Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cuando
uno lee en la web de noticias de una cadena televisiva "¿Cuándo será el
fin del mundo? La Agencia Espacial Europea ya ha puesto fecha" y una vez
en el interior comprueba que la foto del planeta usada es casi más grande que
el propio texto que nos da cuenta del "notición", hay que hacerse
preguntas sobre qué significa "informar" y los límites de la
profesión en la forma de hacerlo.
Tras leer la noticia, con cierto suspense por si llegamos al fin de semana próximo en el que hay un estreno que no quiero perderme, me relajo cuando leo: "No sería por tanto hasta sus 10.000 u 11.000 millones de años cuando el sol llegase "hasta el final de su vida"."* He respetado la negrita porque alguien ha querido que no se expanda el pánico y que queda rato para que llegue el "fin del mundo". ¡Menos mal!
Me acabo de relajar cuando leo en otro medio que la NASA ha conseguido desviar un asteroide dentro de un plan de protección del planeta. "Esta misión muestra que la NASA está tratando de estar lista para lo que sea que el universo nos arroje", se recoge por boca de uno de los responsables del programa.
La pregunta es: ¿podemos informar sin necesidad de sumar preocupaciones, angustias, ansiedades, etc. a la gente? ¿Hasta dónde nos lleva esta técnica del sobresalto, de la atracción fatal del titular? No sé si se ha hecho el sencillo experimento de tomar la presión arterial y el ritmo cardiaco durante la exposición a las noticias del día en cualquiera de sus formatos y medios.
Si los problemas de la trivialidad (informar sobre cosas sin transcendencia, fabricadas la mayor parte de ellas para cubrir las páginas o las horas), los de las fake news y la desinformación (la manipulación política y comercial a través de la información), le sumamos el de la taquicardia informativa, el del sobresalto apocalíptico continuo, me parece que el futuro de la información, el de los medios que viven de ella es más oscuro que ese mundo sin sol que se nos promete para dentro de diez mil millones de años.
La información siempre ha sido un negocio, claro, pero esto es distinto. Los negocios se pueden hacer de muchas formas, pero lo esencial es que no pierdan de vista su principal función, informar. Si se considera que su principal función es ganar dinero como cualquier otro tipo de empresa, estamos condenándonos al fracaso y a sus consecuencias.
La cuestión se complica primero por el exceso de información que tenemos, lo que lleva a una despiadada competencia. Hay muchos medios o, si queremos ser más precisos, cualquiera se convierte en una fuente información. Cualquiera con un teléfono se convierte en "informador" simplemente con encender su teléfono. Basta con ver cualquier situación para comprobar cómo salen miles de teléfonos móviles a grabar lo que tengan delante; basta hacer unos cuantos pasos de baile para rivalizar con los profesionales de la danza; basta una mascota que haga una gracia para arruinar los elaborados documentales de las grandes productoras.
Esta es la tristeza del mundo, la de la trivialidad competitiva e inagotable con la que tienen que competir los profesionales. La sorpresa, el ingenio, etc. ofrecen esos segundos de gloria en el que se acumulan millones de "visitas", "likes" o cualquier otra medida de esta sociedad de la información. Los tratadistas de estética del XVIII lo habrían llamado "la tiranía del gusto", algo que se ha desbordado con las posibilidades de manifestarlo. Estas manifestaciones pueden llegar a ser tan agresivas que ha empezado a salir los efectos sobre la salud mental de actores, escritores, deportistas, etc. Cualquiera que esté conectado puede ser objeto de campañas de comentarios o sufrir ataques de ansiedad y, desgraciadamente, optar por el suicidio como está ocurriendo en muchos casos con niños y adolescentes que son incapaces de enfrentarse a esas duchas a presión que son los comentarios negativos. El mundo se ha convertido en juez, jurado y verdugo implacable, desahoga su ira anónima sobre los que se exponen, sobre aquellos que se muestran en su deseo de salir de su propio anonimato, un terrible ciclo que está destruyendo a muchos.
El
exceso de información ejerce la presión para intentar convertir cada noticia en
un boom, en algo que supere la
barrera doble de la indiferencia y de la cantidad. Cuando se compraba un
periódico se llevaba uno toda la información. Hoy, en cambio, cada noticia
compite con las mismas noticias del medio para seguir compitiendo con las que
llenan el espacio virtual. Demasiada competencia que obliga a escándalo para
poder ser vistos. La necesidad de titulares escandalosos, sorprendentes,
intimidantes, etc. para atraer la atención lleva a una forma de Periodismo
bastante degradada. Muchas veces no son los autores de la información quienes
titulan sino "expertos" en el sobresalto, en el terror, en la
metáfora ambigua, en despertar la curiosidad, muchas veces enfermiza, de la
gente. Eso hace que cualquier titular realmente informativo parezca gris,
débil, sin capacidad de atraer. Y llega la tentación del sensacionalismo.
El
terrible descubrimiento es el ascenso de la trivialidad, algo que se comprueba
al darse cuenta de cuáles son "las noticias más vistas", que viven
también de su propia circularidad por ese efecto imitativo que nos lleva a ver
lo que otros han visto. El mundo vive en una situación crítica en muchos sentidos, de guerras, hambrunas, colapsos económicos, retos científicos, etc. Es un mundo que necesita ordenarse y explicarse de la forma más clara posible. Jugar con titulares equívocos, con presentaciones incendiarias, con ambigüedades de todo tipo no es el mejor camino para que la verdadera información —absolutamente necesaria— sobreviva a su propio exceso.
Los
propios medios tratan de defenderse de la competencia de las noticias falsas
desarrollando sus propios sistemas de detección y verificación, intentando que
los receptores finales valores el trabajo positivo de los medios, su trabajo.
Pero la mentira es demasiado atractiva, demasiado tentadora como para no
concederle esos segundos de maldad que conlleva como herramienta de descrédito,
de desinformación, de ataque.
No sé cómo se puede superar lo del fin del mundo, pero seguro que algo se les ocurrirá.
* Juan
A. Vargas "¿Cuándo será el fin del mundo? La Agencia Espacial Europea ya
ha puesto fecha " Antena 3 11/10/2022 https://www.antena3.com/noticias/ciencia/cuando-sera-fin-mundo-agencia-espacial-europea-puesto-fecha_202210116345a4ad7cf26200015c4bd8.html
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Patricia Biosca "NASA confirma el éxito de la misión DART: la nave
consiguió desviar al asteroide Dimorphos de su órbita" ABC 11/10/2022
https://www.abc.es/ciencia/nasa-confirma-exito-mision-dart-dimorphos-desviado-20221011201851-nt.html
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