Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
guerra prevista de Podemos y Sumar ha comenzado de forma contundente. De los
tres decretos presentados por el gobierno, dos han salido por Junts (que se los
cobra con creces) y el presentado por Sumar ha
sido tumbado con los votos de
negativos de Podemos. Y esto está empezando. Algunos especulan ya sobre el
calvario que va a ser cada sesión en la que el gobierno presente algo.
Es
interesante observar las precisiones de algunos cuando señalan que lo que ha
salido adelante es del "gobierno", mientras que lo que no ha salido "es"
de Sumar, lo que le sirve al propio gobierno para lavar la imagen de lo que
está ocurriendo. Esto no va con "ellos", parecen decir. La frase del
presidente del gobierno quedará como una definición pragmática de su forma de
entender la política y lo que está pasando: "Bien está lo que bien
acaba", toda una declaración hacia el futuro.
Ahora
bien: "bien acaba" ¿para quién?
Es esta
la cuestión que marcará si no la acción (seguirá mientras le funcione) sí la
memoria de este reinado en falso donde se van haciendo proyectos y cambios en
el momento de máxima debilidad gubernamental. "Eligió un mal día para
dejar de fumar", metafóricamente hablando. Ya me entienden. A Pedro
Sánchez, pese a esas forzadas sonrisas (¿a quién convencen?) le queda un
calvario por delante.
El panorama
es el siguiente: amenaza por el lado de los independentistas, que quieren
recuperarse a golpe de concesión (han marcado ya el camino para otros) y amenaza
por el otro lado, el de Podemos, decididos a lo mismo, a recuperar "sus
votos" insistiendo en su idea de que el "progreso" son ellos,
mientras que Sumar (y el PSOE, claro) son concesionarios de la derecha o de los
independentistas, que quiebran la igualdad dando beneficios a unos pocos. ¡Un
buen panorama para esta legislatura que augura finales trepidantes de cada
sesión! ¡Un thriller continuo, de cuatro temporadas y con amenaza de quiebra
cada semana! "Bien está lo que bien acaba", sí, hasta que se acaba
definitivamente.
Las
reacciones de la prensa son comunes y se centran en la debilidad del gobierno.
Gobernar es tomar decisiones y aquí parece que abundan los encargos, es decir,
que la presentación de propuestas viene determinada no por la agenda del
gobierno sino la que le es impuesta desde fuera por su debilidad.
¿Hasta
cuándo podrá seguir con este sistema? Evidentemente solo hay una respuesta:
hasta que los independentistas consigan todo lo que quieran. Si cree Pedro Sánchez
que le podrán una estatua en alguna plaza en Cataluña, se equivoca. Como
algunos se encargan de recordar, la imagen que se proyecta es la del pelele de
un estado débil, el español, del que se quiere liberarse. No hay otra. Cada
nueva concesión es una reafirmación de que antes era un "desastre" y
ahora, en cambio, "funcionará". Es el discurso nacionalista de los
independentista: sin España, mucho mejor.
En
RTVE.es entrevistan a Salvador Illa, ex ministro, y "realojado" en
Cataluña:
El número uno de los socialistas catalanes y exministro de Sanidad, Salvador Illa, ha valorado este miércoles la negociación realizada en el último momento por Junts per Catalunya para permitir la aprobación de los decretos propuestos por el Gobierno, justo cuando parecía que iban a votar en contra. "Yo no lo habría hecho así, pero es lo que hay", ha opinado el catalán en una entrevista en La Noche en 24 Horas.
"Claro que ha sido una negociación compleja, la legislatura exigirá mucho diálogo. Prefiero estilos distintos pero cada formación lo hace como cree. Lo relevante de hoy es que unas medidas que beneficia a muchos ciudadanos, han salido adelante", ha añadido el socialista.
Estas declaraciones llegan horas después de que el Gobierno haya logrado salvar el decreto 'ómnibus' relativo a la justicia y función pública y el de medidas anticrisis gracias a un acuerdo in extremis entre PSOE y Junts, que ha decidido finalmente abstenerse en uno de ellos y no votar en otro en el Congreso para facilitar la convalidación de los decretos que se votaban este miércoles. *
Ese
"yo no lo habría hecho así pero es lo que hay", que pasa a titulares,
es ya una declaración de descontento y pragmatismo. Habrá un momento en que
ambos no se podrán conciliar, dejando a PSOE catalán a los pies de los caballos
de Puigdemont, que es el que pasea victorioso rodeado de periodistas, con su
flequillo al viento.
El editorial de ABC titula "Puigdemont, control total", una forma clara y directa. No es ese "es lo que hay" de Illa, con el que pretende salvar los papeles. Cuando los de Junts empiecen a hacer efectivo el control de la emigración haciendo un uso "protector" y populista, veremos en qué queda ese "lo que hay".
El País por su parte, habla de "precariedad"
en su editorial titulado "Estrategia arriesgada", a la vez que habla en
otro artículo de las estrategias de la derecha —habla de "columnismo fachoesférico"—
contra Sánchez, usando una analogía argentina, que no es precisamente la más
indicada en estos tiempos. Creer que esto es un problema con "la derecha" es ser demasiado simplista, pues serán los votantes del PSOE lo que padecerán las dudas existenciales, por decirlo así.
Estos
"pactos a la española" (que no son "pactos", sino "exigencias",
y más bien "anti españoles") tienen una doble retórica propia. Son
anunciados por unos y otros con distintos bombo y causalidad. Cada uno lo ve
como un "éxito propio", pero con diferentes fines. El gobierno
"salva", la oposición "gana", "consigue" doblegar
al "estado colonial", que son los demás.
Hablar
de "pactos" es forzar un poco el diccionario y el sentido común. Si
alguien no oculta sus fines y motivos son los independentistas, que tienen un
programa variable y un objetivo claro que, además de en el nombre, no dejan de
repetir: la independencia. Ese es su objetivo manifiesto y del que presumen.
Algunos ya se ven en el índice de los futuros libros de Historia local como los
héroes que consiguieron finalmente el objetivo de siglos, librarse de España.
Y el "independentismo" se alimenta principalmente con la incompetencia del estado central, de la lucha de administraciones (como señalábamos ayer mismo por el caso de las "pélets") y con los discurso baratos épico sentimentales sobre las raíces y demás.
¿Cuánto
puede durar esto? Hasta que consigan todo lo que necesitan y les sobre el
gobierno o hasta que las bases y algunos dirigentes del PSOE no puedan aguantar
la presión y hagan que Pedro Sánchez cambie el planteamiento o convoque nuevas
elecciones. Es una cuestión entre el pudor, el descaro y la paciencia.
Por el
lado de Sumar, la cosa está también complicada porque el caso, por decirlo así,
es más "personal". Su subsistencia se basa en mostrar que son mejores
(más cercanos al pueblo) que los de Sumar. Son ellos los que han pagado el pato
con el fracaso de ese tercer decreto, que era el aviso que salvaba la cara del
PSOE que, como hemos dicho antes, puede "sonreír" porque "lo que
bien acaba" es lo suyo y no "lo de Sumar".
Esto está empezando. Lo que se nos queda en el aire es "qué ha acabado bien". Nos quedan serias dudas. Si Sánchez se plantea la legislatura como una especie de parchís por el que avanza a cada tirada de dados, lo entendemos. Pero no debería ser así.
*
"Illa, tras la negociación 'in extremis' de Junts por los decretos:
"Yo no lo habría hecho así, pero es lo que hay"" RTVE.es
10/01/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240110/salvador-illa-negociacion-junts-yo-no-habria-hecho-asi/2470862.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.