Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Angela Merkel
se ha ido. Podemos analizar sus logros y fallos, pero creo que es más
importante mostrar la valoración conjunta que han hecho los parlamentarios al
aplaudirla, con la excepción de los de Iniciativa por Alemania, lo que puede
considerarse también como un logro positivo. También se nos ha mostrado su
salida del parlamento aplaudida en una doble fila por el personal, sí, los
funcionarios también la han aplaudido. Merkel ha sido Merkel, una personalidad
sin estridencias y llena de sentido común, hasta el último momento y así ha
sido despedida por prácticamente todos.
Merkel
es el reverso de la figura habitual que hoy tenemos en la política. Nuestra
política se basa en el grito, la negación y la ausencia de ideas, algo que
demuestran las hemerotecas cuando nos muestran a los políticos diciendo algo y
lo contrario poco después. Merkel ha sido Merkel.
Ha
actuado como alemana, pero también ha sido conciencia europea en muchos
momentos. No es fácil pensar en una sola idea de Europa, pero Merkel la ha
tenido y ha dado la cara al frente de una Alemania europeísta. Nos gustara o no
lo que decía, ha sido clara, lo que igualmente es de agradecer.
Si cada
país tuviera al frente a políticos como Angela Merkel, aunque fueran de
distinto signo, la política adquiriría otra dignidad y los ciudadanos se
sentirían más identificados con sus gobiernos, algo que apenas ocurre hoy.
Sobre todo, Merkel ha sido siempre clara. No tenías la impresión de que decía las cosas de cara a la galería. Nuestros políticos convierten la mayor nadería en algo trascendental, entendiendo por tal una subida del volumen de la voz y más aspavientos. Merkel no ha tenido que hacer recorridos turísticos por su país para salir en los medios los lunes. No ha tenido que disculparse tanto como Johnson por las tonterías de su gobierno o las propias; no ha tenido que convencer a los franceses de la autonomía de Francia, como Macron, ni recurrir a Gadafi para que le financiaran las campañas, como ocurrió con Nicolás Sarkozy. No hablemos ya del histrionismo de un Berlusconi, lo opuesto a la sobriedad de Merkel. No hablemos ya de presidencias como la de Trump u otros de la misma calaña populista, que han llevado a sus países a la confrontación nacional, una estrategia divisoria de desastrosos resultados.
Con Merkel y sus "grandes coaliciones" es posible hacer avanzar a un país en una dirección y no está política de amenaza continua de deshacer lo hecho por otros, una forma suicida y costosa de hacer política. Merkel ha sabido hacer de la estabilidad un valor y no del gobierno una aventura.
El último discurso de Merkel fue una llamada a la vacunación. No lo aprovechó para ir contra nadie sino para concienciar a los alemanes.
En RTVE
leemos: «Acaban los 16 años de la era Merkel, en los que los socialdemócratas
formaron parte de una gran coalición en la primera, tercera y cuarta
legislatura, mientras los liberales fueron los socios en la segunda. Merkel ha
asegurado que ahora se dedicará a descansar y a leer.»*
Todas las legislaturas tuvo que pactar, en tres de ellas formando la "Gran
Coalición", es decir, con la oposición mayoritaria. Esto no hubiera sido
posible si se hubiera dedicado a poner zancadillas en cualquiera de ellas o a
dar puñaladas por la espalda, como vemos, sin ir más lejos, en la España de
hoy.
"Descansar y leer" es un buen proyecto de
vida, creíble, para una persona que ha dedicado su vida no solo a la
"política", sino al "servicio a su país", dos expresiones
que cada vez están más distantes en la realidad.
Si hay que aprender algo de Angela Merkel es precisamente ese sentido de "servicio", algo que le quedaba clara a la gente. Merkel no ha sido Thatcher, la apodada "Dama de Hierro" precisamente por apretar lo que pudo. Merkel ha sido pragmática, buscando acuerdos, y clara expresando las ideas de lo que pensaba era mejor desde esa doble y no fácil tarea alemana y europea. Ha sabido mantener la harmonía posible para evitar extremos y desajustes. Merkel siguió la doctrina del "buen árbitro", hacerse notar poco, llamar la atención lo menos posible. Y esto, finalmente, es lo que se nota y valora, el valor de una vida política evitando sobresaltos.
Desde España, en un momento en que todo está
cuestionado, en que la política es gresca y malos modos, descalificación
continua, negación, la figura de Angela Merkel se ve como un deseable horizonte
al que nunca llegaremos. La llamada "nueva política" ha demostrado
ser peor que la "vieja", meramente escaparatista; una tensión que no cesa
y que busca en la elevación de las tensiones su captación de interés.
Merkel ha sido lo contrario del histrionismo que nos
caracteriza, de una política que pasa necesariamente por los asesores de
comunicación, por la falta de ideas y centrada toda ella en el envoltorio litigante.
Le deseamos a Angela Merkel ese descanso, plenamente
ganado, que se anuncia entre libros y hortalizas. Ha dicho que va a
cultivar su huerto, siguiendo las instrucciones del Cándido volteriano, como
forma de apartarse del mundanal ruido.
La echaremos de menos pronto.
* "El Parlamento alemán elige canciller a Olaf Scholz y pone fin a la era Merkel" RTVE.es 8/12/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211208/olaf-scholz-elegido-nuevo-canciller-alemania-bundestag/2237345.shtml
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