Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ocurrió
hace seis años y se ha seguido desde entonces la lucha para el reconocimiento de que se actuó
mal o, más precisos, que no se actuó. Es uno de esos casos a los que lleva las
reducciones de personal y el exceso de trabajo, en este caso con la Guardia
Civil por medio. Es un caso más de este tipo de consecuencias de hacer un
estado barato, de mínimos, en los que las personas se deben enfrentar a las
acumulaciones.
En elDiario.es nos cuentan el caso de la muerte de Lucía Patrascu, con el titular "Fútbol la víspera y cambios de turno: por qué la Guardia Civil ignoró durante horas a Lucía Patrascu antes de ser asesinada":
Los agentes cambiaban de turno. El guardia civil al que le tocaba entrar llegaba tarde a su puesto de trabajo. Y fuentes cercanas a los hechos aseguran que el día anterior había fútbol y, por tanto, más carga y agotamiento de trabajo. Pero ahí, en el puesto principal de la Guardia Civil de Pollença, se encontraba Lucía Patrascu. Acudió pidiendo auxilio: su marido la estaba persiguiendo. Ella tenía miedo de que le pasara algo. Lo fue a denunciar. Nadie, ninguno de los cinco guardias civiles implicados, le quiso tomar declaración. Toda la atención se quedó en una sala de espera, sin pasar a dependencia. Horas después, su marido, Ioan Ciotau, la asesinó. Según la fiscal Carmen Fernández, él no soportaba que su mujer le fuera a dejar. *
Se nos explica que el día antes había habido fútbol en la localidad, que los que había esperaban los relevos y que otros llegaron tarde. Todo ello "explica" que nadie la atendiera, que los agentes pasaran uno detrás de otro con la esperanza de que el siguiente se ocupara del problema y la tomara declaración. Pero eso no ocurrió. Tras cinco horas en las dependencias de la Guardia Civil, Lucía Patrascu regresó a su a encontrarse con su asesino.
Y se señala más adelante respecto a la aceptación de la responsabilidad y al pago de indemnizaciones a los hijos de la víctima y del asesino:
En éste [el preceptivo informe del Consejo de Estado] se deja bien claro que “la víctima no fue atendida en la forma debida ni se le permitió dar cuenta de su relato en los términos y en el lugar adecuado”. Y sigue: “Después de hacerla esperar casi cinco horas y tener contacto con cinco agentes, lo cierto es que Lucía Patrascu abandonó las dependencias policiales sin haber sido atendida en debida forma y sin formular denuncia, y sin que, por consiguiente, se adoptasen las medidas adecuadas para su debido auxilio y protección”. Desde Interior son conscientes de la contundencia del informe y, aunque no siempre es obligatorio seguir lo que dictamina, en este caso no había más opción. *
La
historia no es reversible más que como relato; podemos unir las piezas, pero no
podemos regresar al punto de partida y comenzar de nuevo con lo que ya sabemos,
que Lucía fue asesinada. Tampoco lo sabían los cinco agentes que la vieron pero
no llegaron a escucharla. Seguro que los cinco se arrepintieron de ello, pero
eso ya sirve de muy poco y deberán vivir con esa muerte en su memoria.
Las
condiciones de trabajo generales se están pareciendo mucho a las de esos cinco
guardias civiles. Las reducciones de plantillas, la demolición de los horarios
con la extensión de trabajo muchas veces sin compensación alguna, etc. tienen
una incidencia en la eficacia del sistema.
Lo que
se escucha muy a menudo es ese sentimiento de estrés que el trabajo produce. No
se trata de la fatiga o el cansancio habituales tras una jornada. Se trata de
otra cosa, de una sensación negativa que producida por el estrés, la sensación
de "estar quemados", algo más profundo y dañino, algo que no se
recupera con unas horas de descanso.
Esa sensación, que escuchas cada vez más por boca de personas muy diferentes, produce un sentimiento de rechazo interno al trabajo, a lo que haces cada día, porque sientes que genera sentimientos muy negativos que se acaban pagando dentro del trabajo (donde la convivencia se vuelve difícil) o fuera, en los entornos familiares o de amigos, que acaban pagando las iras que se han reprimido en el entorno laboral.
Hace
falta enfocar el trabajo de otra manera. Mejorar sus condiciones y hacer ver
que esa política de mínimos, de aguantarlo todo, tiene sus efectos muy
perjudiciales sobre el conjunto.
Va a
supermercados y ves la mitad de las cajas vacías mientras se forman largas
colas. Es una forma de abaratar, pero que tiene efectos sobre las personas y
los servicios que prestan. Ves otras situaciones similares con efectos
parecidos; lo escuchas de mucha gente en trabajos diferentes.
Lo
ocurrido con los guardias civiles y la muerte de Lucía Patrascu es un ejemplo
trágico de los efectos de deterioro en las condiciones de trabajo que impiden
que las personas sean atendidas de "la forma adecuada", una expresión
que pudiera parecer confusa pero que refleja algo que no se debería perder. La forma adecuada es el resultado de las
políticas laborales adecuadas.
Es fácil responsabilizar a los guardias civiles que la ignoraron en su denuncia. Son, sin duda, responsables. Pero hay que ver más lejos, ser conscientes que se están creando graves problemas por unas condiciones laborales que hacen que no se trabaje de la mejor forma. Tampoco podemos hablar de "mala suerte" porque llegó en un cambio de turno y no se informaron adecuadamente o interpretaron mal la situación. Sencillamente, todo falló; nadie hizo bien lo que tenía que hacer. Todos lo interpretaron mal. Nadie actuó de la forma adecuada.
* Martí
Gelabert "Fútbol la víspera y cambios de turno: por qué la Guardia Civil
ignoró durante horas a Lucía Patrascu antes de ser asesinada" elDiario.es
21/10/2022 https://www.eldiario.es/illes-balears/sociedad/futbol-vispera-cambios-turno-guardia-civil-ignoro-durante-horas-lucia-patrascu-asesinada_1_9639819.html
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