Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Llevamos
varios días tratando aquí el ascenso de las ideologías ultraderechistas que se
manifiestan de una forma u otra a través de políticas de desigualdad, ya sean
de género o de procedencia. En este segundo caso, la utilización de la
xenofobia y el racismo se sitúan en un peligroso primer plano.
Esta se
puede manifestar en políticas de construcción de muros, como en los Estados
Unidos de Donald Trump, no dejando entrar, o en políticas de expulsiones,
obligando a salir. Muchas veces es una combinación de las dos, prohibición de
entrar y presión para salir. Estas dos políticas se transforman en formas de
violencia, ya que dirigen sus odios hacia las personas.
Hace
unos días la prensa mundial recogía con sorpresa la idea expresada por la
candidata a la nominación republicana, Nikki Haley, señalando que "nunca
hemos sido un país racista". Además de insultar a la inteligencia, Haley
ofende a la Historia de su propio país. Trump les pone el listón muy alto en
esta campaña y tratan de superarlo por la derecha en excesos como este. En Democracy Now! recogen las
manifestaciones de la aspirante republicana:
Haley ha enfrentado críticas esta semana
después de afirmar que Estados Unidos nunca ha sido un país racista. La
candidata republicana hizo el comentario durante una entrevista que mantuvo con
el canal Fox News.
Brian Kilmeade: “¿Son ustedes un partido
racista? ¿Integra usted un partido racista?”.
Nikki Haley: “No. No somos un país racista,
Brian. Nunca hemos sido un país racista”.
Las
afirmaciones de Haley se producen pocas semanas después de que no mencionara la
esclavitud como una de las causas de la Guerra Civil estadounidense.*
Las propias declaraciones la invalidan como aspirante a dirigir un país que nunca ha sido racista, pero seguro que le consiguen un puñado de votos de la gente que cree que la esclavitud no era "racismo", que los linchamientos tampoco y que Martin Luther King murió por la imprudencia de ponerse en la trayectoria de una bala. ¡Un mundo de casualidades y malentendidos!
Esto es preocupante porque los que se produce en USA no se queda en USA. Los efectos retroalimentados del populismo de extrema derecha tienen en el racismo una serie de señas de identidad muy visibles y constantes.
En las noticias europeas que RTVE.es reproduce se nos da cuenta de otro fenómeno ascendente y de la reacción social que produce. En este caso la televisión pública española reproduce en su web una noticia de la Social Newswire suiza, publicada el 17 de enero, con el titular "Decenas de miles de personas se manifiestan en Colonia contra la ultraderechista AfD en plena campaña para prohibir el partido". En el artículo se explica:
Alrededor de 30.000 manifestantes salieron a la calle en Colonia el martes 17 de enero por la noche para concentrarse contra la extrema derecha, mientras cobran fuerza las peticiones de ilegalización del partido populista de extrema derecha Alternative für Deutschland (AfD).
Las grandes protestas contra la AfD en las ciudades alemanas en los últimos días han sido provocadas por las revelaciones de la semana pasada de la red de periodismo de investigación Correctiv de que los políticos de la AfD se reunieron con grupos neonazis para discutir un "plan maestro" para la deportación masiva de solicitantes de asilo y ciudadanos alemanes de origen extranjero.**
Probablemente la republicana Nikki Haley los consideraría una reunión de amigos patriotas en país que nunca ha sido racista, esta vez Alemania. Los ciudadanos de Colonia, en cambio, sí parecen tener algún sentido de la Historia, lo que les hace vislumbrar un futuro oscuramente similar a un pasado terrible.
La existencia de un negacionismo del holocausto, de la propia maldad del sistema nazi, de su forma excluyente de ver el mundo, de su supremacismo ario, etc. difumina el pasado hasta convertirse en una idealización impresentable que, como en el caso de Nikki Haley, trata de tranquilizar las conciencias, reescribir la historia y volver a la casilla de salida de los horrores.
Las palabras de Haley han tenido un doble efecto. El primero es el rechazo, pero, en plena campaña para la nominación republicana han llevado a intentar superar sus palabras. Trump tiene que "superar" el negacionismo del racismo con nuevas manifestaciones afirmativas de corte racista. Es la competición por quedarse con los más radicales de los republicanos.
El artículo reproducido en RTVE.es habla en su segunda parte de los problemas de la ilegalización del partido "Alternativa para Alemania" por sus relaciones claras con los neonazis y su simpatía para una "solución final", que por ahora se contenta con las expulsiones. El salto de expulsar a perseguir y demás lo hemos visto ya en Estados Unidos , donde la idea del muro y su construcción alentaba la acción de "cazadores" de inmigrantes que asesinaron a los que consideraban como "amenazas". Los mismos alentaron el asalto al Capitolio ya habían dado muestras de su sentido absolutista y autoritario. Ellos deciden quién debe vivir y dónde.
El negacionismo de exterminios, persecuciones, expulsiones, etc. es creíble para los que se están creando una visión particular del mundo que niega causas y efectos, acciones y reacciones. La expansión de estos grupos semiclandestinos hasta hace muy poco es un hecho innegable. De la extrema derecha alemana estamos pasando a una candidata republicana a la presidencia de los Estados Unidos quien, por pocas perspectivas de triunfo que tenga, no deja de ser significativo que se dirija así a una parte del país, de una superpotencia. El crecimiento en Alemania es igualmente problemático. Alemania es la primera potencia europea, el centro de su economía y de enorme influencia política.
Al negacionismo se une la promoción de políticas activas claramente racistas y xenófobas. ¿Existe una "internacional" del racismo? Creo que es un componente de una más amplia política populista de extrema derecha que está creciendo en muchos países y que está efectivamente conectada. Esto no debe extrañar, sino preocupar. El racismo y la xenofobia son poderosos banderines de enganche en aquellos que desean pasar de lo clandestino a tener una presencia activa.
Las líneas internacionales de los populismos de uno u otro signo son claras en un mundo cada vez más interconectado y a la búsqueda de efectos desestabilizadores, que son los que alimentan el crecimiento del radicalismo populista. Ante problemas económicos, sociales, etc. los populismos de ultraderecha señalan al extranjero, ya sea individual o colectivamente. Las culpas de los males propios siempre están en el otro. Es necesario dejar en evidencia estas políticas por lo que tienen de destructoras de la convivencia, de injustas y especialmente peligrosas.
* "Decenas de miles de personas se manifiestan en Colonia contra la ultraderechista AfD en plena campaña para prohibir el partido" "Una mirada europea" RTVE.es/ Eurovisión Social Newswire 17/91/2024 https://www.rtve.es/noticias/
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