domingo, 17 de agosto de 2025

La nuevas reglas del poder

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Estos últimos años nos están trayendo una revisión absoluta de lo que significa el "poder" dentro y fuera de los países, además de su efecto en las relaciones internacionales. Se ha modificado el sentido de ser poderoso, es decir, los límites y formas de actuación y, esto es importante, que ha sido tanto en las democracias y en las dictaduras. Ahora, ser poderoso es otra cosa porque son otras las formas de demostración, sus signos y maneras. En esta nueva era mediática, ser poderoso significa también parecerlo, manifestarlo a través de una expansión de sus límites.

La confluencia en el tiempo de líderes como Donald Trump y Vladimir Putin está marcando esta época de anómalos liderazgos. La tradición democrática estadounidense se ve pisoteada por un presidente que derriba las barreras a golpe de "acciones ejecutivas" en el interior y aranceles en el exterior, que actúan como "sanciones" contra aquellos que simplemente no le gustan, como ocurre con Brasil, en donde "castigan" a su amigo golpista Bolsonaro.

En este nuevo mundo de los poderosos, estos no ocultan sus filias y fobias, no tratan de usar la "justicia" como excusa, sino que pueden manifestar sin rubor alguno sus arbitrariedades. Es una forma de manifestar ese poder: lo hacen porque pueden. No hay teoría del poder más allá de esta afirmación, que convierte a George Orwell en profeta de este mundo. El poder no razona, impone. Razonar es de débiles y cuanto mayor sea la arbitrariedad, mayor poder se percibe.

La reunión de Putin y Trump en Alaska ha sido un gesto para la galería. Trump está empeñado en ser Premio Nobel de la Paz, tal como le propuso otro aprendiz de dictador, Benjamín Netanyahu, un discípulo aventajado. La forma de congraciarse con el poderoso es apoyarlo en estas ridículas propuestas. Solo la vanidad le mueve al encuentro del que todos han advertido que el único beneficiario es Vladimir Putin, que le ha tomado la medida a la vanidad de Trump.

Putin, cuyos opositores tienen la mala costumbre de caer de puentes y ventanas, envenenarse con polonio y otras sustancias del mismo mortífero poder, se ha reunido con Trump en Alaska, todo un símbolo. ¿Quién estaba en "casa"?

Si Trump esperaba avanzar hacia el Nobel sacando algo de la reunión, se equivocaba. La "propuesta de paz" es sencilla y clara. En 20minutos nos la explican:

El presidente de Rusia, Vladimir Putin,  habría exigido que Ucrania ceda las regiones de Donetsk y Lugansk en su reunión con Donald Trump en Alaska. Eso es lo que aseguran cuatro fuentes con contacto directo con las conversaciones entre los dos países al diario inglés Financial Times. Según este medio, el líder ruso habría exigido, así, que Ucrania se retirase de esas dos regiones a cambio de frenar sus ataques y de no llevar a cabo nuevas ofensivas. 

Según el medio británico, además, Trump habría comunicado lo exigido por Putin al propio Zelenski, así como a otros líderes europeos a través de varias llamadas. En ellas, asimismo, Trump les instaba a abandonar sus esfuerzos para asegurar un alto el fuego desde Moscú. 

De lograrse, esta medida le daría a Moscú el control total de un territorio que ha ocupado de forma parcial desde hace más de una década y donde sus tropas han ido avanzando más rápido desde el pasado mes de noviembre en el contexto de la guerra contra Ucrania. * 


Es decir, la "paz" para Putin es quedarse con lo conquistado, no retroceder un metro, y estar preparado para el próximo asalto. No hay más. Putin se ha hecho la foto y ha vuelto a Moscú a contarles a todos que Rusia sigue firme con él al frente. Se lo ha dicho, de tú a tú, al presidente norteamericano.

Putin le tomó la medida a Trump hace mucho tiempo; comprendió bien su narcisismo absoluto y su manejo de la imagen que el presidente norteamericano necesitaba. Los argumentos de Trump necesitan concluir que el mundo le necesita para ir bien y que todo lo que va mal se debe a otros. Lo repite una y otra vez: la guerra de Ucrania no se habría producido con él en el poder; es la guerra de Biden. A él solo le cabe la paz. El propio Putin le ha comprado el mensaje adulando el ego de Trump. A Putin le interesa un Trump en la Casa Blanca.

El manejo de este tipo de recursos de interpretación favorable del pasado posible es una de las características de Donald Trump. Es su destino histórico lo que le convierte en la solución a cualquier problema existente. Increíblemente, le funciona; la gente lo cree.

La toma de California por los marines y ahora la de Washington DC sustituyendo a los responsables de seguridad ante los "peligros" de una "delincuencia desbocada" es una forma insólita de ejercer el poder, esta vez en el interior.

Trump en este caso extrapola el presente al futuro. Gracias a estas acciones, esas ciudades invadidas por militares no se convertirán en infiernos de delincuencia, según su pronóstico. La rebelión contra esta forma de actuar no ha tardado en producirse:

Este lunes Trump declaró una "Emergencia de Seguridad Pública" y tomó el control de la Policía de Washington D.C. También el presidente republicano confirmó la activación de unas 800 tropas de la Guardia Nacional dentro de sus esfuerzos por "restablecer el orden público", basado en una cláusula de la Home Rule Act.

Para el mandatario estadounidense, estas acciones son necesarias debido a la "ola de delitos" que sufre la ciudad. Sin embargo, las autoridades locales insisten en que las cifras actuales de los crímenes han bajado desde el repunte de 2023.

Trump ya había nombrado el lunes a Cole para hacerse cargo del Departamento de Policía Metropolitana. El miércoles, el presidente de EE.UU. expresó que buscará extender el control federal sobre las fuerzas del orden en la capital tras considerar que los 30 días estipulados en la ley "no son suficientes" para "combatir el crimen".** 

El uso de cualquier estratagema de este tipo se basa solo en su palabra en la valoración de las situaciones presentes y un futuro aterrador del que sus intervenciones libran. Se trata, por supuesto, de castigar las zonas de voto demócrata y hacer ver que él es la solución por sus decisiones extremas. Trump convierte las decisiones excepcionales en acciones estratégicas contra sus rivales. De esta forma, el poder se reconfigura y es usado de forma agresiva contra los demócratas o cualquiera que se le oponga.

Esto tiene su equivalente en la política arancelaria exterior, que ha quedado directamente en sus manos y sirve para definir amigos y enemigos. Trump da peregrinas explicaciones sobre estas decisiones, como que la Unión Europea fue creada para "fastidiar" a los Estados Unidos.


Trump tiene "explicaciones" que muestran al mundo que actúa por el bien de los Estados Unidos. Sin él, sin sus acciones justicieras, el mundo se abalanzaría hacia el caos. Pese a que se declara como Príncipe de la Paz, la dura realidad es la contraria. Las guerras llaman a las guerras porque una distrae de otras y hoy la mayor o menor visibilidad es determinante. Comenzar una guerra con una visita a la Casa Blanca asegura que los Estados Unidos de Trump la verán con buenos ojos, no hablemos ya si, como alguno ha hecho, se solicita el Nobel para Trump. También se ve con buenos ojos si se crean cárceles para los deportados, convirtiendo a los países en prisiones en las que no se pregunta y espacio fotográfico para los visitantes líderes republicanos.

Lo de Rusia era una tradición dictatorial de toda su historia, dictaduras sostenidas por nobleza, popes y comisarios políticos. Pero lo de Estados Unidos es bastante novedoso y abre unos peligrosos caminos para muchos otros países que se apuntan a este tipo de liderazgos en los que vale todo, en los que el poder es el eje de actuación.

La reducción de los valores democráticos atacando en el interior aprovechando el presidencialismo personalista de Trump y apoyando dictaduras en el exterior tiene consecuencias graves hoy y en el futuro. Trump ha subvertido el concepto de "aliados" en torno a principios democráticos compartidos y lo ha convertido en el de "cómplices".


La mera invocación de peligros imaginarios desata decisiones impresentables para un país que se decía democrático. Trump ha arrastrado —y se ha dejado arrastrar— al Partido Republicano, convirtiéndolo en una herramienta autoritaria a su servicio. Han salido a la luz sus capas más integristas en una sociedad cada vez más manipulada en torno al "líder supremo".

Los Estados Unidos hoy chantajean a los países con aranceles o con defensa, obligando a comprar y vender lo que es su propio interés. Ya no se colabora; se impone. Todos los recursos de fuerza son válidos para esto. Se penaliza a los que no aceptan sus condiciones. Eso vale para la venta de armas a Ucrania y quedarse con sus recursos minerales o para castigar a las empresas norteamericanas que produzcan fuera. Todo pasa por el Despacho Oval.

La forma de afrontar el poder desde Moscú y Washington va perdiendo diferencias en un mundo cada vez más manipulado y violento. 

 

* "Putin propone a Trump quedarse con el este de Ucrania a cambio de congelar la guerra" 20minutos / Agencias 17/08/2025 https://www.20minutos.es/internacional/putin-propone-trump-quedarse-ucrania-cambio-congelar-guerra_6236758_0.html

** "El Gobierno de EE.UU. retrocede sobre el control absoluto de la Policía de Washington D.C." RTVE.es / Agencias 15/08/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250815/autoridades-washington-demandan-gobierno-trump-toma-hostil-policia/16698157.shtml

 

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