Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Puede
sorprender el titular que la CNN le ha puesto al vídeo de una de sus noticias: "How
close is the US to civil war? Closer than you think, study says"* Su resumen es el siguiente: «CNN's Michael
Holmes talks with Professor Barbara Walter of the University of California San
Diego about her work on a task force that tries to predict where outside the US
a civil war is likely to break out. Walter says the two best predictors of
whether violence is likely to occur currently exist in the US and have emerged
at a "surprisingly fast rate."»
De las
guerras se está hablando todos los días, de Ucrania a los posibles conflictos
de China con Taiwán, India o Japón. Forman parte del análisis tradicional de
las relaciones exteriores y de los conflictos históricos no resueltos o que se
reavivan pasado el tiempo. Luego se producen una sí y otras no.
De las guerras
civiles, en cambio, se habla mucho menos, especialmente en los países
democráticos como es el caso de los Estados Unidos. Pero precisamente uno de
los parámetros que se evalúan en el diagnóstico es la pérdida de los valores
democráticos, como se señala por la profesora Walter en la entrevista. Lo que
han hecho con el estudio es aplicar a los Estados Unidos el mismo tipo de
análisis que se aplica a otros países y entonces es cuando han saltado la sorpresa
y las alarmas.
¿Es un
mero ejercicio académico? Desde fuera nos resulta difícil pensar en una guerra
civil norteamericana. Pero la forma en que están viviendo su propia realidad
puede ser muy distinta. Los rótulos de la cadena hablan la entrada en un "territorio
político peligroso", que es una forma metafórica de expresar los
movimientos que se están produciendo.
El
deterioro de la vida norteamericana lleva su propio ritmo. El asalto del 6 de
enero al Capitolio no es un episodio folclórico. Implica un enorme salto dentro
de ese territorio peligroso. Es un episodio en una serie en la que el racismo
se ha incrementado dando lugar al movimiento "Black Lives Matter!" y
donde los jueces acaban de absolver a un joven que fue "a defender la
democracia" matando a varios manifestantes. Es decir, se puede matar por
libre a personas que se manifiestan. El asunto lo vimos aquí hace unos días y
cómo al joven héroe le llueven los elogios y ofertas de trabajo por el espectro republicano del país. El nuevo
héroe es un "vigilante", alguien que mata para evitar que los "otros",
los "enemigos de América", la deterioren. En estos años hemos
asistido a este tipo de episodios, casos de absolución vergonzosa de personas
que mataban a ciudadanos indefensos por el hecho de pasear por la calle y ser
"percibidos" como amenazas. No fue otro el caso que dio lugar al
"Movimiento de las Capuchas" tras el asesinato de un joven
afroamericano cuyo mayor delito fue ser enviado por su madre a comprar. El
asesinato de George Floyd pisándole el cuello hasta su muerte indignó a la
mitad del país. Hemos visto llorar hace un par de días a la agente de Policía
que mató a otra persona por confundir su "táser" con la pistola
reglamentaria. Por muy sentido que sea su llanto, son mucho más sentidos los de
los familiares y amigos.
Son
demasiados casos; son demasiadas tropelías avaladas por el sistema en la
mayoría de los casos, que aplauden estas acciones y corren a repetirlas en un
país armado hasta los dientes, en donde cada caso acelera e intensifica la
compra de más armas. El asesinato hace unos días de varios alumnos en la
escuela a cargo de un adolescente al que los padres habían regalado una pistola
todavía está caliente.
Todo esto dibuja un escenario, pero es solo la parte social. La parte política es mucho peor, con una polarización social que no se recuerda. La llegada de Trump al poder tras los dos mandatos de Barack Obama ha sido un intensificador del odio y el enfrentamiento. Que el país más poderoso de la Tierra esté en manos de un psicópata es una gran desgracia y un riesgo para la totalidad del planeta, pero es solo una parte en comparación para el daño que hizo a su propio país. Sus más de 70 millones de votantes, gente que le conocía y por eso le votó, son el signo más claro de lo ocurrido. Hemos hablado mucho estos años de Trump. No podía ser de otra forma dado el efecto dañino y distorsionador de la política que desarrolló en los cuatro años de mandatos. Trump ha subvertido la confianza en las instituciones. Su personalismo egocéntrico y narcisista le ha llevado a pisotear los principios de la democracia y abandonarse a una especie de cesarismo patológico que ha arrastrado a fanáticos de todo el país.
No tiene
sentido especular sobre si está bien o mal, si es posible o no. Lo que importa
es que hay ese sentimiento más allá de los indicadores. "Zona de
riesgo" es una especie de eufemismo pero que oculta la gravedad de la
situación.
Durante
muchos años, los países han mirado hacia los Estados Unidos como una referencia
democrática. Me temo que esto se ha invertido y que ahora debemos contemplar lo
que allí ocurre con intranquilidad y viendo lo que hay que evitar. Estados
Unidos no solo es una "referencia", sino también una
"influencia", para bien y para mal.
El
modelo de política que siguen muchos países ahora, basado en un enfrentamiento
radical y en una polarización social lograda a base de manipulación
informativa, tiene su origen en los Estados Unidos. De allí están saliendo
grupos y personas dedicados a expandir la peste del populismo, encontrando
respaldo, teórico y práctico, para sus manipulaciones.
Hay que
repasar el tiempo Trump para
comprobar cómo ese nacionalismo conllevaba el cierre de los organismos globales
de supervisión (militar o climática) para desarrollar un unilateralismo
amenazante, basado en el cobro de servicios e imposición de condiciones.
Parte
de este tiempo ha estado dedicado a remover los cimientos democráticos, la
confianza en las instituciones y en socavar los mecanismos de relevo político.
Los efectos sobre la democracia han sido nefastos y el hecho que los
indicadores muestren que están en "zona de riesgo" ya es
suficientemente preocupante. Y esto nos afecta a todos.
Podemos creer que se trata de un simple ejercicio académico de evaluación, pero el hecho mismo de que se haya hecho ya es relevante y, por supuesto, preocupante.
* "How
close is the US to civil war? Closer than you think, study says" CNN 20/12/2021
https://edition.cnn.com/videos/politics/2021/12/20/us-civil-war-study-barbara-walter-intvu-intl-ovn-vpx.cnn
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