lunes, 20 de diciembre de 2021

En zona de riesgo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Puede sorprender el titular que la CNN le ha puesto al vídeo de una de sus noticias: "How close is the US to civil war? Closer than you think, study says"* Su resumen es el siguiente: «CNN's Michael Holmes talks with Professor Barbara Walter of the University of California San Diego about her work on a task force that tries to predict where outside the US a civil war is likely to break out. Walter says the two best predictors of whether violence is likely to occur currently exist in the US and have emerged at a "surprisingly fast rate."»

De las guerras se está hablando todos los días, de Ucrania a los posibles conflictos de China con Taiwán, India o Japón. Forman parte del análisis tradicional de las relaciones exteriores y de los conflictos históricos no resueltos o que se reavivan pasado el tiempo. Luego se producen una sí y otras no.


De las guerras civiles, en cambio, se habla mucho menos, especialmente en los países democráticos como es el caso de los Estados Unidos. Pero precisamente uno de los parámetros que se evalúan en el diagnóstico es la pérdida de los valores democráticos, como se señala por la profesora Walter en la entrevista. Lo que han hecho con el estudio es aplicar a los Estados Unidos el mismo tipo de análisis que se aplica a otros países y entonces es cuando han saltado la sorpresa y las alarmas.

¿Es un mero ejercicio académico? Desde fuera nos resulta difícil pensar en una guerra civil norteamericana. Pero la forma en que están viviendo su propia realidad puede ser muy distinta. Los rótulos de la cadena hablan la entrada en un "territorio político peligroso", que es una forma metafórica de expresar los movimientos que se están produciendo.


El deterioro de la vida norteamericana lleva su propio ritmo. El asalto del 6 de enero al Capitolio no es un episodio folclórico. Implica un enorme salto dentro de ese territorio peligroso. Es un episodio en una serie en la que el racismo se ha incrementado dando lugar al movimiento "Black Lives Matter!" y donde los jueces acaban de absolver a un joven que fue "a defender la democracia" matando a varios manifestantes. Es decir, se puede matar por libre a personas que se manifiestan. El asunto lo vimos aquí hace unos días y cómo al joven héroe le llueven los elogios y ofertas de trabajo por  el espectro republicano del país. El nuevo héroe es un "vigilante", alguien que mata para evitar que los "otros", los "enemigos de América", la deterioren. En estos años hemos asistido a este tipo de episodios, casos de absolución vergonzosa de personas que mataban a ciudadanos indefensos por el hecho de pasear por la calle y ser "percibidos" como amenazas. No fue otro el caso que dio lugar al "Movimiento de las Capuchas" tras el asesinato de un joven afroamericano cuyo mayor delito fue ser enviado por su madre a comprar. El asesinato de George Floyd pisándole el cuello hasta su muerte indignó a la mitad del país. Hemos visto llorar hace un par de días a la agente de Policía que mató a otra persona por confundir su "táser" con la pistola reglamentaria. Por muy sentido que sea su llanto, son mucho más sentidos los de los familiares y amigos.


Son demasiados casos; son demasiadas tropelías avaladas por el sistema en la mayoría de los casos, que aplauden estas acciones y corren a repetirlas en un país armado hasta los dientes, en donde cada caso acelera e intensifica la compra de más armas. El asesinato hace unos días de varios alumnos en la escuela a cargo de un adolescente al que los padres habían regalado una pistola todavía está caliente.

Todo esto dibuja un escenario, pero es solo la parte social. La parte política es mucho peor, con una polarización social que no se recuerda. La llegada de Trump al poder tras los dos mandatos de Barack Obama ha sido un intensificador del odio y el enfrentamiento. Que el país más poderoso de la Tierra esté en manos de un psicópata es una gran desgracia y un riesgo para la totalidad del planeta, pero es solo una parte en comparación para el daño que hizo a su propio país. Sus más de 70 millones de votantes, gente que le conocía y por eso le votó, son el signo más claro de lo ocurrido. Hemos hablado mucho estos años de Trump. No podía ser de otra forma dado el efecto dañino y distorsionador de la política que desarrolló en los cuatro años de mandatos. Trump ha subvertido la confianza en las instituciones. Su personalismo egocéntrico y narcisista le ha llevado a pisotear los principios de la democracia y abandonarse a una especie de cesarismo patológico que ha arrastrado a fanáticos de todo el país.


¿Existen posibilidades de un enfrentamiento civil en los Estados Unidos? Lo que dice el estudio es que aplicando al país lo mismo que se aplica a otros para determinar el riego de confrontación civil, los indicadores son muy altos, que se encuentra en zona de riego.

No tiene sentido especular sobre si está bien o mal, si es posible o no. Lo que importa es que hay ese sentimiento más allá de los indicadores. "Zona de riesgo" es una especie de eufemismo pero que oculta la gravedad de la situación.

Durante muchos años, los países han mirado hacia los Estados Unidos como una referencia democrática. Me temo que esto se ha invertido y que ahora debemos contemplar lo que allí ocurre con intranquilidad y viendo lo que hay que evitar. Estados Unidos no solo es una "referencia", sino también una "influencia", para bien y para mal.

El modelo de política que siguen muchos países ahora, basado en un enfrentamiento radical y en una polarización social lograda a base de manipulación informativa, tiene su origen en los Estados Unidos. De allí están saliendo grupos y personas dedicados a expandir la peste del populismo, encontrando respaldo, teórico y práctico, para sus manipulaciones.


Podemos decir —muchos teóricos de diversas tendencias lo hacenؙ— que existe una crisis democrática, una preocupante falta de entusiasmo. La cuestión está en saber si esa crisis se produce por sus propias condiciones o si, por contra, existen intereses en derribarla y convertirla en una posibilidad desechada de convivencia en favor de modelos autoritarios. El ascenso del autoritarismo en todo el mundo es un hecho. Cada vez hay más personas que no están dispuestas a convivir, sino a dominar. Para ello, el nuevo sistema de redes permite difundir los mensajes y articular los modelos. La llamada reciente de nuestro populista oficial clamando por la "unión de los patriotas" del mundo parece avisarnos de que la democracia está cuestionada en el nombre de principios con los que buscan arrasar las condiciones globales. Lo que evitan señalar es que la retirada propugnada por Trump y los suyos hacia sus propios confines va acompañada de una forma de dominación imperialista donde es la fuerza la que determina la posición jerárquica alcanzada.

Hay que repasar el tiempo Trump para comprobar cómo ese nacionalismo conllevaba el cierre de los organismos globales de supervisión (militar o climática) para desarrollar un unilateralismo amenazante, basado en el cobro de servicios e imposición de condiciones.

Parte de este tiempo ha estado dedicado a remover los cimientos democráticos, la confianza en las instituciones y en socavar los mecanismos de relevo político. Los efectos sobre la democracia han sido nefastos y el hecho que los indicadores muestren que están en "zona de riesgo" ya es suficientemente preocupante. Y esto nos afecta a todos.

Podemos creer que se trata de un simple ejercicio académico de evaluación, pero el hecho mismo de que se haya hecho ya es relevante y, por supuesto, preocupante. 


* "How close is the US to civil war? Closer than you think, study says" CNN  20/12/2021 https://edition.cnn.com/videos/politics/2021/12/20/us-civil-war-study-barbara-walter-intvu-intl-ovn-vpx.cnn

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