sábado, 27 de enero de 2024

Un choque de manos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

No siempre es fácil olvidarse de la buena educación. Pero cuando la mala educación se convierte en un gesto exigido entran muchas circunstancias en juego. Tener la obligación de ser maleducado va en sentido contrario a lo que habitualmente hacemos y puede ser malentendido.

En RTVE.es recogen en "Una mirada europea" una noticia de la AFP francesa en la que nos hablan de un olvido, de la imposición de la mala educación, lo que nos muestra lo complicadas que pueden ser a veces las cosas más simples. Se trata del caso de la tenista ucraniana Yelyzaveta Kotliar. Su caso: haber dado la mano a su rival rusa después de finalizar el partido. El artículo de la AFP señala que

La ucraniana Yelyzaveta Kotliar se mostró "profundamente arrepentida" tras las críticas de su federación de tenis por estrechar la mano de una rival rusa en el Abierto de Australia. Kotliar fue objeto de críticas en el primer Grand Slam del año cuando felicitó a Vlada Mincheva tras ser derrotada en la primera ronda del torneo femenino. El apretón de manos desafió una norma no escrita entre sus compatriotas ucranianas de no felicitar a sus oponentes rusas y bielorrusas mientras la guerra hace estragos en su patria. La Federación Ucraniana de Tenis lo calificó de "incidente desagradable", reiterando su postura de que "los tenistas ucranianos no estrechen la mano a representantes de países agresores".* 

Yelyzaveta Kotliar tiene 16 años y toda una vida por delante para escenificar cualquier tipo de protesta, incluso ingresar en el Ejército para defender a su país llegado el momento en que su edad se lo permita.

Evidentemente, no dar la mano es un gesto, como lo es darla. Arrastrados por las circunstancias bélicas y por el simbolismo expansivo, allí no estaban jugando dos tenistas, sino que era un encuentro entre dos países en guerra. La opción primera es no jugar. Como esto supondría un desastre para el deporte y los jugadores, se reduce el gesto a un plano simbólico de menor trascendencia pero que aumenta su significación: no darse la mano.


Algunos se lo han tomado a la tremenda, quizá excesivamente. Suponen que Yelyzaveta Kotliar, a sus 16 años, representa a Ucrania cuando está en un torneo y que la rival es la agresiva Rusia, le guste o no lo que hace Putin en casa o fuera de Rusia.

Estos gestos, como todo gesto, manifiestan una actitud, o al menos eso es lo que suponen. Para evitar complicaciones en los torneos, se ha elegido como mal menor esta forma de descortesía. Pero cuando llevas un par de horas peloteando contra otra jugadora no es tan sencillo. No se puede dar esa última pelota y volver a reconectar con una guerra que está a miles de kilómetros. Se llama "concentración", algo además muy necesario en un deporte como es el tenis.

Una tenista prometedora, que a sus 16 años está ya jugando el Melbourne, puede ver comprometida su carrera si se la estigmatiza por este "error", este despiste cometido al terminar el partido y por el que ya ha pedido perdón a los ofendidos.

Ha encontrado apoyo entre sus compañeras de cancha:

La ucraniana Dayana Yastremska defendió a Kotliar cuando se le preguntó por el asunto tras vencer el miércoles a la checa Linda Noskova, no cabeza de serie, para alcanzar las semifinales del cuadro principal femenino. "Ya saben, los ucranianos tenemos nuestra posición", dijo la jugadora de 23 años, que superó la fase de clasificación en Melbourne. "No nos estamos dando la mano. Pero creo que todavía es un poco joven, no tiene tanta experiencia. Puede pasar con todo el mundo, ya sabes".

"No puedo juzgarla porque no sé lo que tenía en la cabeza. ¿Lo hizo a propósito o no? No lo sé. Pero estoy segura de que apoya a Ucrania, y estoy segura de que se emocionó demasiado y se confundió".* 

No es incompatible defender a Ucrania y defender a Yelyzaveta Kotliar. Es defender el derecho a equivocarse, a estar concentrada en el partido, a tener 16 años y una carrera deportiva por delante dando muchas satisfacciones a los aficionados ucranianos.

Las guerras son malas, ya lo sabemos. También es juzgar las cosas de forma radical, sin tener en cuenta las circunstancias de las personas. Algunos ven en un choque de manos demasiadas cosas; podemos ver también en ello la buena educación.

Los jugadores pagan su identificación "nacional" para conseguir más audiencias, aunque su participaciones no sean como seleccionados para representar a nadie. Ni ella es Ucrania ni su rival Rusia. El partido tampoco es la guerra. Quizá ese choque de manos es lo que necesitan, puestos a ser simbólicos.  


* "Críticas a una adolescente ucraniana por dar la mano a una jugadora rusa en el Open de Australia" RTVE.es / AFP 24/01/2024 https://www.rtve.es/noticias/

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