Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De los muchos indicadores sociales negativos que nos describen, uno de ellos es el ascenso de la violencia callejera. Cada vez son más las noticias sobre incidentes en los que se producen apuñalamientos, palizas y últimamente disparos. Cada paso a un nivel superior siembra la alarma, pero no hay apenas algún tipo de reacción, ni oficial ni extraoficial. Simplemente, los actos violentos pasan. A veces se producen reacciones vecinales ante la violencia creciente, pero pronto llegará el siguiente caso y se volverá a empezar.
Algunos de los casos más llamativos son los de la violencia que se desata contra personas que tratan de impedir actos violentos, lo que es una importante reacción ciudadana. Pero esto se ha vuelto muy peligroso. Del viernes pasado, podemos leer:
Patxi medió entre un agresor que estaba gritando a su novia en plena calle de Burgos. Le pidió que no tocara a su víctima y eso bastó para desatar la ira del maltratador que le propinó una brutal paliza dejándole malherido.
Todo ocurrió en la puerta trasera del teatro principal de Burgos en torno a las 12.00 horas del pasado lunes. Al escuchar los gritos de una joven se percató de que su pareja la estaba maltratando. Tras su intervención fue golpeado y aún arrastra las secuelas: el tabique nasal roto y un lóbulo partido. El agresor se ensañó con él y la chica aprovechó el momento para coger el carrito de bebé y salir corriendo del lugar de los hechos.
Las lesiones no fueron a más gracias a la intervención de sus compañeros de trabajo. "Me tiró contra el montacargas que el suelo es de hierro y podría haber pasado cualquier cosa", cuenta. Asegura que lo que más le duele es el orgullo porque estas cosas pueden suceder todavía a las 12.00 horas en plena vía pública.*
Es un
caso, pero un caso que se repite. Creíamos que la violencia de género era algo
de las generaciones mayores, que no habían sido educadas en la igualdad.
Descubrimos que la violencia no tiene edad y, lo que es peor, que se extiende
sin límite entre la gente más joven. No, no era la edad, hay algo que nos falla
en la educación básica y en la propia familia donde, sin duda, se aprenden
muchos de estos hábitos violentos.
La
violencia del maltratador se convierte en furia contra quien le recrimina.
Antes era muy frecuente que cualquier acción reprobable fuera afeada en plena
calle, en el transporte. Hoy hay auténtico miedo a dirigirse hacia cualquiera
que esté realizando una acción digna de recriminación. El uso de armas blancas,
porras o patadas puede —como ya ha ocurrido— desencadenar una furia que solo se
frena a veces con la muerte de la persona a la que se ataca. Patxi, el agredido
por defender a la mujer, puede estar contento por haber salido "solo"
con unos golpes.
La
consecuencia que saca cualquiera es "no te metas", lo que es
equivalente a dejar en manos de los violentos las calles ante la amenaza de que
se saben superiores por su uso febril de la violencia. Si, por lo que fuera se
sintiese en minoría, regresaría poco después con algunos compinches a rematar
la faena. Ejemplos hay bastantes de esto.
Las
informaciones de casos de respuestas violentas se etiquetan como "violencia de género", pero no se indaga en sus raíces sociales, las
que provocan estos comportamientos. Muchas veces tenemos tan claras las respuestas que dejamos de ver muchos otros
factores que están ahí frente a nosotros. Somos incapaces de verlos y nos quedamos satisfechos con las explicaciones más generales.
La cuestión de la violencia creciente, de la incapacidad de relacionarse sin recurrir a ella, la venganza que todo lo justifica, etc. es cada vez más preocupante. De vez en cuando salen datos muy negativos, como la justificación de la violencia por un sector importante de los jóvenes. Las categorías de edad actúan como una especie de recipientes. Pero es mejor pensar que esa persona, lo que hace con 16 probablemente lo hará con 26, con 36 y así seguirá porque no es una cuestión de "edad", sino de actitudes, de reacción ante el mundo. Puede que la violencia se transforme, pero seguirá estando ahí. Se dirigirá contra la chica o contra el que le recriminó maltratarla. La lleva dentro. Y es ahí donde hay que indagar, en una sociedad cada vez más violenta, menos dialogante.
* Laura Simón "Un vecino de Burgos recibe una paliza tras llamar la atención a un joven que discutía con su novia" Antena 3 14/10/2022 https://www.antena3.com/programas/espejo-publico/noticias/vecino-burgos-recibe-paliza-llamar-atencion-joven-que-discutia-novia_20221014634956c652d17f00016b6874.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.