Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con una doble titulación, primera página e interior de la edición web del diario El País— "Trump da un nuevo salto en su deriva autoritaria y populista en EE UU" / "Tropas en Washington y destituciones en la Reserva Federal: Trump abraza la deriva autoritaria en Estados Unidos" —, Macarena Vidal Liy pone el acento en la transformación de la política norteamericana con Trump en el poder, una cuestión que empezó folclórica y que poco a poco se va adueñando del país. El comienzo del artículo nos define la situación: "El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asegura que no es un dictador, solo “una persona con mucho sentido común”.* En una sola frase queda definida la raíz del problema.
La
política de "sentido común" es justo lo contrario de lo que es una
política democrática, que es precisamente la que trata de zafarse de esa obviedad
que excluye el diálogo. Eso es lo que se entiende por "sentido común",
lo que ve innecesario cualquier tipo de debate porque "sabe" qué es
lo "correcto". La base de la democracia es precisamente el error que
debe ser sometido al escrutinio general como "garantía" de que varias
mentes piensan mejor que una, de ahí la existencia de parlamentos, cuyo origen
es precisamente hablar entre todos, "parlamentar".
Por eso
el "sentido común" y la "discusión demagógica", por
llamarlo de alguna forma, son enemigos claros del pensar y de sentir democráticos.
Tanto la discusión "sin sentido" como la imposición del "sentido
común" son enemigos del pensar democráticamente. En el caso de Trump, es
el anticipo del absolutismo, enemigo de la democracia; en el otro caso, es el
anticipo del caos, que esconde varios y diferentes "sentidos
comunes", es decir, la imposibilidad del diálogo real, de un debate productivo.
El sentido común de Donald Trump no es más que la confirmación del autoritarismo político que le vemos practicar cada día, con decisiones insólitas que están llevando a la transformación de la vida y forma de pensar norteamericanas. Estados Unidos ha dejado de ser un modelo democrático para ser un modelo de "sentido común".
De una
forma eufemística se habla de "intervencionismo", como en el mismo
artículo citado: "Los despliegues de militares en las ciudades, la
mano dura en política migratoria y las alusiones a las figuras de dictadores
agravan su giro intervencionista"*. Pero el "intervencionismo" es otra cosa. En el caso
de Trump supone la negación del otro, es más, su criminalización. Persona,
ciudades, instituciones... son declaradas primero como "terroristas",
"criminales", etc. para después ser sacadas del mapa. Esto es más que
intervencionismo; es el aperitivo de una forma dictatorial, a la que evitar su
verdadero rostro solo favorece a Trump y a los que están detrás.
En su
primer mandato, Trump llamaba a Abdel Fatah al Sisi, el presidente egipcio,
"su dictador favorito". Ya anticipamos que era algo más que un
chiste. De la misma forma, Trump se preguntaba al comentar el filme
"Ciudadano Kane", "¿de qué sirve el poder si no puedes hacer lo
que quieres?". Ese "lo que quieres" tiene su apoyo en el
"sentido común", que además de no ser "común", excluye a
los otros. En el fondo y en la forma, lo que se hace es maquillar lo
dictatorial.
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| 14/09/2019 |
Más
allá de los Estados Unidos, Trump se encuentra a sus anchas entre los diversos
dictadores claros y figuras autoritarias que también actúan bajo el mandado del
"sentido común". Los dictadores se sienten alentados y hasta
protegidos por los Estados Unidos de Trump y les basta hacer cualquier gesto
ridículo —como pedir el Nobel de la Paz para él—, hacerse fotos sonrientes a su
lado, etc. Esto está complicando un poco más la vida internacional y,
especialmente, la de los pueblos bajo su yugo, que ven cómo sus dictadores se
ganan el apoyo norteamericano.
Ya hay
algún dictador que aprovecha su control del poder para eliminar las
restricciones sobre el número de mandatos al frente del país o aumentando la
duración de estos. Recordemos que un truco similar le permitió a Putin alternar
entre presidencia y jefatura del gobierno. Veremos qué ocurre cuando a Trump le
toque salir de la Casa Blanca. Ya ha dado algunas pistas.
Podemos hablar de "deriva", de "intervencionismo". etc. pero la realidad es la que es y el camino una serie de pasos en una misma dirección. Por lo pronto, marines y guardia nacional son llevados a las calles de las ciudades norteamericanas poco favorables, decretadas como zonas de riesgo, zonas de delincuencia, caóticas, etc. Expulsiones de migrantes y criminalización de países enteros... Todo de "sentido común", claro.
*
Macarena Vidal Liy "Trump da un nuevo salto en su deriva autoritaria y
populista en EE UU" / "Tropas en Washington y destituciones en la
Reserva Federal: Trump abraza la deriva autoritaria en Estados Unidos" El
País 27/08/2025
https://elpais.com/internacional/2025-08-27/tropas-en-washington-y-destituciones-en-la-reserva-federal-trump-abraza-la-deriva-autoritaria-en-estados-unidos.html





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