Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La política sanitaria en estos tiempos —siempre lo es— se nos revela esencial. Las plazas sin cubrir de Médicos de Familia, que tanto revuelo han causado en los medios, actúan como cortina de humo impidiendo ver la raíz del problema y, lo peor, trasladando el problema a otras partes del sector que serán los siguientes en salir a la calle a protestar. Las campañas se ha dirigido finalmente contra los médicos, que no quieren trabajar, porque son muy señoritos, en estas especialidades. Como vimos hace unos días, es precisamente esta situación la que hace que la gente vaya a otras especialidades, tratando de evitar la saturación de los centros urbanos por la escasez y el abandono de los centros rurales por las condiciones de los pueblos y su cierre.
La foto que acompaña al artículo es suficientemente expresiva. Nos muestra al personal sanitario sosteniendo carteles en los que se recoge la falta de personal, las plazas que no están cubiertas: "En este centro de salud faltan 3 Médicos de Familia" (CS San Blas, de Parla), "En este Centro de Salud falta 1 Pediatra sin cubrir desde enero" (CS General Fanjul...). La manifestación se hace ante la Consejería de Sanidad.
"Vergüenza", "caos", "improvisación", "falta de realismo", "muy pobre"... Los términos y adjetivos que el sector sanitario madrileño dedica al nuevo protocolo para regular el funcionamiento de los centros de salud de cara al verano son demoledores, y evidencian la desesperación de unos profesionales que ven cómo sus condiciones, lejos de mejorar, tienden a deteriorarse aún más con el paso de los meses. El título del protocolo apenas deja lugar a la duda: Procedimiento de actuación ante la ausencia de médico de familia en un centro de salud. Básicamente, reconoce que hay "déficit" de médicos de familia en la comunidad autónoma madrileña, y ante este vacío, apunta como solución a que sean las enfermeras quienes atiendan a los pacientes.
En el documento se asegura que la falta de médicos de esta especialidad precisa de las "posibilidades de atención de otros profesionales" además de "reorganizar flujos de atención" para poder mantener la continuidad de los centros de salud. Sobre las enfermeras, mantiene que "están capacitadas para el liderazgo clínico-asistencial de los centros de salud", pero reconoce que hay "competencias exclusivas" -especialmente por limitaciones legislativas- que hacen que se "precisen" otros "roles de equipo". Es por ello que plantea la necesidad de "articular circuitos de derivación".
El Gobierno de la Comunidad de Madrid defiende que el nuevo plan sanitario tiene como objetivo "dar el mejor servicio" a los ciudadanos. Fuentes del Ejecutivo regional consultadas por RTVE.es argumentan que se trata de un "problema generalizado en las comunidades autónomas", ya que "en el Sistema Nacional de Salud existe una situación generalizada de déficit de médicos de familia y pediatras que dificulta la cobertura de plazas en la atención primaria".*
¿"Problema generalizado"? es la excusa más pedestre escuchada. ¿Dar el "mejor servicio" es esto, hacer que la saturadas enfermeras atiendan el trabajo de los médicos que faltan? ¿A esto lo llaman "dar el mejor servicio"?
Lo hemos dicho y lo volvemos a repetir: los dos pilares de una sociedad moderna son la educación y la sanidad. Ambos deben funcionar, tener recursos conforme a las necesidades (que son las de la propia sociedad) y organizarse de la forma más eficaz. Por el contrario, lo que observamos es una situación de recorte de recursos, en la que algunos tratan de ver un trato de favor hacia la sanidad y educación privadas, y que las más de las veces refleja una ineptitud de la gestión, un estúpido sentido de que los recortes son una forma de trabajo. La forma correcta es la que dota de recursos suficientes para que se pueda cumplir la labor, no intentando que se trabaje en peores condiciones y con peores resultados.
Lo que padecemos hoy en educación y salud es terrible como perspectiva de futuro. La sanidad va dejando damnificados por todos los sectores, que son aquellos que mueren sin ser atendidos, aquellos que empeoran tras las largas esperas y los que carecen de tiempo para realizar diagnósticos eficaces. Los resultados los vemos cada día en las quejas de personal sanitario y de pacientes. Somos, en cambio, el país del mundo que toma más ansiolíticos.
El sector habla directamente de "maltrato" laboral. Pero este maltrato es también una forma de agresión a la ciudadanía. En un país envejecido, la necesidad de una asistencia de calidad es absoluta.
Hablamos de Madrid, que tiene su especificidad sanitaria por la población. Pero podría hacerse de otras comunidades que padecen igualmente esta fiebre de la contención del gasto que luego, desgraciadamente se pierde por otras vías muchos más rentables para la popularidad e intereses políticos.
Los buenos gestores parece que no lo son tanto. Reducirlo todo no es una "política", es solo una estupidez, pero una estupidez a la que le gusta presumir de "liberal". Sanidad y Educación no son campos de recortes, sino de ampliación, de mejora constante porque mantienen cuerpo y mente de la ciudadanía. Lo demás es palabrería. Luego llega cualquier sinvergüenza y se embolsa "liberalmente" 6 millones de euros "p'a la saca", aprovechándose de nuestra estupidez.
* "Indignación ante el nuevo protocolo de Madrid que permite tener centros de salud sin médicos: "Es una vergüenza"" RTVE.es 17/06/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220616/indignacion-nuevo-protocolo-madrid-permite-centros-salud-sin-medicos/2372902.shtml
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