sábado, 16 de agosto de 2025

El caso de los burros abandonados

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La actualidad de la España ardiente apenas deja espacio para otro tipo de cuestiones o, para ser más preciso, refleja otro tipo de cuestiones que pasan por la "eficacia" o por la falta de ella.

Que los medios de comunicación nos traigan ahora las disputas de los partidos y gobiernos so0bre los fuegos que asolan España se lee ahora en un contexto nuevo y nos muestra la incapacidad de la clase política de enfrentarse a una situación extrema, como es la destrucción de masiva recursos y de las vidas que se le van sumando por su causa.

La España del momento se debate entre la realidad —los incendios— y la fantasía de las fiestas desplegadas por todo el país; entre los desplazados por los incendios y los turistas dispuestos a vivir la "postal" española, cada vez más distante de la realidad.

Cada vez es más sólido el consenso que no se trata de una cuestión de medios sino de su gestión. La consideración de los incendios como cuestión "veraniega" hace que no se entre en que lo que arde se acumula el resto del año.

Cadena SER

Ayer hablábamos aquí de la utilización de medios naturales para la limpieza de materia inflamable del monte. Se hablaba de animales a los que se llevaba a pastar. Hay muchos lugares en los que se introdujo esta práctica, sin embargo apenas hay información sobre los resultados. ¿Ha funcionado en los lugares donde se practicó? ¿Ha servido de algo?

El rastreo de información me llevó hasta una noticia que adquiere hoy una siniestra actualidad. Ocurrió en 2021 y con secuelas en 2023. Lo leemos en la página web de Telemadrid con el titular "La polémica muerte de un grupo de burros antiincendios en Castellón":

El revuelo político que ha provocado la polémica muerte de una decena de burros antiincendios en el Desierto de Las Palmas, en Castellón, ha precipitado la dimisión del director general de Medio Natural de la Generalitat Valenciana, Benjamín Pérez.

La Generalitat abrió un expediente informativo la semana pasada para esclarecer los hechos y presentará además una denuncia ante la Guardia Civil por el fallecimiento de los animales, que formaban parte de un grupo más amplio introducido en este espacio para prevenir incendios.

La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, ha dicho en una comparecencia ante los medios que no ha habido una "tutela adecuada" y que la investigación apunta a indicios de "una acción humana".

Según los informes veterinarios, los animales presentaban estrés, pérdida de peso y mordiscos.

Por otro lado, la investigación concluye que hay "indicios" de que la "acción humana" ha podido intervenir en la muerte de los animales, dado que por ejemplo se ha cortado varias veces la valla que los cercaba y también se ha tenido constancia de una denuncia de "amenaza de muerte" a burros de una finca situada a un kilómetro de la de este grupo.*


Las imágenes de los burros muertos nos hacen preguntarnos sobre los intereses o falta de interés que había detrás.

La noticia nos da cuenta de cómo fue un ganadero quien pidió que se habilitara una parcela dentro del parque natural para que los burros pastaran allí y, de paso limpiarían el monte. En qué momento lo burros fueron una molestia, se les dejó de atender y empezaron a presentarse los síntomas de abandono y de crueldad no se nos explica. Fueron los jueces los que tuvieron que intervenir en un caso claro de maltrato animal.

En 2023 se investigó al responsable del Parque natural por no haber vigilado el trato que se daba a los animales y su abandono de todo cuidado. Lo que parece claro es que no había ningún sentido de "programa", lo que hubiera supuesto algún tipo de seguimiento. 

Se autorizó a los burros en una parcela del parque. Por lo demás, quedaron a su suerte y esta es la que les determinaban los humanos. En El Español se explicaba en 2023 "Los équidos murieron de hambre, ya que la Generalitat Valenciana no realizó un informe sobre la vegetación disponible para alimentarlos."**

Hace unos pocos días los medios no mostraron otro cruel abandono en una finca, esta vez de perros dejados morir. Ni el más mínimo asomo de piedad hacia los animales.

Pero volvamos a la cuestión. La responsabilidad de la administración, que llevó a la dimisión del director general de Medio Natural de la Generalitat Valenciana, Benjamín Pérez. ¿Qué sentido tenía el pseudo "proyecto", qué seguimiento se le hacía para ver su eficacia? Según parece, ninguno. Alguien pidió que se le dejara una zona para los burros; se le dio con la excusa del "plan antiincendios" y los burros murieron. Los veterinarios consultados explican que los burros, como otros animales acostumbrados a vivir en cautividad, se defiendan mal dejados a su suerte en la naturaleza. No es proceso de un día, así que el abandono fue claro. No era un plan de incendios; era un plan de ahorro y una demostración de cruel inoperancia de unos y otros.

Es un ejemplo claro de lo que debe cambiar. No basta con lo que se hace o se deja de hacer. Esta España que ha pasado del campo a la ciudad, de los animales de trabajo a las mascotas de compañía sustituyendo a los hijos necesita otros planteamientos. Se nos dice que de los 675.000 burros censados a mediados del siglo pasado, quedan ahora apenas 30.000, muchos de ellos en parques, como atracción turística, para que los niños y adultos se den un paseo. Y eso los que tienen suerte.

El campo requiere vigilancia y atención; inversión y decisión basada en planes reales. La cuestión es ¿están preparadas nuestras administraciones para realizarlo? Las quejas son constantes. Hemos conseguido una administración que  está cogida entre burocracia y alfileres. Son los dos peores efectos, los de la tardanza infinita en todo por falta de recursos y la perentoriedad de esos recursos, que no se ajustan a la realidad. Cuando los políticos se defienden diciendo que hay bastantes recursos y que dan lo que les piden es solo una media verdad. Hay que emplearlos por los que saben y en el momento necesario. Esto es mucho más necesario en este tipo de situaciones catastróficas.

Las personas en los servicios antiincendios se quejan con razón por ser contratados cuando los fuegos están ya en el horizonte; serlo además de forma provisional, por los cuatro meses de verano, que es cuando se piensa que se darán los fuegos. En absoluto cuando se están gestando creando las condiciones para que se produzcan. El resto lo estamos viendo cada día.

Volvemos a decirlo: es necesaria otra perspectiva ante los incendios. Es necesaria otra forma de verlos en su totalidad, como un proceso que no comienza con el fuego en sí, sino mucho antes. Es importante porque esto va a más con el cambio climático; hay que dejar de lados a los negacionistas y a sus intereses oscuros, ya sean ideológicos o económicos. Y hay que pedirle a la clase política unidad y dedicación, aunque sea lo que más les cueste.

Los incendios que padecemos son señal de ineficacia, de desinterés y de abandono. No se ha hecho bien el tránsito de la España rural a la España urbanita y turística. No ha habido guía o control. Esto es el resultado en una España vaciada de personas, pero no de árboles que ahora el cambio climático, junto a la desidia, convierte en llamas.

No, no es solo cuestión de medios. Es sobre todo "gestión" y valoración de los riesgos reales. El caso de los burros muertos es solo un ejemplo más de cómo (no) se gestiona. 

 

* "La polémica muerte de un grupo de burros antiincendios en Castellón" Telemadrid / Europa Press 28/10/2021 Actualizado: 10/8/2023 https://www.telemadrid.es/programas/madrid-directo-om/burros-muertos-Castellon-9-2391150882--20211028071122.html

** "La instructora del caso de los burros antiincendios propone juzgar al pastor jefe del parque natural" El Español 6/10/2023 https://www.elespanol.com/espana/comunidad-valenciana/20231006/instructora-caso-burros-antiincendios-propone-juzgar-pastor-jefe-parque-natural/799920326_0.html

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