Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ahora
mismo tenemos dos incógnitas sobre la mesa, dos casos oscuros de los que puede
depender el futuro de todos. Me refiero al asesinato con un dron del segundo de
Hamás en el Líbano, Saleh al Arouri, y a las dos explosiones ocurridas durante
los actos de conmemoración del fallecimiento del general Qasem en la ciudad de
Kersam, en Irán, con más de cien muertos.
Hasta
el momento nadie los ha reivindicado y los principales sospechosos, Israel y
Estados Unidos, sí han negado su participación o autoría, desmarcándose de lo
que puede suponer claramente un paso adelante en la escalada bélica, la entrada
directa de Irán en la guerra. Irán está detrás de todos los focos, los de Gaza,
Líbano y Yemen. Son sus piezas —Hamás, Hizbulá y los hutíes— los que están
llevando adelante lo que se planifica en Irán y de los que son víctimas los
pueblos respectivos de donde se produce esta guerra amplia y oscura.
Ambos
golpes han sido certeras advertencias de que la situación también puede tener
sus víctimas en el otro lado, el de los líderes de Hamás —situados fuera de la
zona más caliente— y la de los miembros del régimen iraní, que mueven las
piezas a distancia. Los dos casos son muestras de que no están a salvo en la
distancia.
El
hecho de que no se haya reivindicado la autoría directa es un hecho
determinante del carácter de "advertencia" de que la guerra, incluso
en la distancia, tiene consecuencias para todos sus agentes, que la hipocresía
diplomática y el desplazamiento a lugares más seguros tiene límites.
Si el
caso del dron en Líbano complica relativamente el terreno, el de las dos bombas
en el funeral homenaje al estratega iraní es más complejo porque afecta
directamente a un país que "oficialmente" no está en la guerra. Esas
primeras cien personas fallecidas en el atentado son un recordatorio de que en
las guerras mueren en ambos lados.
En lo
que respecta al caso del Líbano, el diario El
Mundo recoge las declaraciones de Hamás:
El líder del partido chií libanés
Hizbulá, Hasan Nasrala, advirtió este miércoles a Israel que
si abre un nuevo frente en suelo libanés, su organización luchará porque
"no tiene miedo a la guerra". "Si Israel está pensando en una
guerra contra el Líbano, lucharemos hasta el fin, sin límites. El enemigo sabe
a qué me refiero", señaló en un discurso televisado. "Si hasta ahora
hemos sido cuidadosos con los intereses libaneses, (si Israel ataca) los
intereses del Líbano exigirán que lleguemos hasta el final", advirtió.
Se esperaba que el líder libanés ofreciera pistas sobre cómo su organización responderá al ataque con drones israelíes en Beirut, que causó la muerte del número dos del brazo político de Hamas, Saleh al Arouri. "Lo que ocurrió ayer fue peligroso y criminal y, como dijimos anteriormente, este crimen no pasará sin represalias", declaró, sin dar más detalles de su plan.*
La
guerra, pues, eleva el tono y el escenario. Esto no es posible sin el respaldo
de Irán. Son diversas las noticias que muestran que el interior de Irán no es
tan estable como se quiere hacer
creer. El descontento social, especialmente tras los casos de represión de las
mujeres, las más activas por sus derechos, es grande. ¿Es el momento de una
iniciativa de este calibre para Irán? No parece el mejor momento, pero es
difícil que muestre debilidad dejando sin respuesta el atentado de los cien
civiles en el funeral del general Qasem. Pero sin una reivindicación oficial de
alguien, grupo o gobierno, es difícil que esas vagas respuestas se produzcan,
pues significaría convertirse directamente en "parte" de un conflicto
armado, cuyo fin es incierto en dos sentidos, cuál sea su objetivo militar y
político. Militarmente sería hacer desaparecer a Israel, algo que no se va a
producir; políticamente habría que parar en algún momento y eso dejaría al
descubierto la debilidad tanto exterior como interior.
Como
cabeza del islam chií, Irán no va a lograr más expansión que el mantenimiento
de los focos abiertos con grupos que controlan zonas y viven de la guerra
abierta contra Israel, lo que les permite mantener un tipo de discurso
visionario mientras las élites viven fuera del peligro. Lo hecho en Gaza es una
muestra. Por muy brutal que sea la respuesta israelí, no se puede ignorar que
es Hamás quien toma la iniciativa, quien entra en Israel, asesina civiles y se
lleva más de doscientos rehenes. Desde el principio nos hemos hecho las mismas
preguntas: ¿por qué en ese momento, quién da la orden? Hamás no ha conseguido
nada más que sembrar destrucción en su propio territorio, que es el que lleva
más de 22.000 muertos. El daño hecho a Israel es mínimo en comparación con el
que ha hecho a los palestinos, a los que utiliza como escudos sin demasiado
éxito. Esas preguntas son claves.
Pero
mientras que la destrucción con un dron del centro de Hamás en Líbano con el
segundo en el mando tiene una interpretación inmediata, las bombas en
territorio iraní suponen un avance en la escalada. Los beneficiarios son
exteriores y ponen contra la pared al régimen iraní que no ha podido evitarlo y
que tampoco puede ignorarlo. El diario ABC tiene este titular: "Irán
desafía a EE.UU. al situar un destructor en el mar Rojo y aplaudir los ataques
de los hutíes a los barcos mercantes". El concepto de "desafío",
en este caso, es responder al otro foco abierto en el Mar Rojo y que nos afecta
a todos a través de la economía mundial y en la vida de los marinos de muchos
países que tienen allí su ruta. Estados Unidos ha sido contundente en la
respuesta a los ataques hutíes, ¿lo será Irán? ¿Se producirá un enfrentamiento
directo?
Las
piezas de los hutíes, de Hizbulá y de Hamás le han funcionado como distanciadores
para, precisamente, no tener que intervenir directamente. La cuestión ahora es
¿se puede permitir Irán una intervención directa? La pregunta se puede hacer
tanto desde la situación exterior (¿puede respaldar y sostener tres conflictos
locales y uno propio?) como interior (¿se producirán nuevos enfrentamientos
entre el régimen de los ayatolas y el pueblo iraní?).
Sin
embargo, las explosiones en los funerales son un caso diferente. No es el
estilo habitual de una represalia. La explosión en la conmemoración de la
eliminación del general Qasem a manos de los Estados Unidos de Donald Trump no
es el estilo. La eliminación hace cuatro años de Qasem se corresponde con la del dron en Líbano,
pero no hay equivalente de una matanza indiscriminada de civiles en un funeral.
El estilo es otro y probablemente su finalidad también. Nadie se ha hecho cargo
de ese atentado contra civiles. Saber quién lo hizo y quién lo organizó (pueden
no ser los mismos) es esencial antes que se den pasos que cueste recuperar.
Lo cierto es que la zona se está complicando y con ella la vida de todos, incluidas las nuestras. Todo esto se ha convertido en un laberinto en el que es esencial poder encontrar el camino de vuelta. Ahora mismo, la figura que surge uniendo lo punto no tiene forma clara.
* Lara Villalón "Hasan Nasrala: "Si
Israel está pensando en una guerra contra el Líbano, lucharemos hasta el
fin"" El Mundo 3/01/2024 https://www.elmundo.es/internacional/2024/01/03/6595a44efc6c836e508b45c6.html
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