Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El caso
de los tres asesinados en Morata de Tajuña probablemente por unas deudas
contraídas a través de una "estafa amorosa" o "emocional"
debería hacernos reflexionar sobre la situación de muchas personas y aquello
que las convierte en víctimas de un sistema cruel.
Estamos creando una sociedad que en mitad de una marea de comunicaciones crea enormes islas de soledad. En una sociedad hipercomunicada, la comunicación se ha convertido en una máscara. Al principio era el sufrimiento de las personas que se sentían rechazadas porque apenas tenían "likes" en sus cuentas. Muchos se reían, pero el sufrimiento tiene siempre ese lado ridículo a la vista de los "fuertes", de los "seguros", que lo miran como debilidad.
De
hecho, una de las estrategias de la comunicación es hacer sentir a la gente esa
soledad para que reaccionen en sentido contrario. En lo que te ofrecen está el
bálsamo que curará tus males o carencias. Esto les funciona con muchas cosas,
demasiadas.
En
Antena 3 le dedican al caso el análisis al caso y a la proliferación de este
tipo de estafas:
Las llamadas estafas emocionales como las que presuntamente sufrieron Amelia y Ángela, las dos hermanas que fueron encontradas muertas en su domicilio de Morata de Tajuña, proliferan en las redes sociales.
La Guardia Civil advierte de que cada vez son más frecuentes. A través de las redes sociales, los estafadores contactan con personas con carencias afectivas y, utilizando técnicas de persuasión, consiguen robarles importantes cantidades de dinero a sus víctimas.
María Ramírez, psicóloga clínica, explica que muchas de las personas que son estafadas "se enamoran de la idea de ser queribles o de ser personas que puedan enamorar".*
La clave está en la detección de esas "carencias afectivas". Las estafas proliferan porque existen esas carencias, hay una gran necesidad de afecto en este mundo frío que estamos fabricando entre todos. Pero no basta con que existan; hay que detectarlas. Y es aquí donde entran toda una serie de sofisticadas formas de rastreo de perfiles que se pueden considerar susceptible de caer en el engaño
La tecnología es una parte, pues permite crear esa sensación falsa sensación de afecto que engaña y les hace aferrarse a un sueño: el de ser queridas. Las estafas amorosas han existido siempre. La simulación de amor es toda una técnica que sabe cómo manipular el deseo de ser queridas. Las víctimas no eran adolescentes, pero no es la edad el centro del asunto, sino la necesidad de amor, de ser queridas. Esto se produce cada vez más en las personas mayores, tratadas de una forma utilitaria y no afectiva.
Cuando vives en un mundo solitario, cuando mueren las personas que has conocido en tu vida que van desapareciendo; cuando en tu banco te miran como un incordio cuando preguntas, cuando tu pueblo se queda vacío; cuando tus médicos te dan unos minutos de atención y miran el reloj pasados unos minutos, cuando van quitando todos los servicios habituales y necesarios porque tu pueblo ya no es rentable porque se queda despoblado y nadie hace negocios allí, etc. es cuando comienza esa otra economía, la de las estafas, la que intenta compensar ese sentimiento de pérdida, de soledad.
Resulta patético escuchar la historia de estas tres personas, de los tres hermanos. Todos le advertían que se trataba de una estafa, pero ellas dos resistían porque era probablemente lo que les sacaba cada día de la cama con la esperanza de un cambio. Es sorprendente (e ilustrativo) que todos esos conocidos que corren a ser entrevistados para hablar de ellas no hicieran algo antes, denunciar, advertir a las autoridades para que investigaran. Pero ¿a quién le importa?
"¿A quién le importa?" es la pregunta de las sociedades modernas, egoístas y cada vez más urbanas, donde la soledad procede de la indiferencia. El éxito de las redes sociales se basa muchas veces en ese sentido da falsa comunidad, creada artificialmente para poder estandarizar los deseos, vender los productos, segmentar públicos, etc. con gente que da salida a través de ellas, con lo que muchas veces no encuentra en la realidad. En esa "realidad ficcional" es fácil introducirse y controlarla. Hay múltiples cebos, diferentes formas de engaño que son eficaces.
El creciente número de personas mayores en nuestras sociedades avanzadas ha dado lugar a eso que llaman la "Silver Economy" (lo hemos tratado previamente aquí), una forma especializada para sacar el dinero de los ahorros, el dinero inmovilizado. La estafa de Molina de Tajuña es la variante más oscura de esta "Silver Economy". Su principio básico es la soledad profunda, el sentimiento de abandono que se produce cuando avanza el tiempo. Eso lleva a desear con fuerza lo perdido o lo que nunca se tuvo.
Ya se percibe en los propios puestos de trabajo en los que las personas de más edad son mantenidas al margen o así lo sienten ellas. El olvido tras las jubilaciones en lugares en los que las personas han pasado décadas de trabajo es frecuente. Hoy el mundo es claramente generacional, las barreras se hacen insalvables por la incapacidad de compartir mundos cada vez más acelerados. Solo quedan los tuyos, los de tu edad, o gente que busque otra forma rechazando este presente continuo y trivial que se produce con los medios y redes sociales como herramientas.
El caso de las hermanas estafadas y muertas por haber pedido dinero para ayudar a sus falsos novios es un caso trágico. Hay que entrar en esas mentes, recrear su vida para poder comprender la evolución y el contexto que les ha llevado a una muerte horrible. Un mes han tardado en descubrir sus cadáveres semiquemados, torturados. Tres hermanos en un pueblo pequeño donde ahora se permiten algunos decir que ese era su destino previsible.
Dice la psicóloga clínica citada que estas personas "se enamoran de la idea de ser queribles". Es un juego de palabras. El deseo de amor está en nosotros; necesitamos ser queridos. Las opciones son la soledad, el falso amor que se publicita a sí mismo y un amor genuino. No se trata necesariamente de un amor romántico como se nos vende con frecuencia, sino de la idea de sentir que vives en un mundo donde le importas a alguien, algo que va siendo más complicado en este mundo utilitarista y pragmático.
Quizá como acabaron pidiendo dinero a todo el mundo, se les fueron cerrando puertas. Finalmente han sido esos a los que recurrieron, prestamistas, los que parece que acabaron con sus vidas. Un triste final con una falsa esperanza.
El destino cruel de los hermanos de Morata de Tajuña debería hacernos reflexionar. Pero eso ya sería un signo de que nos importan los demás. Esta sociedad de redes quiere sustituir el afecto por su apariencia. A los que se siente abandonados, olvidados por los que les rodean, es fácil engañarlos usando su propio deseo que les ciega. Esto está empezando, es la otra cara de la silver economy, como la han etiquetado. Ellas no tenía dinero y lo pidieron. Los que se lo cobraron con sus muertes son tan criminales como los que les engañaron.
* Paula V. Sisó "La psicóloga María Ramírez, sobre las estafas del amor: "Las víctimas se enamoran de la idea de ser queribles"" Antena 3 20/01/2024 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/psicologa-maria-ramirez-estafas-amor-victimas-enamoran-idea-ser-queribles_2024012065abde6a014c8a0001d82233.html
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