistas en la Casa Rosada estamos estigmatizados""
RTVE.es 3/08/2025
https://www.rtve.es/noticias/20250803/fabian-waldman-periodista-argentino-critico-milei-periodistas-casa-rosada-estigmatizados/16632720.shtml








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