Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De
todas las noticias preocupantes, una de las peores es la que se nos ofrece a
toda pantalla en RTVE.es: "España se estanca en la lucha contra la
corrupción y desciende en el ranking mundial de transparencia". Hay
noticias malas, pero esta es de la peor especie.
Hace
tiempo que las noticias sobre corrupciones y corruptelas caen como lluvia fina
sobre las páginas de los medios, donde quedan medio escondidas a menos que les
sirvan a los políticos para lanzárselas a la cabeza unos a otros. Una mala
noticia se tapa con otra mala noticia que se busca inmediatamente en el lado
contrario. Esta España dividida en Autonomías es rica en casos. Lo es por
diversos motivos.
Las
crisis económicas, judiciales, etc. son aprovechadas por los listos para hacer
negocios con las administraciones, que es desde donde se reparte fondos y
favores. Cuando son las administraciones las que ofrecen el dinero para sus
múltiples necesidades, es allí donde se busca el favor y el favoritismo.
Lo peor
es que esto nos constituye un objetivo de los políticos. La gran vergüenza de
la política española es la inversión de los objetivos. El mantenimiento del
poder y todo su aparato clientelar se ha convertido en el principal objetivo.
Los demás, como es el cuidado de la ciudadanía o la propia transparencia, pasan
a ser secundarios. Los discursos han desplazado a los hechos, algo que venimos
repitiendo. No se trata de arreglar, sino de acusar al otro. En esto hemos
llegado a estado de imposibilidad de acuerdos que reparen porque es más
rentable políticamente la estigmatización del otro.
En el
artículo señalado se nos indica:
La transparencia no mejora en España. Así se desprende del Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de 2023, elaborado por la organización Transparencia Internacional, donde España repite la puntuación del año pasado, de 60 sobre 100. Si bien mantiene la calificación de 2022 y se libra de bajar por tercer año consecutivo, la organización advierte que “no es motivo ni de satisfacción ni de tranquilidad”.
En un índice donde 0 es “altamente corrupto” y 100 “muy transparente”, la tendencia a la baja de los últimos años evidencia un “estancamiento”. La organización evalúa que la corrupción en España continúa siendo un problema grave que debe poner en alerta a la ciudadanía y a los poderes públicos.
En perspectiva con el resto del mundo, España baja un puesto en el ranking y pasa de ocupar el puesto 36 al 37 de 180. Esta bajada se repite consecutivamente desde 2019, cuando estaba entre los 30 países con menor índice de corrupción. Países como Israel, Lituania o Portugal adelantan a España en transparencia, a pesar de haber empeorado todos ellos su puntuación en el CPI.
Así, aunque España ha logrado frenar el descenso de los últimos dos años, no consigue remontar los 65 puntos que obtuvo en 2012. Desde Transparencia Internacional abogan por “recuperar el buen funcionamiento de las instituciones -como renovar el Consejo General del Poder Judicial- y llevar a cabo reformas institucionales necesarias para reducir de manera significativa el nivel de riesgos de corrupción en el sector público”.*
No
conseguir remontar posiciones en los indicadores significa sencillamente que el
sistema es incapaz de autocorregirse. Tras la caída, no hay fuerza ni voluntad para
remontar, para volver a los puestos anteriores y seguir ascendiendo hacia unos lugares
en los que cada año se mejore en los indicadores respecto a los anteriores.
Los
niveles políticos de enfrentamiento son el clima perfecto para que la
corrupción crezca o, si se prefiere, descienda la transparencia y la voluntad
de sostenerla. Las fuerzas que controlan la sociedad tras la fachada política
aumentan su peso y tratan de controlar los mecanismos económicos, en los que se
incluyen las subvenciones, las resoluciones de diversos tipos, las concesiones,
etc.
Este clima de enfrentamiento continuo hace que se imposible plantearse metas conjuntas. Lo más a lo que hemos llegado es a un acuerdo entre administraciones para "salvar el Mar Menor", que veremos si funciona. Un par de días después ya estaban pidiendo la dimisión de la ministra Ribera. ¿Casualidad? El deterioro del Mar Menor no es fruto de la casualidad, como sabemos desde hace tiempo, pero es un centro turístico de importancia en la zona a la vez que la cloaca a la que llegan los residuos de la agricultura, otro factor importantísimo.
Cuando
un país como España, que ha sido considerado un ejemplo de transición de
dictadura a democracia, un país al que venían a ver cómo se había podido
realizar; cuando un país en el que se lograban acuerdos sobre lo común y se
rechazaban los extremismos, se ha convertido en un lugar en el que crecen los
extremismos y las divisiones, en el que la única cosa segura es la greña que
arrastra a parte de su población, que se comienza a radicalizar alentada por
los grupos políticos, cada vez más divididos y radicalizados... había que
preguntarse ¿qué está pasando? Es fácil que esta proliferación de grupos y
radicalización de los mismos como forma identitaria pierdan el sentido de lo
común, que es lo que nos interesa a todos. Sin embargo, ese concepto de "totalidad"
es incompatible con su ideal de fragmentación para radicalizar y asegurarse así
un porcentaje del electorado que dé la fuerza suficiente para poder controlar a
los grupos mayores mediante presiones como las que vemos cada día.
La
imposibilidad de acuerdos para definir y arreglar los problemas reales y
comunes es el principal fenómeno que lleva al descenso de la transparencia,
pues evita enfrentarse a ellos y da a las fuerzas opacas, vamos a llamarlas
así, la posibilidad de hacerse más opacas, menos transparentes en sus acciones.
Los propios partidos políticos se ven infiltrados por estas fuerzas que sitúan
sus piezas en el interior para la toma de decisiones.
España,
país democrático, país de la Europa democrática, no puede seguir estancada o descendiendo
en la lucha por la transparencia. Va en ello nuestra propia vida política,
nuestro sentido de la sociedad y de la justicia. Son muchos indicadores los que
nos muestran que esa falta de transparencia se está trasladando al cuerpo
social. España necesita de buenos ejemplos, buen funcionamiento conforme a unos
estándares claros que hoy por hoy quedan en el aire a causa de este lamentable
estado de enfrentamiento continuo que nos debilita como país.
Un país que no aspira a mejorar en esto pierde su sentido como tal. Pasa a ser un conglomerado de intereses en los que se gana siempre en la parte de atrás, la que no está a la vista de todos. Algunos pensarán que estar en esa posición ya es suficiente. Es una forma de autoengaño. Hay que aspirar a lo mejor. La falta de aspiración es el comienzo del descenso, del hundimiento.
* Lucía
Montilla / DatosRTVE "España se estanca en la lucha contra la corrupción y
desciende en el ranking mundial de transparencia" RTVE.es 30/01/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240130/espana-lucha-ranking-indice-percepcion-corrupcion/15947030.shtml
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