Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No se atreven a hablar de ello. En el resumen de las portadas que nos ofrecían en la madrugada de hoy en RTVE.es solo aparecía en el lateral de elPeriódico: una subida de 3 grados sería una enorme pérdida para el turismo en España. Se beneficiaría el norte y perdería el sur.
En los programas del tiempo en todas las cadenas las
informaciones resaltan lo mismo: las anomalías de las temperaturas elevadas,
los récords diarios para unas cifras inusualmente altas para estas fechas. Pero
no se atreven a especular más allá de las consecuencias para el campo, los
efectos de la sequía en algunas provincias.
Los efectos sobre determinadas zonas son graves. Los deshielos rápidos causan problemas por algunas zonas en las que se están desbordando los ríos y sus efectos en poblaciones. A la vez, nos han estado hablando de posibles restricciones en otras zonas donde no llega el agua. Todo parece juntarse y volverse extremo. Afortunadamente hoy se nos dice que ha aumentado el nivel de los embalses, al menos de algunos. Otros siguen bajo mínimos.
El hecho de que España se siga centrando en la importancia del turismo, con nuevos récords como los anunciados estos días, nos dejan pocas esperanzas de que hay algún cambio en cuento al modelo.
Aquí
hemos criticado la falta de alternativas a un país que se mueve alrededor del
turismo y que no nos permite dar el salto más allá de él. Se ha convertido en
el centro, el motor que hace girar a su alrededor todo y, por ello, potenciando
a las fuerzas que se benefician poderosamente de él. Son el verdadero poder
fáctico, como se decía antes. Son las patronales turísticas las que marcan el
ritmo político en muchas zonas.
La
falta de previsión ante estos avisos climáticos que nos llegan, no ya sobre el planeta,
sino sobre la vida española son ignorados. Una fuerte caída del turismo por
estas olas de calor cada vez más frecuentes y cada vez más desplazadas puede
causar una enorme crisis. Pensemos simplemente en aquellas zonas que viven del
turismo de invierno, del esquí, cuyas nevadas han durado apenas unos días ante
el aumento del calor.
Rescato
una entrevista de 2021 a Antonio Turiel, investigador del CSIC. Entonces la
prensa recogía con asombro la filtración de un informe de expertos de Naciones
Unidas sobre lo que supondría un aumento de tres grados para el planeta. A la
pregunta de por qué se había filtrado, Turiel respondía:
Lo han filtrado científicos que están
trabajando en el IPCC porque están hartos. Estos informes, antes de presentarse
en público, tienen que recibir la aprobación de una especie de comité político
con representantes de todos los países de la ONU. Lo que hacen siempre es
descafeinar las conclusiones. Si haces una horquilla de que la temperatura
media sube entre 1,5 y 5 grados, se quedan siempre del lado de 1,5.
Hay un cierto hartazgo, pero no solo, también hay preocupación, porque cada vez que hay una nueva revisión las previsiones siempre van a peor porque no se toman medidas.*
Son esos "políticos" los que tratan de frenar, por decirlo así, las preocupaciones que causaría la comprensión real del problema. Son muchos los intereses políticos, económicos, sociales sobre los cambios que el aumento de la temperatura puede causar. Esa especie de atenuación mediática es la que exasperaba al científico, ya que lleva a la ceguera ante las advertencias sobre los riesgos reales. El riesgo conlleva posibilidades, pero aquí ya no hay azar, sino efectos causales. Es lo que pasará.
En la
entrevista, Turiel no ponía el ejemplo español:
P: ¿Qué supondría
un aumento de la temperatura media de tres grados?
R: Con
dos grados de aumento de la temperatura global, en verano en España serían
habituales temperaturas de 50 grados, porque aquí la subida está siendo más
grande que la media mundial. Un incremento de tres grados a nivel mundial
querría decir que aquí se superarían los 60 grados. Y 60 grados es incompatible
con la vida, así de simple.
Un
escenario de aumento de tres grados haría que en España la única zona habitable
realmente fuera la cornisa cantábrica y alrededores. El resto sería
inhabitable, salvo alguna zona del Pirineo y Prepirineo.*
Intentemos imaginar un escenario de este tipo. Toda nuestra vida económica o, simplemente, nuestra vida quedaría reducida a una nada calurosa e inhabitable. Esto se dijo en 2021 y ahora queda reducido a una pérdida del 10% del turismo, con solo el norte habitable. De advertencia planetaria a negocios locales.
Todos estos días primaverales, que algunos sitúan como propios de principios de mayo, no son otra ocasión turística de salir de viaje, de ir a la playa, etc.. Son algo más, un aviso de lo que va a ocurrir de forma cada vez más cercana a nosotros. Ese titular hoy en elPeriódico avisando sobre los efectos turísticos del aumento de tres grados en es demasiado benevolente para lo que los científicos nos han señalado con anterioridad.
Cómo lo veamos es esencial para algo que no sabemos si es posible parar, mitigar o sobrevivir.
* Álvaro Caballero "Antonio Turiel (CSIC): "Si la temperatura global aumenta tres grados, en España solo sería habitable la cornisa cantábrica" RTVE.es 21/08/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210821/antonio-turiel-csic-aumento-tres-grados-espana-habitable-norte/2162483.shtml
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