jueves, 30 de junio de 2022

¡No me lo explico!

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El lenguaje intenta dar cuenta de algo sin llegar a expresarlo directamente. "Es recomendable que...", "sería mejor...", "por seguridad...", todo un repertorio eufemístico para evitar hablar de lo que alguno se ha atrevido a titular: la séptima ola. Sinceramente, he perdido la cuenta de las olas, pero en algunos países las cifras que se usan están por debajo de las nuestras. Lo que sí parece claro es que tenemos un nuevo oleaje.

El problema es que tras la anterior se decretó una especie de silencio parcelado sobre la realidad, una especie de "lo que no se dice no existe", algo que llevó a pensar que solo los mayores de sesenta años tenían algo que ver con el coronavirus (¿coronavirus, qué coronavirus?), que una especie de valla impedía su acceso a los privilegiados jóvenes, inmunes a recibir al bicho e incapaces de transmitirlo. Sin embargo, el problema, al ignorarlo, no ha hecho sino crecer, expandirse. Y está por llegar oficialmente el verano, esa estación social por excelencia, el mundo del viaje y la reunión, de la búsqueda del jolgorio y la cervecita.

"¡No sé cómo ha sido!" escucho a una proporción elevada de mis alumnos en nuestras tutorías online. Se refieren a los contagios, por supuesto. Una tos persistente, varios días de fiebre, ingreso hospitalario en algunos casos por vía de urgencias, algún reingreso pasados unos días. Especialmente en el caso de los jóvenes, que es la franja más atacada, la sorpresa se manifiesta en sus caras. "No lo entiendo", expresan sinceramente.

Afrontar la pandemia como una cuestión de "ingresos" y no de "contagios" es un error que vamos a pagar cuando nos llegue una mutación, una variante que sí sea grave. No cortar la circulación es permitir que de la cantidad salga la peligrosidad, por decirlo así. Cuanto más circule el virus, más probabilidad de nuevas variantes y, por ello, más probabilidades de que algunas sean más peligrosas.

Hace un par de días, en Antena 3 nos decían: 

La séptima ola del coronavirus sigue entre la población. Las comunidades autónomas han notificado a Sanidad 52.218 nuevos casos de Covid-19. El pasado viernes se notificaron 68.186 nuevos casos. Son más de 12,7 millones de contagios en España desde el inicio de la pandemia.

La incidencia en mayores de 60 años se sitúa en 841,27 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días frente a los 755 del pasado viernes. La incidencia acumulada a siete días se sitúa en los 468,37 casos por cada 100.000 habitantes.

La Comunidad de Madrid y La Rioja son las comunidades autónomas que registran una mayor incidencia acumulada, de 1.450 y 1.371, respectivamente. Le siguen Extremadura con 1.129 y Canarias con 1.131 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días.

El Ministerio de Sanidad registra también un 7,79% de las camas ocupadas en hospitales por casos de Covid-19 y un 4,93% de casos en la UCI.* 


Los datos de Madrid y La Rioja son más que preocupantes, sin que —al parecer— preocupen a nadie. En algún medio se habla incluso de este momento como de "pospandemia", lo que no deja de ser sorprendente, por un lado, e ilustrativo, por otro.

Mientras sean los políticos los que traduzcan la realidad a "semáforos", mientras se consideren los datos de contagio, muertes, etc. como arma arrojadiza, cuando cada comunidad, con su correspondiente gobierno del color que sea, será difícil frenar los hechos, aunque se frenen los datos. El mayor interés es evitar que estos salten a las primeras páginas, mientras que se trata de enviarlos lo más lejos posible de los grandes titulares. ¿Cómo se puede hablar de "pospandemia"?

Esta forma de tratar los hechos contribuye al aumento de los contagios porque camufla la realidad, por no decir que la falsifica. Ya algunos expertos, pocos, son requeridos para que nos digan qué hacer. Ellos, con distintos tonos, nos dicen que lo de siempre: lugares abiertos, distancia e higiene. Mascarillas allí donde no sea posible mantener distancias ni ventilación. Se nos habla de que los que no tengan la tercera dosis, que se la pongan, cuando ya estamos —incluso la ministra Darias— pendientes de cuándo será la cuarta en el otoño.

La información se da por separado para tratar de evitar que conectemos los números que nos ofrezcan la figura final de una pandemia que no se ha ido y que no se irá de esta forma. Una vez comprobado que las reinfecciones son posibles, que hay personas que se han contagiado varias veces; que los asintomáticos contagian tanto como las personas con síntomas, etc. la estrategia de considerar que el peligro no está en el virus, sino en la capacidad hospitalaria, las posibilidades de acabar con él se reducen a cero porque se sigue transmitiendo.

"No lo entiendo", me decían hace unos días, "me he hecho tres test que han dado negativos, pero he perdido el sentido del olfato y del gusto". Como es persona sensata decidió fiarse de la naturaleza antes que del test, por lo que va con la mascarilla a todas partes. Sabe que puede contagiar. No sabe dónde lo ha cogido, pero sí es consciente de dónde lo puede soltar.

Los que se contagiaron antes piensan que todo es pasado. Tengo una amiga que presenta una intensa vida social en las redes. La próxima vez que me diga que "no se explica cómo se contagió", le diré "mira tus fotos y recuerdos en Facebook y lo entenderás". No es un caso único. La gente olvida pronto lo que no le gusta y se deja tentar por lo que le gusta. Luego, todo es mala suerte.

En Datos de RTVE.es se nos da el siguiente resumen de la situación:

  • La presión asistencial en los hospitales por pacientes con COVID-19 sigue aumentando. La ocupación ha crecido casi un punto en la última semana y este viernes roza el 5%, umbral que marca el cambio de nivel de circulación controlada a riesgo bajo, según los umbrales de Sanidad. El riesgo ya es bajo en seis comunidades autónomas -Baleares, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid, País Vasco y La Rioja-, mientras que Cataluña y Melilla están en riesgo medio, al superar el 10%.  
  • La incidencia acumulada en los mayores de 60 años sube 86 puntos respecto al último informe y 188 en una semana. Ahora es de 841 casos por cada 100.000 habitantes y continúa en riesgo medio, según el semáforo de Sanidad. Por regiones, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y La rioja superan los 1.000 casos. De entre la población con más de 60 años, los mayores de 80 años son los que presentan una incidencia más alta, por encima de los 1.000 casos.
  • En la última semana, se han contabilizado 120.404 contagios y 302 muertes.  Desde que comenzó la pandemia se han comunicado más de 12,7 millones de casos y 107.906 decesos.
  • La campaña de vacunación avanza lentamente. 25 millones de personas, el 53,5% de la población española, tienen ya la dosis de refuerzo, según el último informe publicado por Sanidad.**


En cuanto a lo que hemos señalado sobre los riesgos de la circulación, da igual que sea leve o no, se señala: «Otro de los indicadores que pueden hacer saltar las alarmas en esta nueva fase de la pandemia es la detección de nuevas variantes que sean más peligrosas o contagiosas. Tanto el Ministerio de Sanidad como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) monitorizan la presencia de variantes a través de la secuenciación de muestras aleatorias.»**

Hay muchos intereses, sobre todo económicos y políticos, en ignorar los efectos reales del coronavirus. Tras el fracaso práctico de la idea, aplaudida por Boris Johnson, de la "inmunidad de rebaño", lo único que nos salva de desastres mayores es que somos uno de los países con mejores cifras de vacunación. En esto la población ha sido coherente, aunque se haya vacunado para poder irse después de marcha, como confesaban algunos jóvenes entrevistados. También han funcionado los maltratados servicios sanitarios que hacen lo que pueden con los que son y con lo que tienen. El consejero madrileño de Sanidad comentaba ayer ante las cámara y como respuesta a las demandas del sector, que "no había falta de personal", una respuesta que puede ser considerada casi "esclavista", pues se basa en los sacrificios de personas que están al límite desde hace mucho tiempo. Pero esa es la mentalidad de los responsables de la comunidad madrileña.

Muchos no se han dado cuenta que esto no es algo individual ni del azar; que es global y fruto de las políticas que tratan de evitar que pensemos en las consecuencias. No se trata de limitar la vida, sino de tomar la precauciones mínimas que vemos que no se toman, que, por el contrario, se presiona para que se olviden porque perjudican a los negocios del turismo, el ocio y la hostelería, motores del empleo y la economía. Este es nuestro problema, como hemos señalado muchas veces, nuestra economía se basa en el movimiento y en la concentración. Entre la seguridad y la economía se apostó por concentrarlo todo en la vacuna —lo que nos ha salvado de desastres mayores— pero nos condena a unas olas tras otras pues las vacunas, como se dice con la boca pequeña no evita que nos contagiemos sino que las consecuencias sean más graves. Y esto funcionará mientras no llegue una variante contra la que las vacunas tengan poco efecto.

Hay que reducir los contagios, que son el centro de todo lo demás. No mirando solo cómo de ocupadas están las unidades hospitalarias para entonces tomar medidas. Se ha decidido normalizar la enfermedad antes que normalizar las medidas contra ella. Los juegos de palabras ("gripalización", "nueva normalidad", "inmunidad de rebaño", etc.) esconden la realidad más que ayudarnos a comprenderla.

Son muchas las personas que celebran que tras el verano todo vuelva a la "normalidad". Es el síntoma más peligroso del estado en que vivimos, ya que implica la ignorancia de la situación real, es "séptima ola" de la que hablan unos y otros temen hacerlo. Lo que es peligroso es usar términos como "pospandemia", ya que lanzan a la gente a la calle. La presión mediática para sacarnos a todos a las calles, a consumir y a "recuperar" el tiempo perdido son movimientos publicitarios para recuperar sectores. Pero el riesgo de sembrar estos mensajes es alto. Ya sea de forma directa o de forma subliminal, lo cierto es que se incita a olvidarnos de todo. Las consecuencias son previsibles. De nuevo son los jóvenes —más vida social— los más afectados y lo que se coja en verano se llevará a las aulas con el consiguiente efecto multiplicador. Y así una y otra vez. Mala suerte para los que se queden por el camino.

Las medidas preventivas siguen siendo las mismas que al inicio para evitar el contagio. Pero se nos dice que contagiarnos no debe impedirnos ir a trabajar, hacer vida social, viajar, etc. Las cifras y las olas seguirán agitando nuestro espacio, aunque miremos para otro lado o las llamemos de otra forma. ¡Tozuda realidad!

 


* "Sanidad notifica un aumento de la incidencia acumulada de Covid-19 hasta los 841 casos" Antena 3 28/06/2022 https://www.antena3.com/noticias/salud/sanidad-notifica-aumento-incidencia-acumulada-covid19-841-casos_2022062862bb192af6f84d0001d57346.html

** "Coronavirus en España: la presión hospitalaria roza el 5% y la incidencia supera los 800 casos" RTVE.es  https://www.rtve.es/noticias/20220628/mapa-del-coronavirus-espana/2004681.shtml


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