sábado, 4 de junio de 2022

¿Por qué Rafael Nadal es querido por todos?

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Ante la falta actual de ejemplos públicos que padecemos, salvada por casos como los de Malala o Greta en terrenos diferentes, la figura de Rafael Nadal ha adquirido una relevancia importante en las redes sociales y en los medios. Es una explosión de "nadalismo", algo poco frecuente porque afecta a múltiples dimensiones de su personalidad y trayectoria histórico deportiva.

La explosión de admiración y respeto comenzó a manifestarse de la manera habitual, por el número de trofeos acumulados en su carrera, adelantando a otros competidores por ese título cuyos récords son muy difíciles de alcanzar, ya que requieren una constancia que supone un esfuerzo de décadas. Ayer Rafael Nadal cumplió 36 años, algo que le sitúa con una doble vertiente que sus rivales no han tenido, la de haber sido un joven precoz en la consecución de títulos y la de ser, en el otro extremo, un grandioso veterano que deja en el camino a personas mucho más jóvenes que él. Saltan muchos a la pista con la esperanza de usar la energía de la juventud y se encuentran con otro tipo de energía, la del esfuerzo mental por ganar cada punto, sin flaquear ni un momento.

Pero no creo que haya sido solo los títulos ganados, que indudablemente centraron el foco en él. El conocimiento de los dolores que sufre en su pie, el hecho de convivir con el dolor convirtiendo cada partido en un doble combate contra el oponente y contra su propio dolor, ha dado una imagen de superación que le ha llevado a ser observado con un enorme respeto. La descripción por parte de los médicos de que le tratan, saber que no es una lesión recuperable, sino un dolor que le acompañará en su vida y que está ahora presente en cada golpe que da, ha generado una segunda capa de admiración.

La tercera es la gratitud. Lejos de tratar de ignorar lo vivido, Rafael Nadal da gracias por los momentos que le han llevado al presente. La idea de que cada partido que juega puede ser el último en la pista de Roland Garros se convierte en una rememoración agradecida por los momentos vividos en ella. Nadal vive en equilibrio entre pasado, presente y futuro. Da gracias por el pasado, sufre agradecidamente en el presente y desea un futuro en el que poder disfrutar de cada día. Ningún título vale lo que la felicidad y es a eso a lo que aspira, no a otra cosa. Cualquier récord puede ser batido, como él ha superado los de los demás, pero la vida sigue hacia otras metas igualmente satisfactorias. Pocas veces se habla con tanta naturalidad del abandono de la vida deportiva profesional como lo está haciendo Nadal. Con ello establece las prioridades, dejándolas claras. Las cosas que hacemos en la vida no son la vida, algo que continuamos momento a momento.

Pero hay una cuarta capa. Me refiero a algo que escases, el saber estar. La vida de Rafa Nadal se ha ido llenando de momentos, de pequeños detalles que circulan mostrando la humanidad de la persona. Son detalles como ir a interesarse por un pelotazo dado a una recogepelotas, su conversación con una niña que salta a la pista a hablar con él, su forma respetuosa de vivir los puntos o de hablar de sus contendientes.

El tenis ha cambiado mucho en los últimos años. Se ha vuelto mucho más agresivo en muchos sentidos. Vemos a jugadores de primer nivel rompiendo raquetas o teniendo comportamientos poco respetuosos en la pista al hablar con jueces, con los rivales y hasta con el público. No vemos esto en Nadal. Si en todo deporte se debe mantener respeto hacia los oponentes y el público, muchos de los nuevos jugadores parecen querer destacarse por unos modos poco respetuosos, carentes de control. Son unas formas poco educadas que acercan al tenis a otros deportes donde son frecuentes. Por algún extraño motivo, el tenis ha mantenido un respeto por las formas que se ha ido perdiendo.

Hace unos días se recogían unas palabras de la que jugará la final de Roland Garros, la polaca Iga Świątek, número uno de la WTA. Decía que Rafa Nadal era su ídolo como jugador y como persona. Creo que es esta dualidad, este juego entregado y virtuoso y este saber estar ejemplar lo que le ha granjeado este nivel de cariño más allá de la admiración o reconocimiento a sus virtudes. La jugadora polaca lo ha señalado con claridad: "Rafa me inspira en todos los aspectos, tanto dentro como fuera de la pista. Es muy humilde y con los pies en la tierra, siempre te saluda y se ve que el éxito no ha hecho que cambie, es la misma gran persona. Es impresionante."*

Finalmente, el más complicado: la humildad. Cuando todos te aplauden, no es fácil mantener la humildad. No creo que haya visto un gesto de soberbia en Nadal, como sí se han visto en algunos otros campeones de estos últimos tiempos. De todas las virtudes, la humildad es de las más difíciles de mantener en el tiempo y Nadal lo ha hecho.

No sabemos si este partido, la próxima final de Roland Garros, será el último en París. Pero hay pocas dudas que, ocurra lo que ocurra, el respeto hacia su figura seguirá creciendo. Más allá de los récords de partidos ganados, está la talla humana. Esta ha ido creciendo desde el adolescente que ganaba sus primeros torneos (el quinto más joven en ganar Roland Garros) hasta uno de los más veteranos que podría ganarlo. Ese valor humano no aparece en ningún ranking, sino que lo hace en esos pequeños homenajes que cada día le rinden miles de personas en las redes reproduciendo sus gestos, deportivos y humanos por igual.

Nadal fue la imagen de la osadía como joven; hoy es la de la constancia y la entrega, el control, el saber estar, la humildad. Son virtudes que le acompañarán toda la vida y que los demás recordaremos en un mundo necesitado de ejemplos como el suyo.

 * Nacho Albarrán "Swiatek, la mayor fan de Nadal: "Me inspira en todos los aspectos"" AS 2/06/2022 https://as.com/tenis/2022/06/02/roland_garros/1654183817_528710.html

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