Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Al ejecutivo de Pedro Sánchez le ha tocado de todo: pandemias y volcanes, subidas de la energía, elevación desconocida de la inflación, crisis internas en el PSOE... pero especialmente hay dos reseñables, dos de tirar la toalla: las puñaladas por la espalda de sus socios (que se apuntan lo bueno y acusan al PSOE de todo lo malo), incluidas las campañas de autopromoción de figuras políticas con perspectivas caníbales y sucesorias, y, en segundo lugar, tener los peores socios del mundo para poder mantenerse. Me refiero en este último caso, evidentemente, a los constantes chantajes realizados por los "socios" nacionalistas e independentistas para sacarle todo lo que puedan y luego dejarle tirado. Esto se realiza ya con descaro y chulería, probablemente con risas en privado y señales de complacencia.
Lo ocurrido estos días con la Reforma Laboral, sacada adelante contra viento y marea, es un indicador de la debilidad gubernamental, no solo de su dependencia de los nacionalistas, sino del grado de dependencia que tiene en cada paso que intenta dar. Toda la prensa se hace eco de las pretensiones nacionalistas y de los avisos dados por la patronal:
Otra de las incertidumbres que acechan al presidente del Gobierno es la de los respaldos parlamentarios que requiere para avalar sus decretos, tanto el de la obligatoriedad de las mascarillas en el exterior como el de la nueva reforma laboral. Los habituales aliados de legislatura y de presupuestos del Ejecutivo, singularmente ERC, el PNV o EH Bildu, ya advierten de sus recelos ante esta reforma laboral pactada con la patronal y los sindicatos, sobre todo por la prevalencia de los convenios estatales sobre los autonómicos, lo que pondría en riesgo el refrendo del Congreso al decreto ley que el Ejecutivo prevé aprobar hoy. La dirección del PSOE, por boca de su portavoz, Felipe Sicilia, apeló ayer a que los grupos parlamentarios preserven y respeten “lo máximo posible” el difícil acuerdo fraguado entre el Gobierno y los agentes sociales.*
Gracias
a la debilidad del gobierno, a los grupos que presionan ya sea de corte
independentista o más a su izquierda les resulta muy rentable sus votos, los
más poderosos del arco parlamentario. Con muy poquito puedes presionar mucho,
sobre todo si no tienes segura tu propia espalda, es decir, tus socios.
Distinguir entre "socios" y "aliados" puede parecer una
sutileza, pero el problema se agrava cuando tampoco los puedes distinguir muy
bien de la "oposición". Creo que en algunos casos habría que habla de
"oposición" y de la "otra oposición" para describir mejor
la situación actual, fruto de esa debilidad manifiesta y visiblemente empeorable.
Es muy
significativo que sea en la Reforma Laboral donde se ha producido el problema o
amenaza. Lo es porque nos muestra dónde no quieren perder poder los independentistas,
que es en el territorio donde tienen sus propios sindicatos y controlan más o menos
a las patronales, especialmente en el País Vasco y Cataluña.
El presidente de la Patronal española lo ha dicho bien claro:
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha avisado de que la patronal se saldrá del pacto alcanzado con Gobierno y sindicatos sobre la reforma laboral si el texto acordado sufre modificaciones parlamentarias en su tramitación en el Congreso. "Lo pactado no se toca", ha insistido, para señalar que "el derecho laboral es muy técnico y muy complejo" y "cada coma es un mundo". "Llevamos nueve meses negociando, muchos días 14 horas", ha afirmado, para dejar claro que la CEOE no va a admitir cambio alguno.
Así lo ha asegurado Garamendi en Las Mañanas de RNE cuatro días después de que se alcanzara un acuerdo entre el Gobierno y los agentes sociales sobre la reforma laboral.
Garamendi ha dicho que hay "un acuerdo", que el texto "se está trabajando" y que los textos "siempre pasan por un control normativo de calidad", pero "en principio siempre reflejan" lo acordado y que le sorprendería "mucho" que no fuera así.**
La
debilidad gubernamental se traduce en avances por parte de los grupos que
buscan tensar la cuerda, especialmente en aquellos casos en los que se juegan
mucho, como es el control laboral, que es una fuente de poder local. Que
existan unos acuerdos que ellos "tengan" que aceptar, venidos de por encima, sencillamente no les gusta. No lo
ven en términos de "acuerdos", sino de pérdida de decisión y por ello
de poder. Puede quien decide y decide quien puede.
El
"lo pactado no se toca" de Garamendi es una prueba que le puede
costar caro a un gobierno débil, dando una muestra más ello y dejando las
grandes manifestaciones triunfales que tanto gustan a Sánchez en un celebración
precipitada.
El
temor a las 17 normativas que tengan preferencia sobre la nacional es
sencillamente la de hundirla porque dará poder especialmente a aquellos sindicatos o
patronales territoriales que no quieren verse bajo el "yugo" del
Estado.
Tampoco se entiende bien que la oposición estándar no acepte el acuerdo de patronal y sindicatos, porque con ello solo hace reforzar el valor de los pocos votos. Con esta oposición dada por hecha, las otras oposiciones, la de los aliados circunstanciales, salen ganando siempre. Pero está claro que es preferible decir "Sánchez nos ha vendido por los apoyos independentistas" que hacer algo sensato para frenar el disparate.
No hay nada peor que ser esclavo de uno mismo. Y así nos va a todos. Lo peor es que cuando se acaben los regalos y complacencias, saldrán los dientes afilados. Entonces solo se recordará la debilidad.
* Juan Carlos Merino "Sánchez asume nuevas incertidumbres tras el pacto laboral y de presupuestos" La Vanguardia 28/12/2021 https://www.lavanguardia.com/politica/20211228/7956354/sanchez-asume-nuevas-incertidumbres-pacto-laboral-presupuestos.html
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"Garamendi avisa que se saldrá del pacto de la reforma laboral si hay
modificaciones: "Lo pactado no se toca"" RTVE.es 27/2021 https://www.rtve.es/noticias/20211227/garamendi-avisa-saldra-del-pacto-reforma-laboral-si-hay-modificaciones/2244200.shtml
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