Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La idea
de que a mayor cantidad de información seremos más libres se ha convertido en
una ilusión infantil. Eso podía funcionar cuando la verticalidad de la
información, el equilibrio entre tendencias y opiniones era un hecho. Pero lo
que tenemos hoy es muy distinto. La información no refleja o trata de reflejar
lo que acontece —llamémoslo "hechos" y "sucesos"— para que
quienes lo reciben actúen con mayor consciencia, sino que por contra se concibe
como aquello que hace actuar en un sentido u otro, es decir, primero se decide
cómo se quiere la reacción y después se fabrica el "pseudo hecho" o
bulo.
Lo
importante de la "desinformación" que se busca con los bulos es que
está programada conforme a unos fines. No hay que ser ingenuos; la información
siempre ha buscado algo, pero había
unos ciertos límites en lo manipulable. Hoy, esos límites, han sido pulverizados
sin el más mínimo pudor y amparándose en los nuevos formatos mediáticos que
posibilitan el anonimato.
Intereses,
anonimato y amplia y rápida difusión es lo que permite la creación de este
estado informacional que busca ser creído. A esto hay que añadir una variante:
los bulos desde el poder, cuyo máximo exponente mundial es Donald Trump y que
tiene cada vez más imitadores, una vez constatado que el "fiel
seguidor" acepta sin cuestionar lo que viene del líder. Esta modalidad
deja en evidencia otro principio importante: la gente cree lo que quiere creer.
El arte del gobernante es dárselo. No
hay mentira más peligrosa que la que se ama acríticamente.
En
RTVE.es, en su "Play" de Fin de semana, se recoge un podcast en el
que se preguntan sobre los bulos. Su título es "La ola de calor, caldo de
cultivo para los bulos que buscan negar la existencia del cambio
climático" y señalan en su sinopsis:
La ola de calor está sirviendo
como caldo de cultivo para que en redes surjan bulos, como que la AEMET usa una
escala de colores más cálidos para exagerar las temperaturas o que cambia el
umbral para los avisos de calor extremo. ¿El objetivo? Desacreditar a las
instituciones y seguir negando la existencia del cambio climático. VerificaRTVE
desmiente todos estos bulos.*
En la
grabación se nos explican tres bulos referidos a la negación del cambio
climático en las que se manipula la realidad de la información de la AEMET: la antigüedad
de la existencia de registros, afirmando que es solo desde 2020 y no desde
1961; el cambio de los colores identificativos de las temperaturas y
temperaturas más bajas para definir las "olas de calor". Los tres
bulos son desmentidos por la investigación de VerificaRTVE.
¿El
objetivo? Desacreditar el Plan 20-30 de desarrollo sostenible promoviendo las
dudas sobre las instituciones y hacer avanzar el negacionismo del cambio
climático. Los tres bulos señalados apuntan a ese objetivo.
Es
interesante la afirmación en la que se recoge el asombro de los científicos por
tener que explicar cosas que suponían que estaban ya asimiladas, como lo es el
cambio climático. Este hecho se da especialmente entre los jóvenes a los que se
busca sumar a estas "causas" de los bulos. Los jóvenes son
especialmente propicios pues se combinan la poca información que poseen con un
cierto deseo rebelde de oponerse a la autoridad, en este caso, las autoridades
científicas. Se busca en ellos reclutar negacionistas y convertirlos en agentes
difusores de los bulos.
Ser
"crítico" exige esfuerzo, aprender y razonar; ser dogmático, por el
contrario, solo requiere de una credulidad extrema y una cabezonería
exhibicionista. La cuestión se complica cuando existen intereses oscuros que
son los que promueven los bulos y los fabrican en su origen.
¿Qué sentido tiene negar el "cambio climático"? Pues muchos más de los que pensamos. Los intentos de frenar el cambio climático y proteger el medio ambiente se enfrentan a multitud de sectores y empresas que han hecho su negocio desde la idea de que no existe daño al planeta o a la salud humana. Cuando los científicos nos muestran lo contrario lo contrario, lo niegan. El bulo es el arma utilizada para atacar a las instituciones, como en el caso de la AEMET en España. Lo mismo o parecido ocurre en otros lugares del mundo.
Para que esto funcione es necesario rebajar el nivel crítico de las audiencias y esto se hace de muchas formas, incluso indirectas. La reducción del nivel crítico se logra con la colaboración de una educación en caída libre y con la existencia de un entorno informativo cada vez más intrascendente, donde prima lo espectacular y lo trivial, que se lleva la atención en detrimento de las causas serias, por decirlo así.
Los
medios viven en medio de esa crisis, en la duda sobre qué les permitirá
sobrevivir si apostar por las noticias o jugar el peligroso espectáculo de lo
trivial, con sus cuatro recetas efectivas para mantener la atención. A veces lo
trivial rodea lo relevante haciéndolo desaparecer de la vista.
Tienen que dedicar una parte de su trabajo al desenmascaramiento de los bulos intentando competir con ellos y dejándolos en evidencia. Pocas veces se llega al origen oscuro, a la fuente de la que salen los bulos. La gran mayoría surge de fuentes insospechadas, de gabinetes de comunicación que están al servicio de otras causas informativas. La desinformación ya no es un estado de carencia, sino un campo totalmente organizado que elabora sus bulos a plena conciencia y conocimiento.
*
"La ola de calor, caldo de cultivo para los bulos que buscan negar la
existencia del cambio climático" RTVE.es Play 9/08/2025
https://www.rtve.es/play/videos/telediario-fin-de-semana/ola-calor-caldo-cultivo-bulos-negar-cambio-climatico/16692497/







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