martes, 5 de abril de 2022

La pancarta

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La pitada del público lituano a los jugadores serbios del Estrella Roja de Belgrado de baloncesto por negarse a sostener una pancarta con los colores de Ucrania y el lema "Stop War" nos dice ya algo sobre el mapa europeo que se avecina. Es un gesto que representa dos Europas, una que mira hacia Ucrania desde el rechazo a lo que Rusia supone y demuestra, y otra Europa que mira hacia el Este o, para ser más preciso, hacia una forma putinesca de ver la vida política y las relaciones internacionales.

Es evidente que los dos modelos son incompatibles y que las fricciones que se pueden producir en estos próximos meses, años y décadas van a ir más allá de las pitadas en las canchas de baloncesto, los campos de fútbol o piscinas, por citar ejemplos solo del campo deportivo.

La cuestión se plantea ahora con la victoria de Orbán en Hungría y con la de Alexander Vucic en Serbia, dos gobiernos que mantienen lazos fraternales con el modelo ruso de Vladimir Putin. Las victorias de ambos líderes muestran un estado de opinión cuyo reflejo, el gesto de no querer sostener una pancarta en una cancha de baloncesto lituana, adquiere plena expresión.

Creo que necesitamos un análisis mucho más detallado del estado y motivaciones de ciertos países en Europa ante lo que puede significar este tipo de vínculos con Rusia e imágenes que existen en las diversas sociedades.


En ocasiones hemos tratado aquí el doble lenguaje en ciertos países en los que se maneja una imagen de Europa y de lo que representa ante las propias opiniones públicas. Europa no es "Europa", son los "burócratas de Bruselas", como le gustas transmitir a Víctor Orbán, por ejemplo.

Es difícil entrar en la psicología, por decirlo así, de pueblos que fueron invadidos y reprimidos por la Unión Soviética durante décadas, que fueron absorbidos por ella y dirigidos por personajes títeres de Moscú. La idea inicial sería el rechazo hacia esa relación que les sojuzgó en su momento y de la que la Europa democrática sería el contrapunto. Pero, como vemos, hay algo que falla.

La realidad es que estos países han quedado profundamente divididos en lo que llamamos "prorrusos" y los "proeuropeos", de modelos distintos de forma de pensar y de orientación futura.

¿Cuáles son las causas de la simpatía hacia los que los invadieron y dominaron? Las ayudas de Putin hacia los dirigentes que manifiestan lazos positivos con Rusia es una de ellas. Pero necesariamente tiene que haber más. El fenómeno de los "rusófonos" y prorrusos nos revela cómo la invasión rusa fue algo más, una técnica colonial que "rusificaba" determinadas zonas expandiendo el imperio ruso soviético, tal como los zares habían hecho. Recordemos, por ejemplo, que los norteamericanos tuvieron que comprar Alaska a los rusos, en 1867. Es un ejemplo de cómo el imperio ruso ha tendido siempre a la expansión, que implica la toma de tierras y su repoblación, desplazando a los habitantes existentes y reemplazándolos por colonias que ocupan un territorio en el que acaban asentándose. Lo que hace hoy Israel, desplazando y repoblando con colonos que se asientan en esas tierras es lo más parecido a la táctica rusa de "rusificación". Los británicos no se mezclaban en la expansión del imperio, de tal forma que cuando se retiraban lo que quedaba era poco. Habían surgido movimientos nacionalistas; el modelo ruso creaba "nacionalistas rusos" dentro de otros países, los que hoy llamamos "prorrusos".

Pero esta explicación funciona para ciertas zonas, como el Dombás, pero no lo explica todo. Hay lazos, por ejemplo, con Rusia a través de la Iglesia Ortodoxa de Moscú. Es otra forma de vínculo. Como sabemos, el apoyo de la jerarquía religiosa de Moscú a la invasión ha sido nítido. Nos explica porqué anteriormente la Iglesia Ortodoxa Ucraniana se separó de Moscú y decidió, tras trescientos años de relación dependiente con Rusia, relacionarse con Turquía. En 2019, la Deutsche Welle nos daba cuenta de la separación explicando:

La Iglesia ortodoxa de Ucrania estaba vinculada a la de Rusia desde 1686 y a los intentos de separación ha respondido la jerarquía ortodoxa de Moscú con una férrea oposición.

Epifanio ha rechazado las acusaciones de que la concesión de la autocefalia se deba a motivos políticos y afirmó que su país "iba en esa dirección durante los últimos 30 años".

La búsqueda de esa independencia, en cualquier caso, se ha intensificado tras la anexión por parte de Rusia de la península ucraniana de Crimea y el apoyo de Moscú a milicias separatistas en el este de Ucrania.*

Era una forma más de romper con los lazos creados por Rusia para entretejer la vida de los territorios a los que se llegaba y de los que se tomaba posesión mediante este tipo de acciones. Basta comprender el uso que Putin ha hecho de la Iglesia Ortodoxa como apoyo para comprender la conexión que los propios zares aprovecharon para mantener a las poblaciones controladas y sumisas, obedeciendo a una autoridad de orden divino, por la gracia de Dios y contra la que se condenaba cualquier insurrección.

El modelo ruso es antiguo, carece de cualquier atisbo de modernidad. Es imperial y usas sus técnicas interiores y exteriores. Establece alianzas interesadas con otros dictadores y se garantizan apoyos, tal como hicieron las dictaduras árabes, prometiéndose no apoyar en sus territorios a los disidentes de otros miembros del club. "Tú reprimes a mis disidentes y yo reprimo a los tuyos", es el acuerdo.

Pero tiene que haber otros aspectos. Es importante que Europa haga examen de conciencia y vea en que se ha equivocado para que una parte importante de las poblaciones de estos países, en ocasiones la mayoritaria, se deje seducir o incluso añore el tiempo de la ocupación rusa. ¿No hemos sido capaces de ofrecer algo mejor o quizá lo que hemos ofrecido no ha tenido el atractivo suficiente para alejarse del modelo ruso?

La pregunta es, en términos directos, ¿por qué no se sienten "más europeos" polacos, húngaros, serbios, entre otros, y se sienten proclives hacia las políticas de Moscú de la mano de Putin?

No es una pregunta fácil de responder y requeriría prestar más atención a los detalles de su comportamiento y del nuestro. Puede que sobre esos detalles, muchas veces despreciados por pequeños, se haya construido una animadversión hacia Europa, de la que esperaban algo que finalmente no tuvieron. Hay que analizar el atractivo de estas opciones nacionalistas, populistas, autoritarias, que van desmantelando el estado de derecho controlando los poderes, etc. frente a las democracias que tenemos, que se ven también amenazadas por tendencias igualmente autoritarias. Si Europa se percibe como una serie de intereses escondidos de determinados países, no es fácil mantener una armonía popular. Muchas veces pensamos en términos de gobiernos o sistemas, cuando deberíamos dirigirnos a lo básico, los habitantes de esos países a los que es fácil seducir diciendo que nadie atiende realmente a sus problemas.

La pancarta de Lituania es un ejemplo de la división europea, más allá de la Unión. Habrá que desarrollar algún tipo de políticas para reforzar la unidad, algo que se ve atacado y debilitado desde hace tiempo y cuyo ejemplo más notable es la salida de Reino Unido con el Brexit. Entonces, unos pocos lograron sacar a Reino Unido de la Unión Europea, cuyos efectos están pagando con creces los británicos. Pero es obvio, y llevamos años señalándolo, el interés de unos y otros en desmembrar la Unión. Las tensiones actuales dejan en evidencia los intereses de unos países sobre otros y la dificultad de llegar a una política conjunta; esto es debido, sobre todo, a la desigualdad creciente que se ha ido generando entre los países miembros, algo que no debería haberse producido, pero que sin embargo ha ocurrido.

La necesidad de indagar y corregir errores, de plantear nuevas políticas, es urgente si no queremos que esto se complique más. Puede ser ya tarde.

¡Solidaridad con el pueblo ucraniano!

El País 5/01/2019

* "Iglesia ortodoxa de Ucrania formaliza su separación de Rusia" Deutsche Welle 5/01/2019  https://www.dw.com/es/iglesia-ortodoxa-de-ucrania-formaliza-su-separaci%C3%B3n-de-rusia/a-46967050

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