sábado, 25 de diciembre de 2021

Peligros del espacio exterior

Joaquín Mª Aguirre (UCM)


No sé si el "reglamentismo" es una de nuestras virtudes o uno de nuestros defectos. Desde luego, lo que sí está claro es lo que nos gusta discutirlo todo. 

Sabemos que las palabras no lo dicen todo y que son muchas veces interpretables. Para eso se nos ha dotado de una cosa llamada "sentido común". En las leyes, por ejemplo, se apela a su "espíritu" para resolver las dudas que determinados aspectos pudieran suscitar. Ese "espíritu" tiene que ver con la "intención" de la norma y la "ocasión", es decir, el contexto en el que se tratan de aplicar. Lo importante es que ese "espíritu", que es el del bien común o el de evitar el mal (no es lo mismo), debe tenerse en cuenta. Se supone que las leyes, normas, etc. buscan lo positivo para evitar males, que buscan nuestra protección y seguridad. Elemento esencial es la buena voluntad interpretativa, es decir, no retorcer las normas hasta hacerlas irreconocibles o pensar que buscan nuestro mal. Pero en nuestra lucha continua contra las normas esto es demasiado sencillo,

Una vez que se ha establecido la "norma" del uso de las mascarillas en exteriores se ha desencadenado una tormenta de tonterías y sinsentidos lanzada especialmente por los opositores políticos y los negacionistas chistosos, además de esa especie extraña que son los medios cuando les da por indagar en las tonterías y tomarlas en serio.

Unos discuten si la medida de las mascarillas es "adecuada", si se queda corta o habría que ampliarla; otros señalan que llega tarde, aunque más vale tarde que nunca. De nuevo, políticos, expertos y tertulianos se lanzan a los rincones poco iluminados de la norma para establecer sus pegas.

El problema se plantea cuando se le da a "exteriores" un sentido absoluto que no tiene. En un sentido, los exteriores están claros, pues el sentido de la norma es evitar los contagios "Si estoy solo en el campo, paseando", decía un señor en un canal televisivo al ser preguntado, "no, no me la pongo". Algún malintencionado y estricto vigilante podría seguirle con un dron, fotografiarlo y ponerle una denuncia por que "iba sin mascarilla en exteriores". Podría ocurrir, pero afortunadamente es poco probable.

Para los "anti normas", "anti sistema" y negacionistas, sin embargo, todo se centra en esa posibilidad y otras del mismo corte. "¿Y si estoy en el Moncayo?", preguntan. ¿Y si mi sherpa es o no de la misma "unidad familiar"? ¿Y si nos hemos hecho test antes de subir? ¿Y si no pensamos bajar del Himalaya en seis meses? La casuística se desborda.

Telemadrid abril 2020

Este bizantinismo pandémico ha sido planteado por los mismos de siempre desde el comienzo de todo esto. ¿Recuerdan las preguntas sobre las mascotas? ¿Sobre los niños? Recuerdan: ¿si hay custodia compartida, cómo se considera la distancia del domicilio familiar? ¿Cuántas personas pueden acompañar a los niños?... Miles de preguntas lanzadas al aire cuya función no era informar mejor, sino sembrar la confusión especulativa en la gran mayoría de los casos.

El mundo y sus posibilidades se esparcían ante nuestros ojos en un sinfín de preguntas que saltaban a nuestros oídos desde todos los puntos. El objetivo no era otro que boicotear la eficacia de las medidas, algo que no ha dejado de ocurrir desde el comienzo de la pandemia por intereses diversos de unos y otros. La resistencia ha existido desde el principio en todos los planos. Ya fuera por hacer concursos de ingenio o por meter palos en las ruedas de los gobiernos responsables, lo cierto es que nuestras neuronas se han dedicado más a cómo incumplir que a cómo librarnos de esto.

En RTVE.es leemos el titular "España retoma la mascarilla obligatoria en la calle: ¿cuándo hay que llevarla? ¿Quién está eximido? ¿Habrá multas?" Tal como se plantea el asunto, los mejor es salir con mascarilla y abogado o, en su defecto, asesor jurídico online (un negocio por explotar) para resolver dudas: 

¿Cuándo habrá que llevar la mascarilla?

En interiores, como comercios, o bares y restaurantes siempre que no se esté consumiendo, en los transportes y ahora también al aire libre, incluso si se puede mantener una distancia de más de 1,5 metros. Será obligatoria "en cualquier espacio al aire libre de uso público o que se encuentre abierto al público", según se puede leer en el BOE, lo que implica que habrá que llevarla en la calle, en parques y, por regla general, en cualquier espacio abierto, salvo ciertas excepciones que recoge el decreto. Como ha resumido Darias, "cada vez que salgamos, tenemos que ir con ella puesta".*

 


He visto personas sin mascarillas ante una taza de café o una cervecita eternos. Cuando se te acerca alguien, das un ligero sorbito y sigues como si nada. Algunos han desarrollado el arte de detener el tiempo ante un vaso de agua. Ellos cumplen la norma a su manera o, si se prefieren, la incumplen de forma adecuada. Es una especie de pulso de ingenio para saltarse las normas. Como recompensa a su ingenio, las UCI están llenas de este tipo de personas.

En cuanto a las distancias, no hay que recurrir a la Relatividad para saber que todo el universo se mueve, que ahora estás a dos metros y nos segundos después a centímetros, que no se sabe muy bien quién se ha acercado a quien, que tú estabas a la distancia correcta pero fue el otro el que se movió, señoría. 

¿Cuándo me la podré quitar?

Se establecen dos excepciones para la obligatoriedad de la mascarilla. No será necesario llevarla en exteriores "durante la práctica de deporte individual" ni tampoco "durante la realización de actividades que no sean de carácter deportivo, pero se realicen en espacios naturales". Todo ello siempre que se pueda mantener la distancia de más de 1,5 metros con otras personas no convivientes.*


De nuevo volvemos a lo del "deporte individual", que traducido al español coloquial significa ponerse un chándal, coger una botellita de plástico y levantar un poco los brazos si se acerca alguien. En el caso de actividades "que no sean de carácter deportivo pero se realicen en espacio naturales", la imaginación se desborda y, estrictamente, significa que todo lo que se pueda hacer exime de la mascarilla, desde fumarse un cigarro hasta practicar cantos tiroleses. Todo es papel mojado, porque lo que cuenta realmente es el metro y medio de distancia que obliga a ponerse de nuevo la mascarilla. ¿Había que dar tantas vueltas para esto? 

Pero mi parte favorita es la siguiente: 

También se la podrán quitar quienes viajen en barco cuando entren en un camarote individual, una excepción que ya recogía la Ley 2/2021, de 29 de marzo de 2020, que hacía obligatoria la mascarilla por primera vez. Sin embargo, la mascarilla volverá a ser obligatoria en cubierta, incluso si hay distancia, a diferencia de lo que recogía el último decreto, del pasado junio.* 


¿Y si hay tifones, vientos huracanados, olas gigantes? Y durante un naufragio ¿es obligatoria la mascarilla? ¿Se puede uno quitar la mascarilla en un bote salvavidas?, ¿vale con la quirúrgica o hace falta la FFP2? 

Las cuestiones candentes sobre el uso me bombardean sin piedad y, como yo, me imagino que todos los españoles estarán revisando todas las posibilidades del uso de mascarillas en ese espacio definido como "exterior".

Antes el "espacio exterior" estaba camino de la Luna, planetas de nuestro sistema solar y más allá. Ahora el "espacio exterior" se nos ha hecho asfixiantemente próximo, claustrofóbicamente legalizado al milímetro. Desde esta perspectiva, cualquier error puede ser fatal, aunque no se paguen luego las multas, que esa es otra. El tercer término del titular de RTVE.es se pregunta "¿habrá multas?", cuestión tan esencial como si existe un "más allá" o si "habrá vida fuera de la Tierra". 

Bromas aparte, me resulta difícil pensar que todas estas discusiones se puedan estar produciendo en el pico elevadísimo que tenemos hoy en este país, que todo esto no sea más que para discutir sobre medidas que tratan de evitar nuestros contagios. Las habrá mejores o peores, adecuadas o tardías, pero lo que nos jugamos no es el "poder" sino la vida misma, por más que muchos lo aprovechan para lo suyo. Sus decisiones sobre el estado de la cuestión, del momento y de la mayor seguridad acabarán en sus manos. ¡Decida bien, que es mucho lo que nos jugamos!

Que sea su sentido común el que le diga cuándo debe usar esa mascarilla que le protege, sí o sí, si la tiene donde debe y a la distancia adecuada.  Todos vemos cada día cómo se comportan algunos.

Se me hace muy cuesta arriba pensar que todo nuestro ingenio se nos va en discutir sin fin y en el incumplimiento de las medidas que se toman por un incumplimiento previo que nos ha traído una nueva ola, algo que debe producir un extraño placer en las mentes de quienes lo practican.  Hay gente para todo.

 

 

* "España retoma la mascarilla obligatoria en la calle: ¿Cuándo hay que llevarla? ¿Quién está eximido? ¿Habrá multas?" RTVE.es 24/12/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211224/cuando-llevar-mascarilla-exteriores-excepciones/2243561.shtml

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