martes, 26 de agosto de 2025

¡Hola, mundo cruel!

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Algo falla; algo nos está fallando. Nos los avisaron filósofos y sociólogos. Esta "sociedad del espectáculo" se va deshumanizando y nos absorbe cada vez más haciendo cada vez sus efectos más perversos.

Las noticias no ofrecen cada día más puntos de entrada a este crecimiento incontrolable. Son variadas pero dibujan con claridad un nuevo escenario en el que todo se transforma para convertirse en ese espectáculo hipnótico y seductor ante el que apenas se consigue mantener la guardia levantada. El espectáculo seduce y transforma, embrutece.

Los que hemos vivido el inicio de las redes, de ese espacio inmenso llamado "internet", sabemos que comenzó con grupos que reivindicaban una sociedad distinta a la que había "fuera". Se veía como una alternativa libertaría y ética contra un mundo materialista donde el egoísmo campaba a sus anchas. ¡Cuánta ingenuidad bienintencionada! Luego llegó la gran transformación; se transformó en un "mercado" en el que todo vale, un mercado que nos impulsa a consumir más información en el que nos consumimos a nosotros mismos transformándonos en paquetes que hacemos llegar a otros.


En el diario El País, a la vez que se nos da cuenta de la muerte de otro puñado de periodistas en Gaza a manos del ejército israelí, Isaac Marcet nos habla de la "tiranIA" y se pregunta "¿Permitiremos que nos informe y gobierne un déspota hecho de unos y ceros? ¿Dejaremos que la máquina sea la única intermediaria entre el mundo y nosotros?"* La respuesta a esta pregunta es obvia: sí. El consumo de información no necesita de lo humano. Es parte de esa deshumanización a la que lleva el proceso. No olvidemos que la IA está hecha por humanos y para humanos. Unos buscan el fácil control del mercado, su abaratamiento; los otros se convierten en receptores masivos de lo que se produce conforme a sus gustos, que hay para todos. A la vez masa y personalizados, lo que se nos ofrece procede de la investigación de nuestros gustos, de su fomento hasta la obsesión. No hay ética; solo éxito medido en cantidades de observadores.

Otra noticia nos habla de una red de 30.000 hombres que compartían fotos íntimas de sus esposas, "sin su permiso", se especifica. La perversión se ha hecho grupal, las redes lo permiten. ¡30.000! Se trata de reunir, de agrupar, de mantener el consumo de lo que sea. Nadie se rasga las vestiduras digitales por cualquier barbaridad convertida en "normalidad". Desparece la capacidad den enfrentarse en estos nuevos escenarios virtuales, donde el fingirse otro es la norma para que salga el auténtico yo reprimido en la vida social.

Pero la noticia que ha motivado todo esto es otra —¡otra más!—, la de la muerte de un "streamer", un caso que define los extremos cada vez más ambiciosos y perturbadores en esta espiral de la atracción. La leemos en El País, redactada por Raquel Villécija: 

La muerte del streamer Raphaël Graven, alias Jean Pormanove, durante un vídeo en directo difundido en la plataforma Kick en el que, durante días, se filma siendo maltratado por otros dos participantes, ha estremecido Francia. Por la violencia de los actos y por el hecho de que se difundiera en directo en redes sociales, escapando a cualquier tipo de censura. El caso aviva el debate sobre la falta de regulación en los contenidos en algunas plataformas.

Ocurrió este lunes por la noche en Contes, cerca de Niza, en el local donde se filmó el directo. Pormanove, de 46 años, estaba presente en varias plataformas, entre ellas Tiktok, en la que tenía con 582.000 abonados, y era conocido por filmarse sufriendo humillaciones por parte de otros dos influencers. Hacían de esto un espectáculo: él en el papel de víctima, los otros en la de agresores.

El vídeo de su muerte fue un directo que duró varios días: en total 289 horas. Murió mientras dormía. “¿JP?”, le pregunta en varias ocasiones uno de los participantes. Le lleva una botella de agua. Cuando se da cuenta de que no reacciona apaga la cámara. En las imágenes previas, se ve cómo este y otro hombre le asestan golpes y le insultan.

La Fiscalía de Niza ha abierto una investigación para esclarecer las causas de la muerte y la responsabilidad de cada uno de los participantes, y se le hará una autopsia mañana para averiguar si falleció como consecuencia de los golpes o por otras causas. La policía ha requisado además todo el material informático hallado en el local. Los vídeos muestran escenas de una violencia extrema y han sido calificados por la ministra delegada de Asuntos Digitales, Clara Chappaz, de “horror absoluto”. “Jean Pormanove ha sido humillado y maltratado durante meses en la plataforma Kick”, ha señalado en X.

En el vídeo, Pormanove está acompañado de otras tres personas: Owen Cenazandotti (26 años, alias Naruto), Safine Hamadi (23, alias Safine) y un tercero llamado Coudoux. En las imágenes, el fallecido y este último sufren insultos, humillaciones y maltrato por parte de los otros dos. En las redes sociales, los dos implicados han lamentado la muerte de Graven. “Mi hermano, mi acólito, mi compañero (…) Te quiero, hermano, te vamos a echar de menos”, postea Naruto.* 

Si la exhibición de fotos íntimas de las esposas y parejas nos parecía un "límite", lo que percibimos en este caso del streamer va más allá de lo imaginable, hasta que pasó a formar parte de lo posible. La nueva Sociedad es la sociedad de lo posible; todo lo que se puede imaginar se puede mostrar. A esa doble condición de privado y masivo se le suma la del anonimato (los alias de los compañeros de perversión, como Naruto, son muy clarificadores).

¿Puede alguien "parar" casos como estos? La perversión masiva genera beneficios, muchos beneficios. Y esos beneficiarios saben invertir para proteger sus negocios, saben hablar de "libertad" sin rubor.

Es un mundo embrutecido, inhumano o quizá "demasiado humano", por parafrasear a Nietzsche. Quizá lo humano no está en lo individual, sino en la capacidad social de compartir "valores", un concepto que cada vez se hace más absurdo. No son los valores, sino los deseos, llevado a su extremo —como en el caso que se nos cuenta—, los que son rentables, el único criterio del mercado en que nos hemos convertido.

Hay una sociedad que está creciendo en un mundo en el que se puede encontrar lo que se desea porque te lo ofrecen. No hay deseo de mejora, sino de dejarse arrastrar hacia lo que saben que puede atraerte.

Estamos ya en la segunda generación de este mundo. Los que llegan a él ahora no han conocido otra cosa. Por eso desparece el sentido de la historia y el pasado es algo de lo que reírse en nuestros programas de televisión. ¡Cómo eran!

El problema es que el caso francés ya no hará reflexionar a nadie. ¿Por qué el dolor, la humillación en directo no puedes ser un espectáculo? Lo primero que eliminan es la capacidad de pensar críticamente, que queda para los aguafiestas. Todo vale y todo te lo pueden dar en esta competición por ganar la atención.

¡Hola, mundo cruel!

 


* Raquel Villaécija "Francia investiga la muerte en directo del ‘streamer’ JP tras ser maltratado durante días en redes sociales" El País El País 20/8/2025 https://elpais.com/sociedad/2025-08-20/francia-investiga-la-muerte-en-directo-de-un-streamer-tras-ser-maltratado-durante-dias-en-redes-sociales.html#?rel=mas

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